Mater Fátima, Comunión Reparadora del Primer Sábado de Mes

Hoy nos unimos de diferentes partes del mundo, desde la China, África, Europa, Norte, Centro y Sur América. Nos congregamos todos bajo una sola voz, un solo espíritu en honor a la Santísima Trinidad, por la intercesión y presencia de Nuestra Madre Celestial, bajo su Sagrado Manto. Unidos a la Iglesia militante, purgante y triunfante, ofrecemos este Santo Rosario de Reparación al Inmaculado Corazón de María en la Divina Voluntad de Dios Padre, en Su Divino Amor.

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PROGRAMA DEL SÁBADO, 5 DE SEPTIEMBRE, 2020.

  1. Bienvenida

MUSICA

Bienvenidos todos a la iniciativa de la Comunión Reparadora de los Cinco Primeros Sábados de Mes. Continuamos hoy en nuestro segundo primer sábado de esta iniciativa. Seguiremos reuniéndonos en línea el primer sábado de cada mes hasta diciembre de este año. Estaremos orando juntos en este día de reparación, acompañando a Nuestra Santísima Madre por 15 minutos en meditación y concluyendo con la Santa Misa.

También estaremos transmitiendo en vivo a través de la aplicación Zoom y a través de nuestros canales de YouTube, Facebook y nuestro sitio web MaterFatima.org. Si desean leer el texto completo de este programa en inglés, español o portugués, por favor síganos en nuestro portal, en http://www.materfatima.org.

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Hoy nos unimos de diferentes partes del mundo, desde la China, África, Europa, Norte, Centro y Sur América. Nos congregamos todos bajo una sola voz, un solo espíritu en honor a la Santísima Trinidad, por la intercesión y presencia de Nuestra Madre Celestial, bajo su Sagrado Manto. Unidos a la Iglesia militante, purgante y triunfante, ofrecemos este Santo Rosario de Reparación al Inmaculado Corazón de María en la Divina Voluntad de Dios Padre, en Su Divino Amor.

En este momento, invitamos a todos a prepararse para este Santo Rosario en un espíritu de contemplación y reverencia. En silencio, presentemos nuestras peticiones a Nuestro Señor. Pueden compartir sus peticiones en nuestro chat de Zoom, si así lo desean.

https://us02web.zoom.us/j/3849223492?pwd=Wlp1dldobVppSDh3dVl1Ui80N0hIZz09

Passcode: 159648

Les pedimos amablemente que apaguen sus cámaras y silencien sus micrófonos en este momento. Gracias.

2. Introducción: El origen de esta devoción

El 10 de diciembre de 1925, la Santísima Virgen se apareció a Sor Lucía de Fátima, y ​​a su lado, en una nube luminosa, estaba el Niño Jesús. Cuando la Santísima Virgen posó su mano sobre el hombro de Sor Lucía, extendió la otra mano y le presentó a Lucía su Inmaculado Corazón rodeado de espinas. Al mismo tiempo, el Niño Jesús dijo:

“Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre, constantemente cercado de espinas que los hombres ingratos le clavan en cada momento, sin que nadie haga un acto de reparación para sacárselas”.

Entonces la Santísima Virgen dijo:

“Mira, hija mía, mi Corazón constantemente cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tú, por lo menos, procura consolarme diciéndole a los demás que, durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los misterios del Rosario con el fin de desagraviarme, prometo asistirles en la hora de la muerte con las gracias necesarias para su salvación”.

El 15 de febrero de 1926, el Niño Jesús se apareció a Sor Lucía y le dijo:

“… Hija mía… muchas almas comienzan la devoción del Primer Sábado, pero pocas la terminan, y las que la completan solo lo hacen para recibir las gracias prometidas. Me agradaría más si hicieran cinco sábados consecutivos con fervor y con la intención de hacer reparación al Corazón de tu Madre celestial, que si hicieran quince de manera tibia e indiferente…”.

