“Es la fe la que nos da la capacidad de mirar con esperanza las vicisitudes alternativas de la vida, que nos ayuda a aceptar las derrotas y el sufrimiento, sabiendo que el mal nunca tiene la última palabra”
Papa Francisco

Oración para tener fe y confianza en Dios.
Oh amado Señor, me despierto dándote gracias por el don de la vida y del amor. Quiero pedirte que me des hoy la capacidad de saber escucharte con el alma siempre dispuesta y con el corazón dócil y abierto a tus inspiraciones. Necesito en todo momento de tu fuerza y de tu poder para poder sentir con humildad cada una de las manifestaciones de amor con la que a diario pones a todo mi alrededor.
Quiero poder decirte con completa confianza y con gran pasión desbordante, que por Ti daría mi vida, pero luego me acuerdo de Pedro, que luego de haberte jurado que por Ti lo daría todo, sufrió de una terrible debilidad que hizo que hasta negara conocerte.
No quiero tampoco dejarme llevar ni confiar en las intenciones de mi corazón, sino que seas Tú siempre mi guía y mi bandera, pues no sea que me vea luego yo como Judas, que aún, siguiendo tu proyecto de salvación, que realizó también curaciones y expulsó demonios en tu nombre, se dejó llevar por sus malas pasiones y terminó por venderte por unas monedas de plata.
Mi Jesús, muchas veces lloro mis pecados, mis malos deseos me atormentan y angustian mi alma, soy débil, pero tu Santo Espíritu me anima a levantarme y a seguir adelante. Eres el amigo que no defrauda. Quiero ser fiel a tu amor, a tu Iglesia. Quiero confiar plenamente en la satisfacción que da tu amor que todo lo llena. Quiero tener fe para continuar.
Sé que seguirte exige una entrega total y sacrificio de muchas cosas, pero aun así me acerco a Ti para que me limpies de mis egoísmos, de mi orgullo y de todo aquello que no me permita donarme por completo. Te amo, eres el dueño de mi vida, confío en que me bendices en estos momentos, llenas de felicidad mi vida y aumentas mi fe y mi confianza. Amén.
ORACIÓN POR LA FE

Señor, yo creo, yo quiero creer en Ti
Señor, haz que mi fe sea pura, sin reservas, y que penetre en mi pensamiento, en mi modo de juzgar las cosas divinas y las cosas humanas.
Señor, haz que mi fe sea libre, es decir, que cuente con la aportación personal de mi opción, que acepte las renuncias y los riesgos que comporta y que exprese el culmen decisivo de mi personalidad: creo en Ti, Señor.
Señor, haz que mi fe sea cierta: cierta por una congruencia exterior de pruebas y por un testimonio interior del Espíritu Santo, cierta por su luz confortadora, por su conclusión pacificadora, por su connaturalidad sosegante.
Señor, haz que mi fe sea fuerte, que no tema las contrariedades de los múltiples problemas que llena nuestra vida crepuscular, que no tema las adversidades de quien la discute, la impugna, la rechaza, la niega, sino que se robustezca en la prueba íntima de tu Verdad, se entrene en el roce de la crítica, se corrobore en la afirmación continua superando las dificultades dialécticas y espirituales entre las cuales se desenvuelve nuestra existencia temporal.
Señor, haz que mi fe sea gozosa y dé paz y alegría a mi espíritu, y lo capacite para la oración con Dios y para la conversación con los hombres, de manera que irradie en el coloquio sagrado y profano la bienaventuranza original de su afortunada posesión.
Señor, haz que mi fe sea activa y dé a la caridad las razones de su expansión moral de modo que sea verdadera amistad contigo y sea tuya en las obras, en los sufrimientos, en la espera de la revelación final, que sea una continua búsqueda, un testimonio continuo, una continua esperanza.
Señor, haz que mi fe sea humilde y no presuma de fundarse sobre la experiencia de mi pensamiento y de mi sentimiento, sino que se rinda al testimonio del Espíritu Santo, y no tenga otra garantía mejor que la docilidad a la autoridad del Magisterio de la Santa Iglesia. Amén.
(Pronunciada por SS Pablo VI en la Audiencia general del 30 de octubre de 1968)
Señor, ¡Auméntame la Fe!

