CARACTERÍSTICAS DE UN BUEN CRISTIANO

Ser cristiano significa seguir el ejemplo de Jesús. Cuando está en tu vida, Dios cambia todo en tu vida Gálatas 5:22-23 dice:

El Espíritu de Dios nos hace amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en paz con todos. Nos hace ser pacientes y amables, y tratar bien a los demás, tener confianza en Dios, ser humildes, y saber controlar nuestros malos deseos. No hay ley que esté en contra de todo esto.

De este versículo se entiende que todo cristiano que verdaderamente tiene a Jesús en su corazón, debe reflejar las siguientes características:

Es imposible que alguien diga que es cristiano y no refleje amor.

Esto en sí ya es una contradicción directa pues Dios es amor. La Biblia no nos dice que amemos cuando el amor es recíproco o cuando la otra persona lo merece; sino que amemos a otros de la misma manera en que lo hacemos con nosotros mismos.

Sin embargo, para amar a otros, primero debemos amar a Dios. Marcos 12,30 dice: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu Corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas«, una vez que cumples esa parte, amar a los demás es un simple reflejo de lo que ya llevas dentro: «… Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay mandamiento más importante que éstos» (v. 31 ).

Demostrar alegría no significa sonreír todo el día.

Cuando eres cristiano, entiendes que tu lugar no está en la Tierra y que, por lo tanto, las cosas que aquí ocurren son pasajeras. Cada aflicción, problema, tristeza, o preocupación es nada comparado con la eternidad que nos espera. Colosenses 3,2 nos dice que fijemos nuestra atención en lo eterno; y cuando piensas en el cielo que Dios nos tiene preparado, la alegría que Él pone en nuestros corazones se muestra en cada área de nuestra vida. «Estén siempre alegres en el Señor. se lo repito, estén alegres y tengan buen trato con todos.» Filipenses 4,4

Ser cristiano no significa estar libre de problemas,

sino tener la paz y seguridad de Dios cuando estas cosas ocurren. Juan 16,33 dice: «Les he hablado de estas cosas para que tengan paz en mi . Ustedes encontrarán la persecución en el mundo. Pero [animo, yo he vencido al mundo». Hay muchas técnicas y ejercicios que prometen traernos paz; sin embargo, la paz que Dios da no se iguala a ninguna otra, pues, su paz no es circunstancial, sino que es duradera.

La paciencia es algo que todo cristiano debe reflejar, independientemente de su personalidad. Ser paciente demuestra confianza, esperanza, amor, fe e inteligencia (Proverbios 14,29). Si alguien no es paciente, se puede perder las más grandes bendiciones que Dios tiene para su vida.

Ser amables implica demostrar un genuino interés por la otra persona. Filipenses  2,3-4 dice: «…que cada uno tenga la humildad de creer que los otros son mejores que él mismo». Uno puede practicar la amabilidad desde pequeños gestos y esforzarse para hacer que otros vean el fruto del amor que Dios nos da.

Hay distintas maneras de demostrar buen trato y una de ellas es con las palabras. Efesios 4, 29 nos advierte que debemos decir palabras que edifiquen a la comunidad y traigan beneficios a quienes las escuchen. Debemos de tratar bien a otros, incluso cuando ellos no hacen lo mismo con nosotros. En Mateo 5,43-44 también nos recomienda a orar por aquellos que no nos desean lo mejor:

«Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos.»

Dios nos pide depositar toda nuestra confianza en Él, sin importar los momentos difíciles que pasemos, así como dice Hebreos 11,1: «La fe es aferrarse a lo que se espera, es la certeza de cosas que no se pueden ver». Dios sabe recompensar a quienes le tienen fe, pues, al hacerlo le estamos demostrando fidelidad. Al ser fiel a Dios, le estás poniendo por sobre todo lo demás en tu vida; y cuando lo haces, todas las cosas siempre trabajan para bien.

