19 de Marzo, Solemnidad de San José, esposo de la Virgen María
La Arquidiócesis de la Santísima Asunción de Paraguay, nos ofrece este devocionario de la Solemnidad de San José. Esperamos que este material sirva para aumentar esta devoción y atraiga para nuestra vida espiritual abundantes Gracias y Bendiciones.

“La Iglesia celebra hoy a su Patrono Universal: José de Nazaret, aquel varón justo y prudente a quien el Señor eligió como custodio del Redentor. Del linaje de David, según lo narran los evangelios, vivió con fidelidad su fe, tanto en el trabajo de cada día, como en el silencio del hogar nazareno, enseñando al propio Jesús los elementos esenciales para ser un hombre de bien. Desde su rol de padre adoptivo, vivió ejemplarmente su ser discípulo y servidor del Reino”
San José fue elegido por Dios para custodiar la vida de Jesús y podríamos decir que también recibió la misión de custodiar la vida del Cuerpo de Jesús, la Iglesia (cf. Juan Pablo II, Exhortación apostólica, Redemptoris Custos, Introducción -15/08/1989-). El tema es que José fue obediente a lo que le dijo el ángel (es gráfica la imagen de José durmiendo y recibe en revelación por el Ángel lo que debía hacer, que se ha promocionado en estos últimos tiempos) y llevó con él a su mujer (cf. Mt 1,24). José fue encargado de la educación y protección de Jesús y María. Su paternidad la ejerce en servir a la Persona y Misión de Jesús, cooperando en estos últimos tiempos en el misterio de la Redención como ministro de la salvación como lo dijo San Juan Crisóstomo. Se donó totalmente para servir con su vida y trabajo sacrificándose a que se concrete la salvación.
Es considerado varón justo y prudente, quien recibe el mandato de Dios para cuidar como papá puro, casto, con augusta dignidad, acompañar en la educación de Jesús, quien le obedeció en todo como papá legal en la tierra. El Papa Francisco, en Patris Corde, expresa así una oración a san José: “Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María. A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre. Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén”.
El nacimiento de Cristo se narra como algo milagroso, pues María concibe a Jesús sin tener relaciones con varón, sino por obra del Espíritu Santo, remitiendo esto al poder creador de Dios. Se pone énfasis en esa concepción milagrosa y hablando de las consecuencias de ese hecho. Lo primero que se menciona es el desconcierto de José. María y José estaban desposados, que según la ley judía significaba un contrato o compromiso para el matrimonio que ya se había sellado seriamente. El compromiso llegaba a concretarse totalmente con la ceremonia de la boda llevando luego a la novia a vivir a la casa del novio. Mencionamos que la ley judía no consideraba pecado serio la relación sexual tenida entre los novios desposados en este tiempo que transcurría entre el desposorio y el casamiento. Y si eventualmente naciese un hijo en ese tiempo intermedio, de contrato o compromiso, ese hijo era considerado legítimo.
Si tenemos en cuenta la ley judía, que María esté embarazada le generaba problemas a José. Suponemos que él sabía de lo ocurrido, pues no existe razón alguna para que María le ocultase la situación. ¿A qué se debe entonces la duda? La duda no fue sobre la culpabilidad o inocencia de María, sino sobre el papel que él tenía que desempeñar en todo aquello. Aunque no se hayan casado todavía María y José, el compromiso hacía que, al estar embarazada, ella fuera considerada que cayó en adulterio (cf. Dt 22,20-21). El autor clarifica que el hijo no es fruto de la unión carnal, sino por obra del Espíritu Santo (cf. Mt 1,20), evidenciando que además de cumplirse las promesas, se desbordan todas las expectativas con la concepción y el nacimiento de Jesús. Lo que pasa con la concepción y nacimiento de Jesús, por obra del Espíritu Santo, siendo el Mesías, el Salvador, no había ocurrido nunca en la historia de la humanidad. Es pura iniciativa, intervención y poder divinos que priman en el acontecimiento que marca un antes y un después.
Con relación a José, existe una intervención sobrenatural con la aparición del ángel, clarificando el hecho, pues deberá poner nombre al niño, tiene que ser su padre legal (porque era el papá quien ponía el nombre del niño), y al saber su rol en el matrimonio, termina su turbación o duda, asumiendo plenamente lo que Dios le estaba pidiendo. Del anuncio del ángel a José encontramos un resumen del Nuevo Testamento, pues Jesús salvará al pueblo de sus pecados. El Antiguo y el Nuevo Testamento mencionan “perdón de los pecados”, queriendo decir no la falta concreta sino el resumen de toda la acción salvadora de Dios. La aparición de Jesús une entre Dios y los hombres, su vida y actividad fueron y sigue siendo el “Dios con nosotros”.
De esto se valdrán las comunidades cristianas para afirmar la fe en la virginidad perpetua de María. Que José es el varón justo, nos quiere decir que es santo. Así, nos ilumina para que seamos justos, santos con Dios y con el prójimo, seamos sencillos en el servicio de acompañar a las personas. Celebrando su gran día, como esposo de la Virgen María, pidámosle que interceda por cada uno de nosotros, por nuestras familias, así como él cuidó de María y Jesús, siendo fiel totalmente a la voluntad de Dios.