Señor, danos una fe viva, esa fe
de la que tu dijiste que era capaz
de mover montañas….
Danos esa fe viva que nos haga
contemplarte en todas las cosas,
y a todas las cosas verlas también
en ti.
Danos esa fe que infundiste a
los apóstoles, que nos haga capaces
de desafiar todos los elementos que
se opongan a la realización de tu
voluntad y de tu gloria.
Danos aquella confianza que hacía
exclamar a tu apóstol pablo:
«Se en quien he confiado»
Y así fuertes en la fe permítenos
seguir adelante hasta que rindamos
la jornada, y nos presentemos delante
de ti para recibir la recompensa,
aquella recompensa que tú tienes
preparada para tus siervos que quisieron
servirte en las cosas pequeñas.
Danos también una fe muy grande que nos
permita penetrar muy profundamente en
el conocimiento de las cosas de dios.
Y que a ese deseo tuyo: » Si conocieras
el don de Dios», que expresa tu deseo
de que busquemos tus cosas, podamos
responderte: Señor, ahora lo conozco, el,
el Espíritu Santo, ha realizado en mí alma
la obra de transformación en Cristo»
Amén.
Creo pero aumenta mi fe
Padre, creo pero aumenta mi fe
padre, de todos los beneficios que
Jesús nos adquirió con sus sufrimientos,
el mayor de todos es que tú seas mi Padre.
Dios mío, fuente de toda vida y fuente de
mi vida, creo que eres mi Padre y que soy
tu hijo. Creo que tú me amas con un amor
sin límites y que por amor me has atraído a ti.
Yo creo, Padre, pero fortalece mi fe,
mi esperanza y mi amor!
Padre, cuando la tormenta entenebrece
mi alma y acongoja mi corazón, tanto
más siento la urgencia de decirte:
yo creo, Padre, en tu amor para conmigo!
Creo que de noche y de día velas por
mi y que ni siquiera un cabello de mi
cabeza se perdería, si tu no lo permites.
Creo que eres infinitamente sabio y
que conoces mejor que yo cuánto me conviene.
Creo que eres infinitamente poderoso y que
del mal puedes sacar bienes.
Creo que eres infinitamente bueno y que
haces que todo ceda en bien de los que te aman.
Yo creo, Padre, pero aumenta mi fe,
mi esperanza y mi amor!
Enséñame a descubrir tu amor de
padre a través de todas las personas
y cosas que encuentre en mi vida.
Enséñame a dejarme conducir por
tu incomparable providencia,
como un hijo que en la noche
sujeta la mano de su padre.
Creo, Padre, pero aumenta mi fe,
mi esperanza y mi amor.
Amén
Señor, danos una fe viva

Señor, danos una fe viva, esa fe de la que tu dijiste que era capaz de mover montañas….
Danos esa fe viva que nos haga contemplarte en todas las cosas, y a todas las cosas verlas también en ti.
Danos esa fe que infundiste a los apóstoles, que nos haga capaces de desafiar todos los elementos que se opongan a la realización de tu voluntad y de tu gloria.
Danos aquella confianza que hacía exclamar a tu apóstol Pablo: » se en quien he confiado»
Y así fuertes en la fe permítenos seguir adelante hasta que rindamos la jornada, y nos presentemos delante de ti para recibir la recompensa, aquella recompensa que tú tienes preparada para tus siervos que quisieron servirte en las cosas pequeñas.
Danos también una fe muy grande que nos permita penetrar muy profundamente en el conocimiento de las cosas de dios. Y que a ese deseo tuyo: » si conocieras el don de dios», que expresa tu deseo de que busquemos tus cosas, podamos responderte: señor, ahora lo conozco, el, el espíritu santo, ha realizado en mí alma la obra de transformación en cristo»
Amén.
Señor, yo creo, yo quiero creer en Ti
Señor, yo creo, yo quiero creer en Ti
Señor, haz que mi fe sea pura, sin reservas, y que penetre en mi pensamiento, en mi modo de juzgar las cosas divinas y las cosas humanas.
Señor, haz que mi fe sea libre, es decir, que cuente con la aportación personal de mi opción, que acepte las renuncias y los riesgos que comporta y que exprese el culmen decisivo de mi personalidad: creo en Ti, Señor.
Señor, haz que mi fe sea cierta: cierta por una congruencia exterior de pruebas y por un testimonio interior del Espíritu Santo, cierta por su luz confortadora, por su conclusión pacificadora, por su connaturalidad sosegante.
Señor, haz que mi fe sea fuerte, que no tema las contrariedades de los múltiples problemas que llena nuestra vida crepuscular, que no tema las adversidades de quien la discute, la impugna, la rechaza, la niega, sino que se robustezca en la prueba íntima de tu Verdad, se entrene en el roce de la crítica, se corrobore en la afirmación continua superando las dificultades dialécticas y espirituales entre las cuales se desenvuelve nuestra existencia temporal.
Señor, haz que mi fe sea gozosa y dé paz y alegría a mi espíritu, y lo capacite para la oración con Dios y para la conversación con los hombres, de manera que irradie en el coloquio sagrado y profano la bienaventuranza original de su afortunada posesión.
Señor, haz que mi fe sea activa y dé a la caridad las razones de su expansión moral de modo que sea verdadera amistad contigo y sea tuya en las obras, en los sufrimientos, en la espera de la revelación final, que sea una continua búsqueda, un testimonio continuo, una continua esperanza.
Señor, haz que mi fe sea humilde y no presuma de fundarse sobre la experiencia de mi pensamiento y de mi sentimiento, sino que se rinda al testimonio del Espíritu Santo, y no tenga otra garantía mejor que la docilidad a la autoridad del Magisterio de la Santa Iglesia. Amén.
Recibe, Señor Recibe

Recibe, Señor Recibe, Señor, nuestros miedos y transfórmalos en confianza. Recibe, Señor, nuestro sufrimiento y transfórmalo en crecimiento. Recibe, Señor, nuestro silencio y transfórmalo en adoración. Recibe, Señor, nuestras crisis y transfórmalas en madurez. Recibe, Señor, nuestras lágrimas y transfórmalas en plegaria. Recibe, Señor, nuestra ira y transfórmala en intimidad. Recibe, Señor, nuestro desánimo y transfórmalo en fe. Recibe, Señor, nuestra soledad y transfórmala en contemplación. Recibe, Señor, nuestras amarguras y transfórmalas en paz del alma. Recibe, Señor, nuestra espera y transfórmala en esperanza. Recibe, Señor, nuestra muerte y transfórmala en resurrección. Amén.

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