3. Condiciones para realizar los Cinco Primeros Sábados de Mes

Cómo pedido de Nuestra Señora, sus fieles devotos pueden consolarla cumpliendo los siguientes requisitos para los Primeros Sábados de mes, específicamente dirigidos a reparar las blasfemias a Su Inmaculado Corazón:


1. Rezar las cinco décadas del Santo Rosario.
2. Asistir a la Santa Misa recibiendo dignamente a Nuestro Divino Señor en la Sagrada Comunión con la intención de reparar las ofensas contra el Inmaculado Corazón de María.
3. Meditar en los misterios del Santo Rosario durante al menos 15 minutos.
4. Hacer una buena confesión y recibir la absolución sacramental.  Durante esta pandemia, consulte con su parroquia el horario de confesiones y no olvide ir a la primera oportunidad que se le presente y cumplir con la penitencia.  Asegúrese de decirle al sacerdote que hará una confesión específicamente en reparación al Inmaculado Corazón de María.
5. Hacer la Consagración al Inmaculado Corazón de María.

4. Intenciones



Las intenciones de Mater Fátima para este Rosario son reparar los cinco tipos de blasfemias con las que Nuestra Señora es ofendida y que Ella misma le reveló a Sor Lucía:

 1. Ofensas o blasfemias contra Su Inmaculada Concepción: negarla y / o ridiculizarla.
 2. Blasfemias contra Su virginidad perpetua: que tuvo relaciones con José y tuvo otros hijos.
 3. Blasfemias contra Su Divina Maternidad, negándose a aceptarla como Madre de Dios y Madre de toda la humanidad: negando que es Madre de Dios y Madre nuestra.
 4. Infundir indiferencia, desprecio y odio en el corazón de los niños contra nuestra Madre Inmaculada.
 5. Insultos dirigidos contra sus imágenes sagradas: demostraciones de indiferencia o burla, y el daño que se les inflige.

5. Acompañando a Nuestra Señora: Primera Parte

MUSICA

Empezamos ahora, la primera parte de los 15 minutos solicitados por Nuestra Señora para acompañarla mientras meditamos uno de los misterios. Hemos elegido el Quinto Misterio Gozoso: El hallazgo de Jesús en el templo.

Los evangelios nos dicen que un joven Jesús había ido con sus padres al templo a orar, y luego regresó con ellos a su casa en Nazaret, “y se sujetó a ellos” (Lc 2: 51). Así pasó los primeros treinta años de su vida, en Nazaret, donde pasó su infancia y adolescencia y llegó a la perfecta madurez. De niño, sometido a sus padres, y de joven aprendiz que se prepara para la vida, “Y Jesús crecía en sabiduría y estatura, y en gracia ante Dios y los hombres” (Lc 2: 52).

En este pasaje entendemos que Jesús estudió y mostró señales de su crecimiento en sabiduría ante los hombres, aunque algunos de los líderes de los judíos dijeron que no había ido a la escuela. El episodio tuvo lugar en Jerusalén, cuando Jesús subió al templo y enseñó: “Los judíos se maravillaron de esto, diciendo: ‘¿Cómo es que este hombre tiene conocimiento, cuando nunca ha estudiado?’ Entonces Jesús les respondió: ‘la enseñanza no es mía, sino de Aquel que me envió” (Jn 7: 15-16).

Además del misterio de comunión trinitaria entre el Padre y el Hijo que expresan estas palabras, también nos permiten decir que la escuela no es el único lugar donde se puede estudiar y aprender. Con la ayuda y la gracia de Dios, toda familia debe ser una escuela donde sus miembros sean instruidos en el conocimiento de la vida natural y sobrenatural.

