“El Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.”
Día penitencial (ayuno o abstinencia).
Conmemoración de san Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor de la Iglesia
Yo me refugio en ti, Señor; que nunca me vea defraudado. Sácame de la red que me han tendido porque tú eres mi refugio.
Sal 30, 2.5

EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN san Mateo (21,33-46)
“La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor.”
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “Escuchen esta parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: ´Respetarán a mi hijo’. Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: ´Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia’. Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?”. Le respondieron: “Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo”. Jesús agregó. “¿No han leído nunca en las Escrituras: ´La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?’. Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos”. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti Señor Jesús
SANTORAL
MEDITACIÓN
“La paciencia de Dios es muy grande y de manera permanente nos llama y espera.”
“San Cirilo estuvo a cargo de la sede de Jerusalén a partir del año 348, fue un gran teólogo y predicador, como lo muestran sus catequesis, las cuales se conservan en sus escritos. Vivió un tiempo de muchas disputas internas en la Iglesia, a raíz del surgimiento de distintas herejías. Esto hizo que varias veces tuviera que dejar su sede episcopal. Participó en el Concilio de Constantinopla (381)”
(La Liturgia Cotidiana, 18/03/2022, San Pablo, Paraguay, pág. 61).
Esta narración no es una parábola sino una alegoría, donde cada miembro o personaje de la historia tiene una correspondencia con la realidad. Jesús narra una historia nueva de la “antigua viña”. Desde la versión del AT, encontramos que el dueño de la viña es Dios; la viña elegida y cuidada es Israel; los arrendatarios o viñadores son los dirigentes religiosos de Israel; los servidores enviados a buscar frutos son los profetas; el hijo del dueño, el heredero, enviado como último recurso y asesinado por los viñadores es Jesús mismo; los nuevos arrendatarios serían los judíos creyentes y los gentiles o paganos.
Se narra toda la historia de la salvación desde la donación de la tierra a Israel hasta la muerte de Jesús. Preguntando “¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?» (Mt 21,40),Jesús quiere justificar la decisión de Dios de castigar a Israel. Al responder acertadamente los oyentes, los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, terminan por condenarse a sí mismos, pues, en cierto modo, firman su propia sentencia. Así lo afirma Jesús hacia el final en una especie de sentencia condenatoria. Por tanto, Dios no es injusto si les quita el privilegio de tener la viña, el Reino, y se lo confiere a otro pueblo que dé fruto de verdad. Dios ha tenido una paciencia enorme y en su intento de conseguir los frutos debidos ha enviado dos series de profetas que fueron tratados de manera escandalosa. Se trata del Sal 118,22 que habla de una piedra desechada que pasa a ser la piedra angular, esto es, «una piedra superior, bien visible y bellamente labrada, en una de las esquinas del edificio». La tradición cristiana interpretó esta piedra desechada y recuperada en referencia a la Pasión y Resurrección de Cristo (cf. Mc 8,31; 1Pe 2,4.6-8; Bern 6,2-4). Desechar la piedra angular (rechazando y asesinando a Jesús) hace que se le dé la viña a otro pueblo o nación. El tema no es el haber dado frutos malos como en Is 5; tampoco el no haber dado frutos; sino el no haberlos entregado. Esta apropiación de los frutos nos recuerda las advertencias de Moisés al pueblo en el Dt 8,11-19, sobre el peligro de la arrogancia que lleva al pueblo de Israel a considerar que por sí mismo ha conquistado la tierra y que los frutos de la misma son el resultado de su sólo esfuerzo. Este olvido de Dios y de sus dones son la raíz del pecado para el deuteronomista, por tanto, al no dar fruto no cumplen con la misma y manchan el nombre santo de Dios contaminando la tierra santa. Por eso se dará el Reino a otra nación que haga producir frutos a su debido tiempo. Es el criterio claro de discernimiento que da Jesús: un árbol se conoce por sus frutos (cf. Mt 7,16-20; 12,33).
Decía Santa Teresa de Jesús: “obras son amores y no buenas razones” y San Ignacio de Loyola: “El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras”.El Señor nos encomendó su viña, nos ha dado talentos y gracias para hacerlos fructificar; se nos confió el Reino de Dios, la Presencia de Dios en nuestra vida, que requiere cuidado para no perder este don maravilloso, por tanto, no contentarse con una vida cristiana light, infructuosa, mediocre, raquítica. La paciencia de Dios es muy grande y de manera permanente nos llama y espera. La responsabilidad es enorme, que ciertamente en algún momento podríamos perderlo todo si no damos frutos de conversión y misión.
La otra advertencia que el Señor hace a su pueblo Israel, y también para nosotros, es sobre el peligro de apropiarnos de los dones del Señor, de perder tanto la dimensión del don como de la responsabilidad social que los mismos implican. El Cardenal A. Vanhoye decía: “Esta parábola debe ser también para nosotros un aviso contra la actitud posesiva. Todos tenemos responsabilidades: unos a un nivel modesto, otros a un nivel más alto, otros a un nivel altísimo. Mas para todos es decisiva la actitud que asumamos respecto a tales responsabilidades. La tentación que nos acecha es siempre la misma: adoptar una actitud posesiva, diciendo: ‘Dios me ha dado unos dones; soy su propietario, hago con ellos lo que quiero’. Todos los dones, todos los talentos que Dios nos ha dado y nos da son instrumentos para poder amar y servir a los demás”. El Papa Francisco expresó: “La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites. Fiel al don del Señor, también sabe «fructificar». La comunidad evangelizadora siempre está atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda” (EG 24).
