Evangelio de hoy martes, 9 de noviembre de 2021

«Fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán»

Basílica de San Juan de Letrán Roma |Buendía Tours

Texto del Evangelio (Jn 2,13-22): 

Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado». Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: El celo por tu Casa me devorará.

Los judíos entonces le replicaron diciéndole: «Qué señal nos muestras para obrar así?». Jesús les respondió: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré». Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero Él hablaba del Santuario de su cuerpo. Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.

17 - RM Joven

Por: https://www.ciudadredonda.org/

Es la fiesta de la dedicación de la Basílica de Letrán, construida en el año 324 por el emperador  Constantino, primer emperador cristiano, que se bautizó en su inauguración. Dejando la historia a parte, que sería muy interesante, es la sede del Obispo de Roma, el Papa es Papa, por ser el Obispo de Roma, como nos ha recordado alguna vez el actual. Su titulo no es el de Romano Pontífice, Vicario de Cristo (que por cierto, estos eran los pobres), Sumo Pontífice, Santo Padre y otros nombres que le atribuimos sacados del momento en que el cristianismo pasó de ser perseguido a religión oficial del imperio. Por lo tanto esta Basílica es el centro de toda la cristiandad: “Madre y cabeza de todas las iglesias de la ciudad y del mundo”, aunque la mayoría  consideramos el centro al Vaticano.

En el Evangelio y en San Pablo se dice qué nosotros somos los verdaderos “templos”, qué podemos adorar a Dios en cualquier sitio “en espíritu y verdad”, “hablaba del templo de su cuerpo”, parece ser la persona y no el templo lo más sagrado. No es cuestión de llenar esto de citas, pero Jesús no parece que fuese en demasiadas ocasiones al templo, tenía otros templos en las calles, en las casas, en los caminos. Y para celebrar la última cena (Eucaristía), tampoco escogió un templo, más aún, los primeros cristianos se reunían en las casas para celebrar, rezar, charlar. Iglesia significaba la comunidad reunida, no un edificio, menos aún si la llamamos Basílica que es un término auténticamente romano. Nos paso algo… Quizás Jesús tenga que liar otra vez el látigo, como hoy en el evangelio, para recordarnos quién son los templos vivos a los que no se puede injuriar, machacar, expropiar, denigrar, matar, esclavizar…

¿Qué sentido tiene la fiesta de hoy?, nuestra tradición ha hecho de los edificios un lugar de encuentro, en el templo material recibimos los sacramentos, nos encontramos con la comunidad, rezamos, son lugar de referencia en las plazas de nuestros pueblos, está Cristo sacramentado, recuerda la historia de tantos siglos, nos evoca la Iglesia universal. Son un oasis en medio de la ciudad, lugares donde beber del Evangelio y de otros templos vivos para salir y continuar el camino. Cuando Jesús dice dónde quiere estar, dónde se le tiene que reconocer, se trata de lugares sencillos, cargados de humanidad, de cotidianidad, lleno de rostros, y donde las piedras sólo son las personas, las piedras sólo sirven si visibilizan y celebran todas estas presencias.

La fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán nos tiene que ayudar a recordar que toda la Iglesia trasparenta el Reino de Dios, que el lugar sólo sirve si hace visible los sueños de Dios.  Que unidos a nuestro Papa Francisco, buscamos ser una Buena Noticia en el mundo, ser “defensores de los empobrecidos”. El templo debe de ser lugar de encuentro con Dios, nuestras asambleas, nuestra vida comunitaria expresan, dicen, trasparentan, invitan a ser lugares de encuentro. Y sobre todo nos unen a toda la Iglesia y al Papa que nos ha dicho que los pastores deben de oler a oveja y por deducción nuestros templos, los de piedra y argamasa huelan a pueblo, una casa donde la alfombra es para los empobrecidos, (los Vicarios de Cristo).

San Juan de Letrán | Traveler

POR: https://evangeli.net/evangelio

Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Rubí, Barcelona, España)

Hoy, en esta fiesta universal de la Iglesia, recordamos que aunque Dios no puede ser contenido entre las paredes de ningún edificio del mundo, desde muy antiguo el ser humano ha sentido la necesidad de reservar espacios que favorezcan el encuentro personal y comunitario con Dios. Al principio del cristianismo, los lugares de encuentro con Dios eran las casas particulares, en las que se reunían las comunidades para la oración y la fracción del pan. La comunidad reunida era —como también hoy es— el templo santo de Dios. Con el paso del tiempo, las comunidades fueron construyendo edificios dedicados a las reuniones litúrgicas, la predicación de la Palabra y la oración. Y así es como en el cristianismo, con el paso de la persecución a la libertad religiosa en el Imperio Romano, aparecieron las grandes basílicas, entre ellas San Juan de Letrán, la catedral de Roma.

San Juan de Letrán es el símbolo de la unidad de todas las Iglesias del mundo con la Iglesia de Roma, y por eso esta basílica ostenta el título de Iglesia principal y madre de todas las Iglesias. Su importancia es superior a la de la misma Basílica de San Pedro del Vaticano, pues en realidad ésta no es una catedral, sino un santuario edificado sobre la tumba de San Pedro y el lugar de residencia actual del Papa, que, como Obispo de Roma, tiene en la Basílica Lateranense su catedral.

Pero no podemos perder de vista que el verdadero lugar de encuentro del hombre con Dios, el auténtico templo, es Jesucristo. Por eso, Él tiene plena autoridad para purificar la casa de su Padre y pronunciar estas palabras: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré» (Jn 2,19). Gracias a la entrega de su vida por nosotros, Jesucristo ha hecho de los creyentes un templo vivo de Dios. Por esta razón, el mensaje cristiano nos recuerda que toda persona humana es sagrada, está habitada por Dios, y no podemos profanarla usándola como un medio.

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