Oración para el Día Internacional de la Mujer

Hijas, hermanas, esposas, madres. Acompañadas, solas o incluso maltratadas,… Reza por todas a Dios con esta oración por la mujer.

  • Oremos por tantas mujeres que no son valoradas suficientemente al decidir cuidar del hogar familiar asumiendo en nuestras familias los trabajos menos considerados: el cuidado de la casa, la atención a los hijos, a los mayores y a los enfermos.
  • Oremos por tantas mujeres que se sienten hundidas y sin estima personal por el acoso en el trabajo y el maltrato dentro de su propio hogar.
  • Oremos por tantas mujeres y niñas que siguen sufriendo el verse tratadas como objeto de venta y de pornografía.
  • Oremos por las mujeres que con su constancia, su trabajo, su ternura, su solidaridad, se implican en asociaciones de vecinos, coordinadoras, movimientos, empresas y con su testimonio nos ayudan a vivir en la esperanza de que “OTRO MUNDO ES POSIBLE”.
  • Oremos por quienes tienen la responsabilidad de elaborar las leyes y aplicarlas, para que reconozcan la dignidad de todos, especialmente de las mujeres, y faciliten por todos los medios la conciliación entre vida laboral y vida familiar.
  • Oremos por nuestra Iglesia, por nosotras y por nosotros, para que seamos capaces de construir la igualdad, la fraternidad, estableciendo relaciones de justicia en casa, en la familia, en el trabajo, en las relaciones sociales y en nuestra Iglesia.

Ayúdanos a ser, señor, activos y cariñosos, verdaderos y compasivos, audaces y pacíficos para seguir recreando tu reino de justicia y misericordia. Por Jesucristo Nuestro Señor. AMÉN.

Por Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de Matehuala, presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar de la conferencia episcopal mexicana:

Gracias

Gracias, Dios Padre Bueno, por el amor que nos tienes;
porque nos has creado a tu imagen y semejanza
en la condición de varón y mujer;
para que, reconociéndonos diferentes,
busquemos complementarnos:
el varón como apoyo de la mujer
y la mujer como apoyo del varón.

Gracias, Padre bueno, por la mujer y su misión en la comunidad humana.

Te pedimos

Te pedimos por la mujer que es hija:
que sea acogida y amada por sus padres,
tratada con ternura y delicadeza.

Te pedimos por la mujer que es hermana:
que sea respetada y defendida por sus hermanos.

Te pedimos por la mujer que es esposa:
que sea reconocida, valorada y ayudada por su esposo,
compañero fiel en la vida conyugal;
que ella se respete y se dé a respetar,
para vivir ambos la comunión de corazones y anhelos
que se prolongan en la fecundidad de una nueva vida humana,
participando así en la máxima obra de la creación: el ser humano.

Te pedimos por la mujer que es madre:
que reconozca en la maternidad el florecimiento de su feminidad.
Creada para la relación,
sea sensible, tierna y abnegada en la educación de cada hijo;
con la dulzura y la fortaleza,
la serenidad y la valentía,
la fe y la esperanza
que van forjando la persona, el ciudadano, el hijo de Dios.

Te pedimos por las mujeres buenas y generosas
que han entregado su vida para realizar la nuestra.

Te pedimos por las mujeres que se sienten solas,
por las que no encuentran sentido a su vida;
por las marginadas y usadas como objeto de placer y de consumo;
por las que han sido maltratadas y asesinadas.

Que colaboremos juntos

Te pedimos, Padre Bueno, por todos nosotros,
varones o mujeres;
que nos sepamos comprender, valorar y ayudar mutuamente,
para que en la relación, amable y positiva,
colaboremos juntos al servicio de la familia y de la vida.

Te lo pedimos por intercesión de la siempre Virgen María de Guadalupe,
Mujer, Esposa y Madre Buena,
llena de fe humilde y valiente,
que nos acompaña, sostiene y conduce
a tu Hijo Cristo Jesús,
el cual vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Padre Celestial,

Te presento mis asuntos a Ti, mis tendencias de adicción al trabajo, desesperadamente esperando demostrar que soy digna de lo que hago.