Jesucristo fue también nuestro modelo como obrero. Es un obrero que, cumpliendo las exigencias del trabajo, se gana la vida con el sudor de su frente, como Dios había ordenado que hicieran todos los seres humanos: “con doloroso trabajo te alimentarás de ella todos los días de tu vida … con el sudor de tu rostro comerás el pan” (Gen 3: 17-19). Siendo un trabajador humilde, Jesús era conocido como el hijo de un carpintero; esto es lo que la gente de Nazaret dijo de Él cuando lo vieron enseñando en su sinagoga: “¿De dónde tiene Éste la sabiduría esa y los milagros? ¿No es Éste el hijo del carpintero? (Mt 13: 54-55). Es un obrero que trabaja humildemente en el taller de su padre; un joven modesto, sumiso, obedeciendo las instrucciones y órdenes de sus padres.

Ese hogar era uno donde había alegría, paz y bienestar, porque había un espíritu sobrenatural. Unidos entre sí, los padres y el Niño oraron juntos, trabajaron juntos, se respetaron y se amaron mutuamente. Por tanto, Dios estaba presente en esa casa. Les otorgó Su gracia, Su bendición y Su ayuda paternal. Recordemos las palabras del Ángel a María: «¡Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo!» (Lc 1: 28).

Nuestra Señora se santificó como virgen pura e inmaculada al aceptar las gracias que Dios le concedió en ese estado. Se santificó como esposa fiel y devota al cumplir con todos los deberes de su papel en la vida. Ella se santificó como madre amorosa que se dedicó al Hijo que Dios le encomendó, acunándolo en sus brazos, criándolo y educándolo, apoyándolo y siguiéndolo en el desempeño de su misión.

Con él, viajó por el camino angosto de la vida, el camino escabroso hacia el Calvario. Con Él, ella agonizaba, recibiendo en su corazón las llagas de los clavos, el hoyo de la lanza y los insultos de la multitud hostil. Finalmente, se santificó como madre, matrona y guía de los Apóstoles, accediendo a permanecer en la Tierra todo el tiempo que Dios quisiera, a fin de cumplir su misión para Ella como Corredentora con Cristo de toda la humanidad.

Así María es, para cada uno de nosotros, el modelo de la santidad más perfecta a la que puede aspirar un ser humano en esta tierra del exilio. Cuántas veces leyó y meditó en su corazón estas palabras de la Sagrada Escritura: “Sed santos; porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo” (Lev 19: 2). Sigamos los pasos de Nuestro Señor a través del ejemplo y la intercesión de María, Su Santa Madre, Nuestra Madre y Reina del Universo.

MÚSICA

6. Rosario de Reparación

Para aquellos que deseen reparar el Inmaculado Corazón de María, y así consolar al Sagrado Corazón de Jesús, comenzamos ahora nuestro Rosario de Reparación. Rezaremos los Misterios Gozosos.

La Señal de la Santa Cruz

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oremos por protección contra todo mal, daño o enfermedad a través de la Preciosa Sangre de Jesús:

Oración Constante a la Preciosa Sangre de Jesús, por Santa Catalina de Siena

Sangre Preciosa, océano de misericordia divina: ¡fluye sobre nosotros! Sangre Preciosa, la ofrenda más pura: ¡procúranos toda gracia!  Sangre Preciosa, esperanza y refugio de pecadores: ¡expía por nosotros!  Sangre Preciosa, delicia de almas santas: ¡dirígenos! Amén.

Oremos al Espíritu Santo para que nos guíe:

Veni, Sancte Spiritus (Ven, Espíritu Santo) ¡Ven, Espíritu Santo!, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. V. Envía, Señor, tu Espíritu y serán creados. R. Y renovarás la faz de la tierra.

Oremos. Oh Dios, que habéis instruido los corazones de los fieles con la luz del Espíritu Santo, concédenos según el mismo Espíritu conocer las cosas rectas y gozar siempre de vuestros divinos consuelos. Por Jesucristo Nuestro Señor, amén.

