Jesús le explicó a Luisa Picarreta cómo se vivía en Nazaret y cómo en la Sagrada Familia reinaba la Divina Voluntad y 11 cosas que debemos aprender de la Sagrada Familia de Nazaret

Un día Jesús le explicó a Luisa cómo se vivía en Nazaret y cómo en la Sagrada Familia reinaba la Divina Voluntad. Jesús poseía con certeza el reino de su Voluntad en su vida escondida, porque María poseía su ‘Fiat’, él era su misma Voluntad Divina y San José en medio de estos mares interminables, ¿cómo habría podido no dejarse dominar por esta Santísima Voluntad?

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«José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y se llevó a María a su casa». En estas palabras está ya encerrada la misión que Dios le confía a José, la de ser custodio. ¿Custodio de quién? De María y de Jesús; pero es una custodia que se extiende luego a toda la Iglesia, como lo ha resaltado San Juan Pablo II: «San José, como tuvo cuidado amorosamente de María y se dedicó con alegre empeño a la educación de Jesucristo, así custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la cual la Virgen Santa es figura y modelo».

¿Cómo lleva a cabo José esta custodia? Con discreción, con humildad, en el silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio en que Jesús se perdió en el Templo de Jerusalén, acompaña con premura y lleno de amor cada momento. Está al lado de su esposa María en los momentos serenos de la vida y en los difíciles también, en el viaje a Belén para el censo y en los momentos difíciles del parto; en el episodio dramático de la huida a Egipto y en la búsqueda afanosa de su hijo en el Templo; y luego en la cotidianidad de la casa de Nazaret, en el taller en donde le enseñó su oficio a Jesús.

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«En la casa de Nazaret reinaba la Voluntad Divina como en el Cielo así en la tierra. Jesús y la Madre Celestial no conocían otra voluntad, San José vivía de su reflejo; pero Jesús era como un Rey sin pueblo, aislado, sin corte, sin ejército y María como una Reina sin hijos, porque no se veía rodeada por otros hijos dignos de Ella a los cuales poderles confiar su corona de Reina, para tener la estirpe de sus hijos nobles todos reyes y reinas.

El Rey del Cielo al venir a la tierra tuvo el dolor de ser un Rey sin pueblo y si se pudiera llamar pueblo a los que lo rodeaban, era un pueblo de enfermos, unos estaban ciegos, otros mudos, sordos, cojos, cubiertos de llagas, era un pueblo que más lo deshonraba y no que lo honraba, es más un siquiera lo conocían, ni querían conocerlo.

Jesús era Rey para sí mismo y su madre era una Reina sin generación. Para poder decir que tenía un reino y gobernaba, Jesús habría debido tener ministros y aunque tuvo a San José como “primer ministro”, no obstante un solo ministro no constituye un ministerio; habría debido tener un gran ejército, dispuesto a combatir para defender los derechos del reino de la Voluntad Divina y un pueblo fiel que tuviera como única ley: la ley de la Voluntad de Dios.

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De manera que viniendo a la tierra Jesús no tuvo el Reino del “Fiat”, era un Reino solo del Cielo, porque no había vuelto el orden de la Creación, la realeza del hombre, pero con Jesús y María viviendo de Voluntad Divina, fue echado el germen, fue formada la levadura para que floreciera y creciera el reino de la Divina Voluntad sobre la tierra.

De manera que fueron hechos los preparativos, impetradas las gracias, sufridas las penas, para que el reino del Querer Divino viniera a reinar sobre la tierra y Nazaret se puede llamar el lugar de donde sale la llamada al reino de la Divina Voluntad.

Como María, la Virgen que concibió por la potencia de Dios, sabe decir su “Fiat” generoso, humilde, total, también para nosotros: Dios le dice “Fiat” al hombre, el hombre es llamado a realizarse y a salvarse, diciendo su “Fiat” a Dios.«

¡Así es una “Feliz Navidad”!

 “San José, tú serás mi protector, el custodio de mi corazón, y tendrás las llaves de mi voluntad en tus manos. Custodiarás mi corazón con celo y no me lo volverás a dar, para que yo esté seguro de no salirme ni una sola vez de la Voluntad de Dios”. (Luisa Piccarreta)

Fuente «Jesús le explicó a Luisa Picarreta cómo se vivía en Nazareth»: es.luisapiccarretaofficial.org

¿Qué nos enseña la Sagrada Familia?

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La Sagrada familia es el modelo de virtudes de todas las familias. Así Dios lo quiso, nacer en el seno de una familia, formada por José María y Jesús, en donde el Hijo de Dios fue acogido con gozo.

1. Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio.

2. Aprendemos a observar, a escuchar, a meditar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta sencilla, humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los hombres.

3. Es aquí donde se nos revela el método que nos hará descubrir quién es Cristo.

4. Gracias a esta familia comprendemos la importancia que tiene el ambiente que rodeó su vida durante su estancia entre nosotros, y lo necesario que es el conocimiento de los lugares, los tiempos, las costumbres, el lenguaje, las prácticas religiosas, en una palabra, de todo aquello de lo que Jesús se sirvió para revelarse al mundo.

5. Aquí, en esta escuela, comprendemos la necesidad de una disciplina espiritual si queremos seguir las enseñanzas del Evangelio y ser discípulos de Cristo.

6. Su primera lección es el silencio. el recogimiento y la interioridad, enséñanos a estar siempre dispuestos a escuchar las buenas inspiraciones y la doctrina de los verdaderos maestros.

7. Nos enseña la necesidad y el valor de una conveniente formación, del estudio, de la meditación, de una vida interior intensa, de la oración personal que sólo Dios ve.

8. Nos enseña el significado de la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera belleza, su carácter sagrado e inviolable, lo dulce e irreemplazable que es su pedagogía y lo fundamental e incomparable que es su función en el plano social.

9. Aprendemos también la lección del trabajo. Nazaret, la casa del hijo del artesano. Aprendemos a comprender más en este lugar la austera pero redentora ley del trabajo humano y exaltarla debidamente.

10. José es un modelo de obediencia total. No dice una palabra. Sabemos poco de él, pero su rápida obediencia es fundamental para que se cumpla el plan de Dios. Ante los problemas familiares, José no se divorcia ni abandona su familia ni pone condiciones a su amor.

11. Debemos parecernos a Jesús. San Pablo nos invita (Col 3, 12-21) a parecernos a Cristo por ser de la familia de Dios. Debemos reflejar la bondad y santidad de nuestro Padre Dios y de nuestro hermano Jesucristo. Que cuando la gente vea a un cristiano diga: se parecen mucho a Cristo.

La Fiesta de la Sagrada Familia nos invita a acoger, vivir y proclamar la verdad y la belleza de la familia, según el plan de Dios.

Todas las familias del mundo en que vivimos hoy, deberían acudir al amparo y protección de la Sagrada Familia, para así aprender a vivir el amor y el sacrificio, conscientes de que la gracia del sacramento del matrimonio fortalece a los esposos para sacrificarse el uno por el otro, y ambos por los hijos.

Fuente «Lo que nos enseña la familia de Nazareth»: es.churchpop.com

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2 comentarios

  1. Vivimos una Navidad tan superficial que ni nos tomamos un segundo para meditar y escarbar en nuestro propio ¡Yo!Y ver como estamos en lo Espiritual!!seamos más atentos y formidables con nuestros projimos cada unos tenemos el ¡Don!Que nos fue dado por nuestro Creador!! *Amen*

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