Ayúdame a descansar, a ver tu amor por mí en términos reales, como un Padre ama a su dulce hija.


Gracias porque en tu Reino, yo no soy una jornalera, una intrusa o una marginada; pero soy una hija a quien Tú amas.

Me gustaría poder decir de que yo verdaderamente comprendo este tipo de amor, pero no puedo. Al menos no por ahora. Algo me bloquea para no entenderlo. Desbloquéame. Y desbloquea a quienes oran conmigo esta oración, que pudieran sentirse así como yo. Tu amor es difícil de entender.

Consuela mi corazón cuando estoy de duelo; me recordarías de nuevo sobre la verdad de la eternidad? Recuérdame que el cielo es real y que la recompensa es nuestra. De que las lágrimas serán secadas, de que el dolor terminará, y de que el gozo será el oxígeno de ese Gran Lugar.


También te vuelvo a entregar mi profesión. Jesús, cuántas veces ya te lo he entregado. Estás cansado de tomarlo?.

Yo escojo en este momento confiar en Ti para obtener los resultados, de descansar en los irónicos caminos de tu Reino. Recuérdame otra vez de que tu Reino es un sube y baja, lleno de paradojas como estas: Los últimos serán los primeros y los que claman por fama se encogerán después.

Pero Jesús, honestamente, es tan difícil unir mi estilo de vida con mi servicio a tu Reino. Ayúdame a vivir todo esto y a hacerlo bien, con excelencia y dulce confianza.


Yo te entrego a Ti mis hijos. Ellos tienen la marca de tu amor. Mantenlos cerca de tu corazón, vivos a tus propósitos. Que ellos continúen volviendo a Ti cuando tengan el corazón roto, cuando estén decepcionados, y con temor. Sé Tú quien levantas sus cabezas, sus manos, sus esperanzas, sus sueños, sus ambiciones. Sé la roca sobre las cual ellos se puedan parar cuando las tormentas los golpeen.

Acompaña, a mi marido y a mí, mientras nosotros ayudamos a los necesitados. Esta es una tarea que sentimos es muy grande para nosotros, y ni siquiera sabemos cómo deberíamos de hacerlo bien. Abre las puertas que se tienen que abrir. Cierra las demás. Provee los recursos que necesitamos para ayudar a otros. Que nuestra asistencia al prójimo sea eficiente para sus almas, cuerpos y espíritus.

Yo oro por las personas que han pasado por mi vida en diferentes temporadas, cuando la dulce amistad dio paso a la separación. Yo lamento el cambio, pero doy bienvenida a la reconciliación. Confío que así será. Ayúdame a entender tu tiempo, a estar lista para seguir adelante, a humillarme a mí misma, a escuchar tus instrucciones. Yo escojo darte a Ti mi corazón roto, y humildemente te pido que traigas belleza donde reinó el dolor.


Te entrego mis nuevos proyectos, todos ellos. Jesús, por favor muéstrame cómo tengo que hacerlos, estoy cansada, y no puedo sostener mis propias palabras sin tu favor y dirección. Muéstrame con claridad.

Te entrego aún mis vehículos que están cada día más viejos, y pido por tu provisión. Te entrego nuestra casa, las cosas que funcionan y las que cosas que no, y te pido por contentamiento y provisión. Te entrego los gastos de la universidad que tanto me preocupan, y escojo en este momento creer que Tú proveerás todos los recursos necesarios para la educación de mis hijos.

Te doy gracias por mi matrimonio, mi familia, mis parientes, mis dulces amigos que caminan en esta Tierra a mi lado. Tú eres bueno para proveerme tan amorosa compañía.


Mantenme cerca tuyo mientras yo busco ayudar a otros a que te conozcan a Ti, mi Jesús.

Yo quiero ser disciplinada, estar descansada y llena de esperanza.

Ayúdame a cambiar el pesimismo por optimismo, el temor por alabanza, la angustia por oración.


Yo confío en Ti. Yo te necesito.

Yo te amo.

Amén

Adaptado de la introducción y oración de Mary E. DeMuth para su blog marydemuth.com

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