Profesemos nuestra fe:

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre, Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso; desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Rezamos ahora la Oración del Perdón, una oración enseñada por el Ángel de la Paz, quien se apareció a los tres pastorcitos en Fátima durante su primera visita, antes de la primera aparición de Nuestra Señora.

Oración del Perdón

Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. (Repetir 3 veces) Amén.

Oración del Ángel

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y el Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.

7. Misterios del Rosario: Misterios Gozosos

El Primer Misterio Gozoso: La Anunciación

Meditación

Al sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen prometida en matrimonio a un varón, de nombre José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María ”(Lc 1: 26-27).

El Ángel le dijo a María que estaba llena de gracia: ¡Dios te salve, llena eres de gracia, el Señor es contigo! Si María no fuese llena de gracia y santa, el Ángel no le hubiera podido decir que estaba llena de gracia, porque tendría alguna mancha de pecado en Ella. “El Señor está contigo” – dijo el Ángel – porque María pertenece totalmente a Dios y existe totalmente para Dios. ¡Pensar que Jesús nos dejó a su Madre! Nos dio a María para que fuera nuestra Madre en el orden espiritual de la gracia. ¡Qué gran regalo nos ha dado Dios!.

Rezaremos en esta década las respuestas al Padre Nuestro y a las Avemarías en Mandarín y Español.

Padre Nuestro

(Inglés) Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo; (Mandarin) danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Primeras Cinco Avemarías

(Inglés) Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; (Mandarin) Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Segundas Cinco Avemarías

(Inglés) Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; (Espanol) Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria

(Inglés) Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, (Espanol) como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Jaculatoria a la Medalla Milagrosa

(Inglés) Oh María, sin pecado concebida, (Espanol) rogad por nosotros que recurrimos a Vos.

Oración de Fátima o de las Décadas del Rosario

(Inglés) ¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, (Espanol) lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén.

El Segundo Misterio Gozoso: La Visitación

Meditación

«En aquellos días, María se levantó y se fue apresuradamente a la región montañosa, a una ciudad de Judá, y entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió cuando Isabel oyó el saludo de María, que el niño dió saltos en su seno e Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y exclamó con gran clamor: «¡Bendita tú entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!» (Lc 1: 39-42).

Este encuentro de Nuestra Señora y su prima Santa Isabel nos muestra la gran fe y profunda humildad de María. Esto es evidente de inmediato en su respuesta al Ángel, cuando le anunció que había sido elegida para ser la Madre de Dios. Ella no se siente exaltada ni elevada a un nivel superior. Ella cree en las palabras del Ángel; reconoce su humildad ante Dios y se ofrece a servirle como esclava: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según Tu palabra”.

Rezaremos en esta década las respuestas al Padre Nuestro y a las Avemarías en Francés y Alemán.

Padre Nuestro

(Inglés) Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo; (Francés) danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Primeras Cinco Avemarías

(Inglés) Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; (Francés) Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Segundas Cinco Avemarías

(Inglés) Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; (Alemán) Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria

(Inglés) Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, (Alemán) como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Jaculatoria a la Medalla Milagrosa

(Inglés) Oh María, sin pecado concebida, (Alemán) rogad por nosotros que recurrimos a Vos.

Oración de Fátima o de las Décadas del Rosario

(Inglés) ¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, (Alemán) lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén.

El Tercer Misterio Gozoso: El Nacimiento del Hijo de Dios

Meditación

“Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo Cirino gobernador de Siria. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y linaje de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento” (Lc 2: 1-7).

San Lucas continúa en el evangelio diciendo que los pastores vinieron y escucharon lo que se les decía, creyeron y alabaron a Dios. De la misma manera también nosotros debemos renovar nuestra fe en la revelación que Dios nos da aquí; debemos creer y decir: “Dios mío, yo creo, adoro, espero y Os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Os aman”. Como Nuestra Señora, debemos guardar todas estas verdades en nuestro corazón, con fe, esperanza y amor.

