María, mirada de Misericordia, María mirada de Ternura
¡La mirada! ¡Cómo es importante! ¡Cuántas cosas se pueden decir con una mirada! Estima, aliento, compasión, amor, pero también censura, envidia, soberbia, hasta incluso odio. Muchas veces la mirada dice más que las palabras, o dice aquello que las palabras no consiguen o no osan decir”
Papa Francisco
¿Para quién mira la Virgen María?”. La Santísima Virgen “mira para todos nosotros, cada uno de nosotros”, como Madre, “con ternura, con misericordia, con amor”, de la misma forma que “miró para el hijo Jesús, en todos los momentos de su vida, gozosos, luminosos, dolorosos, gloriosos, como contemplamos en los Misterios del Santo Rosario, simplemente con amor”.
Papa Francisco
Cuando nos sentimos cansados, desanimados, oprimidos por los problemas, debemos mirar a la Virgen María, sintiendo “su mirada, que dice a nuestro corazón: ‘¡Coraje, hijo, estoy aquí Yo que te sustento!’”
Papa Francisco
“Nuestra Señora nos conoce bien, es madre, sabe bien cuáles son nuestras alegrías y nuestras dificultades, nuestras esperanzas y nuestras desilusiones. Cuando sentimos el peso de nuestras debilidades, de nuestros pecados, miremos a María, que dice a nuestro corazón: ‘Levántate, va hasta mi Hijo Jesús, en Él encontrarás buen acogimiento, misericordia y nueva fuerza para continuar el camino’”.
Papa Francisco
“María es bienaventurada por su Fe en Dios”, “porque la mirada de su corazón siempre estuvo fija en Dios, en el Hijo de Dios que trajo en su vientre y contempló en la Cruz”.
Papa Francisco
En la Adoración del Santísimo Sacramento, “María nos dice: ‘Mira a mi Hijo Jesús, mantén la mirada fija en Él, escúchalo, habla con Él. Él te mira con amor. ¡No tengas miedo! Él te enseñará a seguirlo para dar testimonio de Él en las grandes y pequeñas acciones de tu vida, en las relaciones familiares, en tu trabajo, en los momentos de fiesta; te enseñará a salir de ti mismo, de ti misma, para mirar a los otros con amor, como Aquel que te amó y te ama, no con palabras, sino con obras’”.
Papa Francisco
“Tenemos necesidad de su mirada de ternura, de su mirada materna que nos conoce mejor que cualquier otro, de su mirada llena de compasión y de cuidado”.
Papa Francisco
“Y para encontrar este Padre, lleno de amor, hoy le decimos: ¡Madre, danos tu mirada! Lo decimos todos juntos: ¡Madre, danos tu mirada!”.
Papa Francisco
Ella nos mira a todos y a cada uno de nosotros. Su corazón late con el nuestro. Nuestra alegría es la suya. Cuando sufrimos, ella sufre. Le hablamos y ella nos habla. Su mirada busca perderse en la profundidad de nuestros ojos para decirnos cuánto nos ama, nos escucha, nos acoge, nos abraza, nos protege, nos consuela, nos perdona, nos ayuda y nos acompaña en los momentos difíciles. Y lo hace con ternura, con delicadeza. Como lo haría cualquier madre. Pero ella, además, intercede por nosotros ante Dios.
Papa Francisco
A través de su mirada maternal, María nos lleva a Jesús, pero también nos lleva a la misericordia, nos lleva a la Eucaristía, nos lleva a los campos de refugiados, a los hospitales, a las casas de acogida, a los países en guerra. Y nos pide que miremos a los ojos a los pobres, a los ancianos o a los enfermos. Que les ayudemos y acojamos como hermanos nuestros que son.
Papa Francisco
María nos muestra a su Hijo Jesucristo en tres momentos fundamentales. Lo hace, en primer lugar, en la encarnación y en la natividad, en Nazaret y en Belén. Allí Dios se hace hombre en la humildad de nuestra carne, en la debilidad de nuestra condición humana. El Niño Jesús, que porta y enseña María, en tantos santuarios e imágenes marianas nos habla de humildad, de pequeñez, de sencillez, de cercanía, de ternura, de pobreza. De este modo, nos llama a hacernos también nosotros pequeños, a descender de nuestros tronos de prepotencias, seguridades y valores materiales y mundanos. En Nazaret y en Belén, María nos muestra en su Niño Jesús el camino de la humildad, que es siempre el camino de la victoria del amor.
Benedicto XVI
En Caná de Galilea, en el comienzo del ministerio público de Jesucristo, María nos dice «Haced lo que El os diga». Y ese lo que es El os diga es la Palabra de Dios. María nos enseña así a encontrar a Jesús en el Evangelio, en la Sagrada Escritura, en la Palabra de Dios, que es la hermosa, salvadora y liberada carta de amar jamás escrita.
Benedicto XVI
María, en Jerusalén, en el monte llamado Calvario, nos muestra Jesús en la cruz, con los brazos extendidos entre el cielo y la tierra, uniendo, abrazando para siempre a Dios y al hombre; con el costado abierto por la lanza del que brota la sangre y el agua de sus Sacramentos y de su vida para siempre; con la mirada y los labios en plegaria, en entrega y en atención hacia los demás. En la cruz, María nos enseña la apoteosis del amor de Dios, la historia del amor más grande y nos exhorta el necesario camino de la solidaridad cristiana y de completar en nosotros a lo que le falta a la pasión de su amor de su Hijo.
Benedicto XVI
Por ello necesitamos apremiantemente mirar a Cristo y aprender de Él. Necesitamos que María nos muestre a Jesús, fruto bendito de vientre, plenitud del hombre, futuro de la humanidad y sabiduría verdadera de la vida.
Benedicto XVI