Reflexión al Evangelio miércoles 26 de enero 2022/ «Misionando Con Amor» 3ª Semana Tiempo Ordinario

“El Reino de Dios está cerca de ustedes”

Santos Timoteo y Tito, Obispos (MO)

 Anuncien la gloria del Señor entre las naciones y sus maravillas entre los pueblos, porque el Señor es grande y digno de alabanza. Sal 95, 3-4


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según  San Lucas (10, 1-9)

“La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.”

El Señor designó a otros setenta y dos, además de los Doce, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: ‘¡Que descienda la paz sobre esta casa!’. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; sanen a sus enfermos y digan a la gente: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’”.

Palabra del Señor R. Gloria a ti Señor Jesús.

MEDITANDO CON LOS SANTOS

SANTORAL

MEDITACIÓN

Jesús Murió y luego Resucitó, mostrando al mundo entero que lo definitivo no es la muerte sino la vida.”

Timoteo era hijo de padre pagano y madre judía. Su madre y su abuela le inculcaron la fe y el conocimiento de la Sagrada Escritura. Conoció a Pablo y se hizo cristiano, convirtiéndose en un gran colaborador para el apóstol. Tito era pagano, y una vez convertido, también fue un gran evangelizador, a quien Pablo le confió la conducción de comunidades difíciles. Las cartas dirigidas a ellos dos se llaman ‘pastorales’, porque presentan instrucciones para la tarea pastoral que les tocó a estos encargados de presidir las comunidades” (La Liturgia Cotidiana, 26/01/2022, pág. 82).

Si bien Jesús comienza con la comunidad de los Doce, para cimentar su enseñanza y su proyección misionera, los setenta y dos eran los enviados a llevar esa Buena Noticia de su Amor y de la paz a todas partes. Como lo sigue haciendo hoy día a través de tantos servidores y ministerios para llegar a tocar la carne humana por más herida y ensangrentada que esté.

En el seguimiento de Cristo no es todo color de rosas, es un tanto duro, quitándonos de nuestra seguridad o apego a la tierra (cosas del mundo) y nos va metiendo en un camino que hace dirigir al Calvario. No es tan simpático eso, y poco atractivo mirando desde ese punto de vista, aunque cuando se comprende que nos impulsa a una experiencia misionera, que será fructífera cuando se le tiene al Cristo total en el centro. Recordemos que el fundamento de toda misión sigue siendo los Doce en la Iglesia (cf. Lc 9,1-6), y junto a ellos, Jesús eligió a otros muchos para seguir misionando, porque la obra es muy grande y los trabajadores son muy pocos.

Por tanto, elige a otros setenta (y dos), número de plenitud, y es signo de todos los misioneros posteriores que anuncian el mensaje del Reino. A través de estos misioneros, Jesús llega a todas las fronteras de la historia. Lo que expresamos es que Jesús eligió a esos misioneros, setenta (y dos) en ese entonces, pero sigue eligiendo a tantos trabajadores para enviarlos mientras dure el tiempo de la Iglesia. No se enfoca el interés en la función jerárquica en este caso, sino en ese trabajo misionero que deben realizar para hacer llegar el Nombre de Cristo y el Mensaje de salvación. Si bien, los discípulos de todos los tiempos son enviados por Jesús más allá de las fronteras de la historia, la frontera de este mundo ellos la deben pasar y empezar a cosechar en el encuentro definitivo con el Padre, la meta final escatológica para quienes reciben la Buena Noticia del Amor de Dios. Reconocer que, aunque Jesús murió en Jerusalén en la Cruz, nunca estuvo solo (recordemos la escena de María, su madre y otras personas, como Juan el discípulo amado en ese momento) y toda la renovación misionera luego de su resurrección. Él mismo camina con los suyos, con sus discípulos amados de todas las épocas a recoger los frutos de conversión e ir construyendo su Reino. Fundamental es entender que ese camino misionero es el mismo camino de Jesús hacia el Padre.

El Reino de Dios nos ayuda a tener muchos misioneros para plantarlo y hacerlo crecer. Además, el Reino se nos presenta como paz, un estar bien en todas las dimensiones de la vida, en donde Dios es quien todo lo gobierna, haciendo posible que esos bienes celestiales puedan estar presentes en la vida de las familias. Cualquier discípulo que está misionando no se predica a sí mismo, sino que predica la Palabra de Dios, haciéndolo gratuitamente, por ello, se le dará hogar y comida por donde vayan, pues Dios nunca abandona a sus hijos misioneros en hacerles llegar su Providencia.

Siempre también habrá posibilidades de enfrentamientos, porque son enviados en medio de lobos y serán perseguidos como lo hicieron con el Maestro, quien hasta sufrió la muerte en la Cruz, aun siendo inocente. Aunque sabemos que Jesús Murió y luego Resucitó, mostrando al mundo entero que lo definitivo no es la muerte sino la vida. Tener presente que los perseguidores terminarán mal delante de Dios, a no ser que se arrepientan y conviertan, pues nadie puede estar bien lejos de Dios.

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