Dios quiere revelar su Amor Misericordioso a todos los hombres, a todos los corazones. Pero cuando Dios revela su Amor y Misericordia, algunos corazones, con mucha humildad, reciben este Amor Misericordioso; y otros corazones simplemente lo rechazan o son indiferentes.
También a Mí, José de Nazaret, Dios me reveló su Amor Misericordioso, y acepté este Amor, y al recibir este Amor la Reina Celestial cultivó ese Amor en Mí y Ella me condujo hacia el Corazón del Hijo.
Ese mismo camino, de ser un verdadero devoto de los Sagrados Corazones Unidos, es el que mi Casto y Amante Corazón viene a revelar a la humanidad y a la Iglesia. ( Llamado de Amor y Conversión del Casto y Amante Corazón de San José, Apostolado de los Sagrados Corazones)

V. El ángel del Señor se apareció en sueños a José.
R. Para que no repudiara a María.
Dios te salve, José, rico eres en gracia, el Señor es contigo.
Bendito tú eres entre todos los varones y bendito es el fruto del vientre de María, Jesús.
San José, padre del Hijo de Dios,
ruega por nosotros pecadores ahora
y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
V. José, hijo de David, no temas recibir a María, tu Esposa.
R. Pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo.
Dios te salve, José, rico eres en gracia, el Señor es contigo.
Bendito tú eres entre todos los varones y bendito es el fruto del vientre de María, Jesús.
San José, padre del Hijo de Dios,
Ruega por nosotros pecadores ahora
y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
V. Dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
R. Porque salvará a su pueblo de sus pecados.
Dios te salve, José, rico eres en gracia, el Señor es contigo.
Bendito tú eres entre todos los varones y bendito es el fruto del vientre de María, Jesús.
San José, padre del Hijo de Dios,
ruega por nosotros pecadores ahora
y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
V. Ruega por nosotros, glorioso Patriarca San José.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
OREMOS.
Sostenidos por el patrocinio del Esposo de tu Santísima Madre,
rogamos Señor de tu clemencia hagas que nuestros corazones,
despreciando todo lo terrenal, te amen,
a Tí, Dios verdadero, con perfecta caridad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Publicado por: Espiritualidad Josefina.