La Hostia estaba radiante, dividida en dos partes que se unían solamente por unos filamentos de carne sangrante.
CONCLUSIONES A EXTRAER DE LOS MILAGROS EUCARÍSTICOS
1 – Dios no permite a sus Ministros del Altar la mínima duda sobre el Misterio Central de Nuestra Fe.
2 – Dios está siempre presente en el Santísimo Sacramento y sólo para ser adorado y para la vida y la salud de las almas.
3 – Dios está en el Santísimo Sacramento donde quiera que Éste se encuentre, sin poder dejar de estar presente.
4 – Dios se manifiesta en el Santísimo Sacramento a la vez indefenso y con todo su poder.
5 – Toda la creación se rinde ante su Creador y Redentor.
6 – Dios se deja martirizar en el Santísimo Sacramento, con la mansedumbre y la bondad que le son propias, para la conversión de sacrílegos y profanadores.
7 – Dios muestra su rostro y naturaleza en el Santísimo Sacramento.
8 – Dios se manifiesta en el Santísimo Sacramento a todos los hombres de todo el mundo y de todas las épocas.
Está claro, en todo caso, que Jesucristo está presente, vivo y entero, en la Eucaristía. Nos lo dicen las Escrituras y los milagros lo atestiguan.
De ahí también el poder de la coronilla de la Divina Misericordia y de las palabras:
“Padre eterno, yo te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor el Jesucristo, en propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero”, las cuales cobran toda su fuerza de la Eucaristía.
Que sepamos postrarnos, pues, ante la Eucaristía, para adorarla debidamente, aun sin ver más que el pan y el vino, como todos los testigos de los milagros que hemos recordado aquí ante la percepción de la presencia real de Cristo.
Pero existen otras profanaciones que no salen en las páginas de la prensa.
Pongo dos casos:
1.- El inmenso número de personas que se acercan a comulgar habitualmente, de rodillas y sin haber confesado sus pecados desde su primera confesión y su primera comunión. Esta profanación no la conocen nada más que la propia persona y su familia más directa. El Señor le pedirá cuentas cuando sea. Pero la costumbre es excesivamente habitual. Observen los funerales de entierro y otras misas .
2.- El gran número de cristianos, que, en el centro de la participación de la Misa están hasta el desespero de la homilía del cura de turno mirando el reloj cada segundo; o están haciendo comentarios en voz baja y molestando sobre la ropa o lo que sea de las personas que tienen delante. O el caso de quien tira en la puerta de la iglesia la bolsa de equis chucherías que ha llegado masticando; o el que sale de la cafetería de enfrente de tomarse lo que sea, y sale a colocarse en la fila de los comulgantes.
El celebrante no conoce nada de esto. Y ruega al Señor por todos.
Cada uno tiene su propia experiencia sobre las variadas profanaciones de la Eucaristía.


El milagro eucarístico que tuvo lugar en Austria, donde tanta crueldad fue pagada por las lágrimas de una dama, y luego recompensada con tanta gracia.
En la Austria del siglo XV hubo una serie de robos de Hostias consagradas, por lo que las autoridades de la Iglesia comenzaron a mantener a las Hostias en la sacristía. A pesar de estas precauciones, en 1411 un ladrón logró robar una Hostia consagrada de la iglesia parroquial de Weiten.
El milagro eucarístico que tuvo lugar en Austria, donde tanta crueldad fue pagada por las lágrimas de una dama, y luego recompensada con tanta gracia.
En la iglesia parroquial de Weiten, un ladrón logró llegar a la sacristía y apoderó de una Hostia consagrada que se puso en uno de sus guantes. Según las crónicas de la aldea de Weiten, este robo ocurrió en 1411.
Luego, el ladrón se montó a caballo con la intención de ir a la cercana aldea de Spitz.

En lugar de tomar la carretera principal, eligió la carretera lateral que pasa por el hoyo Mühldorf y se conoce con el nombre de «Am Schuß».
Cuando el hombre llegó al punto donde hoy se encuentra una de las capillas construidas en honor del Milagro, su caballo se detuvo y nunca más se movió a pesar de los golpes.
Algunos trabajadores que trabajaban en los campos circundantes vieron la escena y se apresuraron a ayudarlo. El caballo estaba petrificado y no había forma de que pudiera moverlo.
Unos días después, la Sra. Scheck de Mannersdorf se encontró pasando por ese punto y vio una luz muy fuerte cerca de un seto con una Hostia en el centro.
La mujer lo recogió y, para su asombro, notó que la Particola estaba rota en dos partes que, sin embargo, permanecieron unidas gracias a los filamentos de carne sangrante.
La mujer, conmovida, hizo construir una pequeña capilla a sus expensas en señal de agradecimiento.
Tan pronto como se difundió la noticia, numerosos fieles comenzaron a llegar a ese lugar.
Más tarde fue necesario construir una iglesia más grande capaz de contener a las grandes multitudes que venían en peregrinación cada año para honrar.