Reflexión al Evangelio martes 22 de febrero 2022/ «Misionando Con Amor» 7ª Semana Tiempo Ordinario

“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”

El Señor dijo a Pedro: “Yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos”.  Lc 22, 32

Fiesta de la Cátedra de san Pedro, apóstol

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según  San Mateo (16, 13-19)

“Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.”

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”. Ellos le respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas”. “Y ustedes –les preguntó–, ¿quién dicen que soy?”. Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.

Palabra del Señor R. Gloria a ti Señor Jesús.

UNA FRASE DE AMOR

SANTORAL

MEDITACIÓN

Dios escoge a los pequeños para manifestarse y para pronunciar su Palabra.”

“Conmemoramos hoy la elección que Jesús hizo sobre Pedro para que fuera jefe de la Iglesia. La Iglesia no es una institución meramente humana, pero como todo grupo humano, necesita organizarse. La cátedra es la silla fija del Sumo Pontífice y de los obispos. Se hace referencia a ella para hablar de la autoridad de enseñanza. Los católicos consideramos que el Papa ha recibido de Cristo el don de mantener la unidad de la Iglesia y de servirla con la autoridad de su palabra” (La Liturgia Cotidiana, 22/02/2022, pág. 79).

(La Liturgia Cotidiana, 22/02/2022, pág. 79).

Jesús interactúa con sus discípulos y en un ejercicio de diálogo, pregunta sobre el Hijo del hombre. Le manifiestan que la gente dice que es un profeta, aunque la respuesta se aproxima, no es la exacta. Pedro, en nombre del grupo de los Doce, expresa que es el Mesías, el Cristo, el que tenía que venir. En Él y por Él Dios vivo actúa. Es el mismo Dios viviente presente en la historia, el Dios verdadero. Jesús alaba la respuesta de Simón, manifestación del mismo Dios, pues fueron palabras de Dios, y no meras palabras humanas. Por ello, le da el nombre de Pedro (es decir, piedra) y sobre esa piedra edifica Su Iglesia, es la roca sobre la cual edifica Su Iglesia y el poder de la muerte nunca prevalecerá contra Ella. Nunca el mal -o el maligno- tendrá poder sobre la Iglesia, porque Ella es obra de Dios.

Jesús se encuentra con Simón y le cambia el nombre porque ve que el mismo Padre habla a través de Pedro, es decir, lo que está diciendo no es sólo palabra humana sino Palabra de Dios. Por eso le dice: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo”. Es que Dios escoge a los pequeños para manifestarse y para pronunciar su Palabra. Existe toda una dinámica a través de su Palabra, que es viva y eficaz, produce en la realidad lo que dice, pero en este caso está anunciando el cumplimiento de las promesas antiguas.

Jesús habla como Mesías: “Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella”. Con toda autoridad le cambia el nombre de Simón a Kephas, que quiere decir “piedra”, roca. Ahí Jesús confirma tener todo un proyecto sobre este discípulo. Ante la afirmación de “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16), Jesús le declara su nuevo nombre y que nunca podrá el poder de las tinieblas o del infierno derrotar a la Iglesia de Cristo. Jesús no dice “mis” iglesias, sino “mi” Iglesia. Esto nos indica que está declarando una sola Iglesia, no varias iglesias independientes que manifiestan la división y terminan siendo un escándalo, porque así no puede llegar a ser signo para que el mundo crea. Se nos invita con esto a la unidad, a pesar de que exista diversidad de dones, carismas y ministerios dentro de la única Iglesia fundada por Jesucristo. Las llaves, simboliza la Tradición católica para presentar con fundamento la autoridad del papa sobre la Iglesia Universal (o católica). Quien tiene la llave, puede entrar o salir por la Puerta (Cristo), por tanto, Dios le confiere esa autoridad que debe administrar (no aprovecharse de ella) como servicio para que a tantas personas se les abran las puertas del cielo. Luego de la Resurrección Jesús le da el primado a Pedro, diciéndole Apacienta mis ovejas(Jn 21,15s.).

Encontraremos a Pedro ejerciendo esa autoridad que Cristo le confirió. Pedro es el portavoz principal entre los apóstoles; había problemas y recurrían a él, lo cual podremos constatar en algunos pasajes del Nuevo Testamento. Si Pedro es fundamento y roca de la Iglesia, ésta no puede destruirse sólo con la muerte del apóstol, sino que persiste en sus sucesores también el ser fundamento y roca. Todo sucesor de Pedro, el papa de turno, es Pedro a la cabeza visible de la Iglesia de Cristo. Debe apacentar a las ovejas, es decir, darles de comer alimentos nutritivos y sabrosos con la Palabra de Dios y su Persona.

En la misma línea va el “atar y desatar”. Si Pedro, o su Sucesor, desata una situación acá en la tierra, ocurre también en el cielo. Por tanto, la autoridad, el poder que tiene es verdadero, pero conferido, con una misión: custodiar esa unidad para que todos estén en la Única Iglesia y más personas salgan de las ataduras del pecado y de las garras del enemigo para entrar por la Puerta, Cristo, y participar de su Cuerpo para siempre.

Pedro, principio de unidad de toda la Iglesia y príncipe de los Apóstoles, es elegido y enviado por Dios para llevar la Buena Noticia, el verdadero mensajero del Evangelio. Que sea nuestro modelo para ser misioneros de unidad en la Iglesia y misericordiosos con todos los hermanos de la tierra. Qué grande eres Señor para confiar a personas de barro tanta Gracia y misión que perduran por los siglos de los siglos..

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