San Miguel arcángel, los ángeles y su acción en el purgatorio

Santa Gema Galgani y El manuscrito del purgatorio de Sor María de la Cruz nos cuentan estos detalles.

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Un ángel le preguntó a Santa Gema Galgani: «¿Cuánto tiempo hace que no has rogado por las almas del purgatorio?»

Tomado de: Fernando Cárdenas Lee, Foyer de Charite – publicado el 28/06/20; es.aleteia.org

Los Santos Ángeles de la Guarda han sido enviados por Dios para cumplir diferentes tareas a favor de nosotros: fortalecen nuestra voluntad, nos protegen de los enemigos, nos asisten en nuestra vida e iluminan nuestro entendimiento acerca de los designios de misericordia que Dios tiene para con cada uno de nosotros.

Dentro de estas tareas los Ángeles del cielo cumplen una misión que es la de iluminarnos acerca de la realidad del Purgatorio y la de recordarnos la comunión que tenemos con estas almas que, como enseña el Catecismo de la Iglesia, han muerto “en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1030).

Esta iluminación que nos dan los Ángeles de esta realidad debe ser entendida como un llamado a abrir nuestra alma a contemplar esta realidad que nos une a estas almas, y en este sentido el Ángel nos mueve a la oración, la penitencia y sacrificio en favor de estas almas que se encuentran en el purgatorio.

En este sentido la ayuda que brindan los santos ángeles es muy variada. Nos invitan y exhortan a orar por las almas del purgatorio, mueven nuestro corazón pidiendo que recemos por estos hermanos nuestros que se encuentran en aquel lugar de purificación.

Leemos en el Diario de Santa Gemma Galgani:

“Su ángel la estimulaba en este deseo de liberar a estas almas. Un día le dijo: “¿Cuánto tiempo hace que no has rogado por las almas del purgatorio? Desde la mañana no había rogado por ellas. Me dijo que le gustaría que, cualquier cosa que sufriera, la ofreciera por las almas del purgatorio. Todo pequeño sufrimiento las alivia, sí, hija, todo sacrificio por pequeño que sea, las alivia”. Esas palabras también te las dirige el Ángel en el día de hoy: “¿Cuánto tiempo que no has rezado por las almas del purgatorio?”.

Precisamente el Catecismo nos enseña:

“Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios.
La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos: «Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? […] No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos” (Catecismo de la Iglesia Católica 1032).
Y en este sentido los Ángeles nos vuelven a ayudar, pues estas oraciones y sacrificios que ofrecemos llegan ante el trono de Dios de manos de los Ángeles. San Rafael Arcángel en el libro de Tobias enseña que cada vez que se presentan oraciones, son los ángeles quienes llevan nuestras oraciones ante el altar de Dios (cfr. Tb. 6).

Que tú Ángel de la Guarda vaya lleno de oraciones y sacrificios por estas almas; cuán tristes deben estar los Ángeles al presentarse ante Dios sin nada que ofrecer de ti, se presentan con las manos cruzadas sobre el pecho.

Y de manera especial sobresale san Miguel Arcángel, el Ángel de las almas del Purgatorio: él está siempre presente en el juicio particular, asiste a los agonizantes y los sostiene y fortalece en el combate contra el demonio.

El Ángel exhorta:

Si supierais cuánto os aman estas almas benditas. Ellas desean que os salvéis, y que evitéis el Purgatorio…Rezad por estas benditas almas que rezan por vosotros. Ninguna oración se pierde jamás: a menudo hay personas aquí abajo que rezan por todo tipo de cosas, y Dios ordena que su oración sea utilizada en favor de las almas del Purgatorio…” (Tomado del libro “El Purgatorio, una revelación particular, Ed. Rialp).

Y cuando nuestra oración, sacrificio, limosna logra sacar un alma del Purgatorio los Ángeles se visten de gran hermosura y van a sacar el alma de su protegido a llevarla al encuentro con Dios.