Rezaremos en esta década las respuestas al Padre Nuestro y a las Avemarías en Polaco y Griego.

Padre Nuestro

(Inglés) Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo; (Polaco) danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Primeras Cinco Avemarías

(Inglés) Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; (Polaco) Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Segundas Cinco Avemarías

(Inglés) Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; (Griego) Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria

(Inglés) Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, (Griego) como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Jaculatoria a la Medalla Milagrosa

(Inglés) Oh María, sin pecado concebida, (Griego) rogad por nosotros que recurrimos a Vos.

Oración de Fátima o de las Décadas del Rosario

(Inglés) ¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, (Griego) lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén.

El Cuarto Misterio Gozoso: La Presentación en el Templo

Meditación

«Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el Ángel antes de ser concebido en el seno. Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor» (Lc 2: 21-24).
 

Cumpliendo este mandamiento de presentar a su primogénito en el Templo para ser ofrecido al Señor, María está, al mismo tiempo, cumpliendo la misión que le ha confiado Dios, la de Corredentora del género humano. María conoce las Sagradas Escrituras y, a través de ellas, sabe que su Hijo está destinado a ser víctima de la expiación de los pecados de los hombres y sacrificio de alabanza ofrecido a Dios. El ejemplo de fidelidad en la observancia de la Ley de Dios que nos da aquí Nuestra Señora debe impulsarnos a seguir el mismo camino de fidelidad a Dios y a su Iglesia.

Rezaremos en esta década las respuestas al Padre Nuestro y a las Avemarías en criollo haitiano e italiano.

Padre Nuestro

(Inglés) Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo; (Criollo) danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Primeras Cinco Avemarías

(Inglés) Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; (Criollo) Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Segundas Cinco Avemarías

(Inglés) Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; (Italiano) Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria

(Inglés) Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, (Italiano) como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Jaculatoria a la Medalla Milagrosa

(Inglés) Oh María, sin pecado concebida, (Italiano) rogad por nosotros que recurrimos a Vos.

Oración de Fátima o de las Décadas del Rosario

(Inglés) ¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, (Italiano) lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén.

El Quinto Misterio Gozoso: Jesús perdido y hallado en el Templo

Meditación

 «Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas» (Lc 2: 41-47).

La Sagrada Familia aquí nos da un gran ejemplo de vida cristiana. Ni la distancia ni la falta de transporte los disuade de viajar al templo en Jerusalén para agregar su oración a las que su pueblo ofrece a Dios. El templo nos recuerda nuestros propios lugares de adoración hoy, las iglesias donde también debemos congregarnos para ofrecer nuestras oraciones y alabanza a Dios.

Rezaremos en esta década las respuestas al Padre Nuestro y a las Avemarías en Portugués y Latín.

Padre Nuestro

(Inglés) Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo; (Portugués) danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Primeras Cinco Avemarías

(Inglés) Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; (Portugués) Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Segundas Cinco Avemarías

(Inglés) Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; (Latin) Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria

(Inglés) Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, (Latin) como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Jaculatoria a la Medalla Milagrosa

(Inglés) Oh María, sin pecado concebida, (Latin) rogad por nosotros que recurrimos a Vos.

Oración de Fátima o de las Décadas del Rosario

(Inglés) ¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, (Latin) lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén.

8. Indulgencia Plenaria

Para recibir la indulgencia plenaria adjunta a este Santo Rosario, rezaremos tres Avemarías por las intenciones de nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, por la santificación de los sacerdotes, las vocaciones religiosas y por los no-creyentes:

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Saludamos a Nuestra Madre Celestial rezando la Salve:

9. Salve Reina

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oremos. Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.

Nuestra Señora de Fátima, ruega por nosotros.

Santa Jacinta y San Francisco Marto, rueguen por nosotros.

MUSICA

10. Acompañando a Nuestra Señora: Segunda Parte

Continuamos con la segunda parte de los 15 minutos de meditación, acompañando a Nuestra Señora, rezando las Letanías de Loreto.

