A partir del siglo IV, se estableció un día para conmemorar a todos estos niños inocentes que murieron como “mártires” en el lugar de Jesús, que se recuerda cada 29 de diciembre; no obstante, en la tradición latina es el 28 de diciembre.
Oración a los Santos Inocentes por los niños del mundo

Queridos Santos Inocentes, mártires a los que hoy honramos por entregar su vida por Jesús, hoy nos dirigimos a ustedes y ante Dios Nuestro Señor, para poner en sus manos la vida de todos los niños del mundo, para que no tengan que padecer ningún tipo de sufrimiento y que la inocencia que los caracteriza se mantenga siempre intacta.
A ustedes pedimos por todas aquellas mujeres embarazadas que están pensando en interrumpir el desarrollo del pequeño niño que llevan en su vientre, para que les brinden la paz y la sabiduría que necesitan para enfrentar este reto y no tomar decisiones equivocadas; además, también ponemos en sus manos la vida de aquellos infantes que están a punto de nacer para que nuestro Salvador pueda cubrirlos con su manto.
Imploramos de todo corazón para que todos los menores se libren de cualquier situación de sufrimiento, malnutrición y maltrato, por las malas obras de sus padres o los adultos malintencionados que los rodean, y que cada uno tenga en este mundo el cariño que merece y no se vean en riesgo de ser abandonados, como si de un objeto sin valor se tratara.
A ti, nuestro Dios Misericordioso, te pedimos que nunca desampares a estas almas inocentes, que los guíes siempre por el camino del bien y que los lleves siempre de tu mano; que cada niño pueda atravesar esta etapa de la vida con plena felicidad y tranquilidad, sin tener que padecer experiencias traumáticas que atenten contra su salud física y mental. En ti confiamos Señor Nuestro. Amén.
Padre amado, tú que eres toda pureza y amor universal sin medida, te pedimos que tu amor descanse en nosotros. Abríganos con el manto de la esperanza y protégenos contra toda maldad de ese enemigo malo que ha infundido en los corazones de muchos la idea aberrante de desechar a los niños no nacidos.
Señor, tú que todo lo puedes y no hay imposibles para ti, toca con compasión los corazones de aquellas mujeres embarazadas en nuestro mundo, que no están pensando en la maternidad y que ven en su pequeño niño que llevan en el vientre, una carga a la cual desechar.
Ayúdales a ver que el niño que llevan en su interior está hecho a tu imagen y semejanza, que son pureza encarnada de tu amor. Que puedan abrir su conciencia a la vida que Tú mismo les has regalado y respeten también la vida de su niño por nacer.
Derrama todos tus consuelos sobre la vida de estas mujeres u hombres que le apoyan, para que se sientan amados por ti y ahuyentes el deseo de asesinar a su propio hijo.
Llévate sus temores, hazles saber que su corazón debe estar lleno de amor y no de egoísmos. Dales un corazón de carne para que puedan amar a sus bebés con la misma ternura que Tú les amas.
Envíales las fuerzas que necesitan para traer al mundo a ese bebé por nacer y que no se sientan solas en este proceso. Que puedan conocer que sus niños por nacer son una bendición para sus vidas y no una maldición o una carga que no pueden soportar.
También te pedimos por estos niños por nacer. Que tu gracia los cubra y esté siempre en ellos para que sus madres puedan sentirse amadas y deseadas por ellos a través de ese cordón de amor que los une.
Te lo pedimos Señor, Padre nuestro, a través de tu amado hijo Jesucristo, por su preociosa sangre, por Él que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Un Dios, por siempre y para siempre.

¡Señor, en esta festividad de los santos inocentes oro por todos las personas del mundo que sufren, que no tienen nada, que son perseguidos! ¡Oro por la masacre de tantos inocentes, hombres y mujeres, abandonados por sus gobiernos, famélicos por la escasez de agua o de alimentos, masacrados por la lacra del aborto, que no pueden defenderse de las injusticias, que están inmersos en conflictos armados que ponen en peligro sus vidas, que ven atentadas su dignidad humana, que viven esclavizados en sus trabajos, que se convierten en moneda de cambio en el tráfico sexual…!
¡Señor, todos ellos proclaman tu Evangelio, dan testimonio de Ti! ¡Sé, Señor, que no permaneces impasible ante tanta injusticia y que en esta Navidad te haces presente en la fragilidad de un niño y que culminarás tu vida en el sacrificio de la cruz, por esto te doy gracias porque me permites entender que te pones siempre al lado de los que sufren!
¡Señor, gracias, porque cuando un hombre sufre, cuando un inocente muere, tu sufres con él y mueres con él compartiendo de una manera viva, amoroso y misericordiosa tanta fragilidad! ¡Señor, te doy gracias porque me iluminas para entender que en tu lógica divina has nacido para salvarnos y que a pesar de que el camino de la vida está repleto de luces y sombras me corresponde a elegir si prefiero el camino de la luz que traes Tu o el camino de la tiniebla que comporta el pecado!