“Tú eres el Mesías”
Los siete santos Fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María (ML)
Señor, sé para mí una roca protectora, un baluarte donde me encuentre a salvo, porque tú eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre, guíame y condúceme. Sal 30, 3-4
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Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Marcos (8, 27-33)
“Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas.”
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. Ellos le respondieron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas”. Entonces él les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Pedro respondió: “Tú eres el Mesías”. Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.
Palabra del Señor R. Gloria a ti Señor Jesús.
UNA FRASE DE AMOR

SANTORAL
MEDITACIÓN
“Entregará su vida en obediencia al Padre en la cruz para alcanzar la salvación de todos.”
“Siete hombres muy respetables de la ciudad de Florencia, optaron por la vida eremítica en el monte Senario, para dedicarse especialmente a la veneración de la Virgen María. Después, predicaron por toda la región de Toscana y fundaron la “Orden de los Siervos de la Virgen María”, aprobada por la Santa Sede en 1304. Hoy se celebra su memoria porque se dice que un día como hoy, en 1310, murió Alejo Falconieri, uno de los Siete” (La Liturgia Cotidiana, 17/02/2022, pág. 67).
Jesús está accionando y separa entre la opinión popular y la de los discípulos sobre Él. La gente hacía tantas hipótesis sobre la identidad de Jesús: decían, por ejemplo, que podría ser Juan Bautista o Elías, o cualquier otro de los profetas. Recordamos que en los libros sagrados del judaísmo tardío se hablaba frecuentemente de la reaparición de los grandes personajes que habían marcado de alguna manera la historia religiosa de Israel. Así, tenemos a Malaquías (cf. 3,23s.) y a Jesús, hijo de Sirac (cf. Eclo 48,10), quienes explícitamente hablan de Elías en cuanto precursor del mesías.
Si tomamos por base los escritos de Qumrán, debería haber dos mesías, el mesías de Aarón y el mesías de Israel. El de Aarón es el sumo sacerdote que descubrirá el sentido genuino de la palabra. Pero la explicación de los libros sagrados y de su sentido genuino se les atribuye a los sacerdotes. Por eso, el mesías sacerdote es llamado investigador de la ley, o el maestro de justicia. El segundo mesías, el de Israel, es el jefe político, de origen real, de la casa de David. Pero la respuesta de Pedro es impresionante, pues para él Jesús es el mesías, no se trata de uno de los personajes precursores o secundarios, sino del que ha sido esperado por tantas generaciones por el Pueblo de Dios. Es el mismo Mesías, quien está en medio de ellos.
Es la confesión de Pedro aceptando a Cristo como el Hijo de Dios vivo, tomando una posición definitiva frente a Cristo. Pedro acepta al Señor, pero no de manera plena o acertada. Existe un cierto despiste en Pedro y en los demás discípulos, pues saben que Jesús es el Cristo, el Ungido, el Mesías, el Hijo de Dios vivo, sin embargo, admiten la mesianidad de Jesús y su origen divino, ignorando cómo debe obrar Jesús, el Mesías, para llevar a cabo su misión. Pedro, representante de la comunidad, reconoce en Jesús al Mesías, esto es, el personaje central de la historia de la salvación, aunque luego lo confundirá con un liberador de la opresión romana (cf. Mc 8,31-33). La vida y la misión de un discípulo se llegan a definir a partir de la identidad de su Maestro, esto es, según quién es Jesús, así será su discípulo y también su comunidad, por ende. Por eso es tan importante la respuesta personal a la pregunta que está haciendo, ya que ahí se está jugando la identidad de todo discípulo misionero y de una comunidad (de todo cristiano), que debe seguir el estilo de vida del Maestro.
Aunque luego de la confesión de Pedro, Jesús quiere evitar una interpretación triunfalista del mesías. Les dice que no habrá dos mesías, sino uno, y éste será el profeta, desligado de toda vinculación al poder temporal. Entregará su vida en obediencia al Padre en la cruz para alcanzar la salvación de todos. Es más, esto se va dando de camino hacia Jerusalén, donde entregará su vida. Jesús les dice que el Mesías debía padecer mucho, a lo que Pedro le reprende por su decisión de ir a Jerusalén, donde ocurrirá lo que Él les está diciendo. Ante el concepto mesiánico triunfador, político y nacionalista, presenta el Señor un mesianismo sufriente, doloroso, perseguido, porque el dolor, la persecución y la humillación son los que redimen al hombre y a la humanidad, esto es, morir a su ser hombre, para dejar que se engendre la Vida de Dios en él.
Al oponerse al querer de Dios, Pedro se está comportando como el Adversario de Dios, Satanás. Le llama de vuelta y le dice que, aunque no comprenda, que se coloque detrás de Él, como todo discípulo, ese es su lugar verdadero y lo será para siempre, aunque tenga luego una responsabilidad grande. Pedro es discípulo y no Maestro, debe ubicarse y no querer desubicarse. Pedro tiene una visión equivocada, terrena, del mesianismo. Está tratando de persuadir al Señor parar que no vaya a Jerusalén, a la cruz. A cualquier ser humano le pasa el querer huir del sufrimiento, del dolor, de la cruz; sólo cuando se dimensiona que es el camino de la redención, para poder alcanzar la vida eterna, se puede trascender los conceptos meramente terrenos..
GOTAS DE AMOR