Oh, Santa Madre, sé que el Mensaje de Fátima dice: “Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te llevará a Dios”. Por lo tanto, tu Corazón es el refugio y el camino hacia Dios para todos Sus hijos.

Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos con bondad.

Dios, Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del  mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros. 
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.

¡Qué faro de luz son para nosotros estas palabras de Nuestra Señora! De hecho, conocemos nuestra propia debilidad y sabemos que por nosotros mismos no somos capaces de producir los frutos de la vida eterna. Solo cuando nos unimos a Cristo podemos hacerlo. Nuestra Madre Celestial promete el consuelo de la gracia de Dios: consuelo a través de un sentido de fuerza para ayudar a nuestra debilidad; consuelo a través de un sentido de la gracia, que viene a consolarnos, animarnos, ayudarnos y sostenernos. Es esta certeza la que genera la confianza que debemos tener en Dios.

Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Madre de Cristo, ruega por nosotros.
Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.

Madre de Misericordia, ruega por nosotros.

Madre de la Divina Gracia, ruega por nosotros.

Madre de la Esperanza, ruega por nosotros.

Madre Purísima, ruega por nosotros.
Madre Castísima, ruega por nosotros.
Madre siempre Virgen, ruega por nosotros.
Madre Inmaculada, ruega por nosotros.
 

Vivir para Cristo es también vivir para María, ya que Jesús recibió de Ella su Cuerpo y su Sangre. Fue en Su Corazón donde el Padre puso el Corazón de su Hijo, como en el primer Tabernáculo. María fue el primer vaso que lo sostuvo. La vida y la naturaleza humana fluyeron hacia el Hijo de Dios a través de la sangre del Inmaculado Corazón de María. De la sangre de Su Hijo, todos, a su vez, recibimos “gracia sobre gracia”. (Jn 1: 16).

Madre Amable, ruega por nosotros.
Madre Admirable, ruega por nosotros.
Madre del Buen Consejo, ruega por nosotros.
Madre del Creador, ruega por nosotros.
Madre del Salvador, ruega por nosotros.
Madre de Misericordia, ruega por nosotros.
Virgen Prudentísima, ruega por nosotros.
Virgen Digna de Veneración, ruega por nosotros.
Virgen Digna de Alabanza, ruega por nosotros.
Virgen Poderosa, ruega por nosotros.
Virgen Clemente, ruega por nosotros.
Virgen Fiel, ruega por nosotros.
 

Sabemos que Dios quiere que nuestra devoción eche raíces en el Inmaculado Corazón de Nuestra Santa Madre. Fue por este mismo propósito que Dios puso tanto amor en él. El corazón de la Madre de todos los seres humanos consagra y convierte a su progenie en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Hijo de Dios, que inició la obra de nuestra redención en el Corazón de Su Madre.

Espejo de Justicia, ruega por nosotros.
Trono de la Sabiduría, ruega por nosotros.
Causa de nuestra Alegría, ruega por nosotros.
Vaso Espiritual, ruega por nosotros.
Vaso Digno de Honor, ruega por nosotros.
Vaso de Insigne Devoción, ruega por nosotros.
Rosa Mística, ruega por nosotros.
Torre de David, ruega por nosotros.
Torre de Marfil, ruega por nosotros.
Casa de Oro, ruega por nosotros.

Sabemos que los latidos del corazón de Cristo son los del Corazón de María; la oración de Cristo es la oración de su Madre; las alegrías de Cristo son las alegrías de Ella. Cristo recibió de su Madre el Cuerpo y la Sangre que continuamente se derraman y se ofrecen por la salvación del mundo. Por eso María, hecha una con Cristo, sufrió y agonizó con Él, recibiendo en Su Inmaculado Corazón Sus últimos sufrimientos, Sus últimas palabras, Su última agonía y Sus últimas gotas de sangre, ofreciéndolas al Padre.