De María de Jesús Agreda leemos:

“Cuando murió la reina Isabel de Borbón, el 6 de octubre de 1644, se le apareció varias veces para pedirle oraciones. El día de las ánimas, dos de noviembre de este año de mil seiscientos y cuarenta y cinco, estando en los maitines y oficio que hace la iglesia por los difuntos, se me manifestó el purgatorio con grande multitud de almas, que estaban padeciendo y me pedían las socorriese. Conocí muchas, incluida la de la reina y otra de una persona que yo había tratado y conocido antes. Yo me admiré de que el alma de la reina, después de tantos sufragios y misas como se habían ofrecido por ella, estaba todavía en el purgatorio, aunque sólo había pasado un año y veintiséis días de su muerte… Llegada la noche vi algunos ángeles en la celda con grande hermosura y me dijeron que iban al purgatorio a sacar el alma de la reina por quien yo había pedido… Y los ángeles la llevaron al eterno descanso, que gozará mientras Dios fuere Dios”.


Del libro: El manuscrito del purgatorio

Agosto 1879

Nosotros vemos a San Miguel como vemos a los ángeles; ellos no tienen cuerpo. Viene al Purgatorio a llevar todas las almas ya purificadas, porque él es el que las conduce al Cielo.

Sí, es verdad, él está entre los Serafines, como ha afirmado Monseñor. Es el primer Ángel del Cielo. También nuestros ángeles custodios vienen a visitarnos, pero San Miguel es el más bello!.

En cuanto a la Santa Virgen, la vemos con su cuerpo. Ella viene al Purgatorio en el día de sus fiestas y regresa al Cielo junto con muchas almas. Mientras ella está con nosotros, no sufrimos; San Miguel la acompaña, pero, cuando él está solo, sufrimos como de costumbre.Cuanto te he hablado del grande y del segundo Purgatorio, lo he hecho para hacerte comprender.


San Miguel, Guardián del Purgatorio y Consolador de las Almas.

La liturgia de la Iglesia canta: “Miguel, mi Arcángel, te nombraré príncipe sobre todas las almas, las que han de ser recibidas en mi Reino.”

Como se expresa en el Canon Romano, por manos del Santo Ángel son llevados estos dones hasta el Altar del cielo, así él comparte el Cuerpo y la Sangre de Cristo con las almas del purgatorio.

Está piadosamente verificado que un monje cisterciense, después de su muerte, apareció a uno de sus amigos, un sacerdote, y le relató que sería librado del purgatorio, cuando pidiera durante la Santa Misa, la intercesión de San Miguel. El sacerdote cumplió este deseo, y él, junto con otros que estaban presentes, tuvieron el consuelo de ver cómo el alma de su amigo fue llevada al cielo por el Arcángel.

También se cuenta que cierto sacerdote, ofreciendo el santo sacrificio por los muertos, recomendó algunas almas de manera particular con estas palabras: “Que el príncipe de los Ángeles, San Miguel, los lleve hacia la gloria del cielo.” En ese instante vio al glorioso Arcángel bajar del cielo hacia el purgatorio para liberar aquellas almas y conducirlas al paraíso.” (TAN p. 82).

Invoquemos a San Miguel frecuentemente por nuestros queridos difuntos y en particular recomendémoslos a su poderosa intercesión durante la celebración de la Santa Misa.

“El Príncipe de la Milicia Celestial, es Todopoderoso en el purgatorio, y puede asistir a las almas pobres a quienes la Justicia y Santidad del Sumamente Poderoso, retiene en este lugar de castigos.” San Anselmo.

“Es incontestablemente reconocido desde la fundación del cristianismo, que las almas de los fieles difuntos son liberadas del purgatorio, por la intercesión de San Miguel, el Arcángel.” San Roberto Belarmino.

Añadiremos también las palabras de San Alfonso de Ligorio: “San Miguel ha recibido el cuidado de consolar y ayudar a las almas del purgatorio.”

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