La humildad no puede faltar en los cristianos. Efesios 4:2 dice: «Sean humildes y sean comprensivos y sopórtense unos a otros con amor.» Ser humilde es aceptar que sin Dios no podemos ser nada, y que, gracias a Él lo tenemos todo. Humildad no es sinónimo de baja autoestima ni pobreza, sino de dejar que Dios sea más importante que nuestro yo.

1 Corintios 10, 23 dice:

«Todo está permitido, pero no todo me conviene. Todo está permitido, pero no todo me hace bien»

Dios nos ha dado la libertad para elegir entre el bien y el mal. Cada elección que hagamos tiene una consecuencia. A diferencia de los animales, Dios nos entregó dominio propio para que aprendamos a controlar nuestros malos deseos. Quien necesite ayuda para gobernar sus impulsos, puede acudir a Dios para que Él le dé la fortaleza necesaria.

 Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (16,15-18):

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio de mañana domingo, 26 de enero de 2020

  Fernando Torres cmf

El primer anuncio del Evangelio

      El Evangelio de hoy nos recuerda el momento en que Jesús comenzó a predicar. El evangelista Mateo nos lo presenta como el momento en que se cumple una antigua profecía de Isaías: “El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande”. Pero para ser sinceros, las palabras son mayores que la realidad. Lo que sucedió fue algo muy sencillo. En una esquina del mundo de aquel tiempo, lejos, muy lejos, de Roma, que era el centro de aquella civilización, un hombre salió a los caminos y comenzó a predicar. Su mensaje era muy sencillo: “Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos”. Al principio casi nadie le hizo caso. Apenas unos pocos pescadores –los últimos de la sociedad–, algunas mujeres –igual de mal valoradas– y gente por el estilo. Jesús no era más que un judío marginal y sólo los marginados le hicieron un poco de caso. 

Si ése fue el modo como Dios quería presentar su salvación a todo el mundo, desde nuestra cultura actual, le diríamos que se equivocó de medio a medio. Hoy hubiésemos planteado toda una campaña en los medios de comunicación, de lanzamiento simultáneo en los países más ricos y desarrollados del mundo (en los países pobres se lanzaría más tarde), que ofreciese con claridad los contenidos más importantes y orientados ante todo a captar la atención de los destinatarios. Para ello, se trataría de ofrecer en primer lugar los aspectos más suaves, fáciles y gratificadores del mensaje. Con suficiente antelación se habría preparado a un gran número de predicadores, conferenciantes y escritores que se entregarían a la tarea de presentar el mensaje de un modo más cercano a la gente. Pero Dios no hizo eso. Más bien lo contrario. En Jesús se acercó a los últimos. Nunca estuvo muy preocupado por el número de sus seguidores ni por su nivel social. Ni siquiera les puso las cosas fáciles. Sus primeras palabras, ponen frente al oyente una exigencia radical: “Convertíos” o lo que es lo mismo, “cambiad de vida”. Pero algo encontraron en él aquellas gentes sencillas y humildes que le siguieron. Con dudas y vacilaciones, pero le siguieron. 

      Hoy, también nosotros somos una pequeña comunidad. No ocupamos el centro del mundo. No tenemos los medios de comunicación a nuestro alcance. Ni falta que nos hacen. Apenas tenemos el Evangelio en medio de nosotros y la fuerza de Jesús para hacer lo que él hizo. Primero, escuchar su mensaje y tratar de convertirnos, de comenzar a vivir de acuerdo con el Evangelio. Y, segundo, ser portadores de ese Evangelio para todos los que nos rodean. No hay que temer porque seamos pocos o pobres. Así es como Dios quiere hacer presente su mensaje en el mundo. En nuestras manos está.Para la reflexión

      Hemos escuchado a Jesús que nos llama a convertirnos, ¿qué significa eso para nosotros? ¿Qué tengo que hacer para convertirme y vivir como cristiano? ¿Qué deberíamos hacer como comunidad para ser testigos de Jesús en nuestro barrio?

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