Arca de la Alianza, ruega por nosotros.
Puerta del Cielo, ruega por nosotros.
Estrella de la Mañana, ruega por nosotros.
Salud de los Enfermos, ruega por nosotros. 
Refugio de los Pecadores, ruega por nosotros.

Consoladora de los Inmigrantes, ruega por nosotros.

Consoladora de los Afligidos, ruega por nosotros.
Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros.
Reina de los Ángeles, ruega por nosotros.
Reina de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Reina de los Profetas, ruega por nosotros.

Nuestra Santísima Madre nos llama: “¿Qué están haciendo? ¡Recen, recen, recen! Ofrezcan constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo para que toda su vida sea un holocausto ofrecido a Dios en sus cruces diarias. Hagan de sus cruces la Cruz de Cristo, por la salvación de las almas, cooperando con Él en su obra redentora”.

Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
Reina de los Mártires, ruega por nosotros.
Reina de los Confesores, ruega por nosotros.
Reina de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Reina de todos los Santos, ruega por nosotros.
Reina concebida sin pecado original, ruega por nosotros.
Reina asunta a los Cielos, ruega por nosotros.
Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros.
Reina de la familia, ruega por nosotros.
Reina de la paz, ruega por nosotros.

María se quedó en la Tierra para ayudar a los hijos de Dios. Al hacerlo, conservó la obra redentora de Cristo en Su Corazón como fuente de gracia. – Ave Maria Gratia Plena.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Amén. 

Oremos. Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, 
y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Oración de Sacrificio

Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores, y en reparación de los pecados cometidos contra el Corazón Inmaculado de María.

Para nuestra protección contra el Covid-19, recemos a la Virgen María:

Sub Tuum Praesidium (Bajo Tu Amparo)

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!.

Para nuestra defensa contra el mal, recemos a San Miguel:

Oración a San Miguel Arcángel

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del demonio. Reprímale Dios como rendidamente se lo suplicamos, y tú, príncipe de la milicia celestial, armado del poder divino, precipita al infierno a satanás y a todos los espíritus malignos que para la perdición de las almas andan por el mundo. Amén.

Recemos a San José por protección:

Acordaos de San José

Acordaos, oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío San José, que jamás se ha oído decir que ninguno haya invocado vuestra protección e implorado vuestro auxilio sin haber sido consolado. Lleno, pues, de confianza en vuestro poder, ya que ejercisteis con Jesús el cargo de Padre, vengo a vuestra presencia y me encomiendo a Vos con todo fervor. No desechéis mis súplicas, antes bien acogedlas propicio y dignaos acceder a ellas piadosamente. Amén.

Consagrémonos a Nuestra Madre Celestial:

Acto de Consagración a Nuestra Madre Celestial

Oh Señora mía, oh Madre mía, yo me ofrezco enteramente a Vos, y en prueba de mi filial afecto Os consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo(a) vuestro(a), oh Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión
vuestra. Amén.

En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

11. Despedida

Los invitamos a unirse nuevamente a esta iniciativa el 3 de octubre, para nuestra próxima Comunión de Reparación del Rosario Internacional. Les pedimos que consideren cumplir con los cinco primeros Sábados de Reparación consecutivos, sin faltar a ninguno, para que puedan recibir las gracias prometidas por el Inmaculado Corazón de Nuestra Señora, la Virgen María. Que tengan un buen día.

Gracias y bendiciones.

Con esto concluimos el Rosario de Reparación. Gracias por compartirlo hoy con nosotros. Ahora continuamos con la Santa Misa oficiada por el Padre Daniel Gagnon, a través de nuestro canal en You Tube: Mater Fatima International y a través de nuestro sitio de internet: MaterFatima.org

MÚSICA

CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZON DE JESUS
(SANTA MARGARITA MARIA DE ALACOQUE)

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