“Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.”
Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente.
Sal 83, 3

EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN san Lucas (4,24-30)
“Durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país ´”
Cuando Jesús llegó a Nazaret, dijo a la multitud en la sinagoga: “Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, el sirio”. Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti Señor Jesús
SANTORAL
“La misericordia de Dios está ofrecida a toda persona que decida tenerle a Jesús en su vida y sea su Rey.”
Recordemos que este texto es inmediatamente luego de que Jesús anunciara la concreción de la profecía de Isaías, cumpliendo el designio de Dios, pues Él es el que debe llevar a los pobres la buena noticia de que Dios trae la libertad y el perdón. Él es el Mesías quien trae la salvación a la humanidad. Lo llamativo es que los suyos, donde él creció, lo rechazan por dos motivos: porque es hijo de José, una especie de menosprecio, pues se imaginaban alguien externo a ellos que sería el Mesías de Dios, mostrándose de modo esplendoroso, desconcertante, impresionando por la espectacularidad; pero se nota que creció en medio de ellos de manera humilde y sencilla.
Por otro lado, quieren milagros, experiencias extraordinarias, así como el Diablo lo había tentado a Jesús (cf. Lc 4,9); se quieren asegurar y pretenden que Dios les demuestre su verdad. Jesús por ello se escandaliza, porque es muy humilde, aquel Siervo fiel y obediente, ungido como rey anunciando el año de Gracia, año para perdonar los pecados y liberar a los esclavos y presos. Ciertamente eso es desconcertante, por las expectativas humanas que tenían del Mesías, del Salvador.
La Palabra de Jesús siempre incomoda y saca de los esquemas religiosos prefabricados que tengamos. Cuando Jesús habla, nos libera de los prejuicios atados a esquemas territoriales, donde se pretende encadenar la vida de Dios a un estilo y método. Pero así los pobres y extranjeros, como la viuda de Sarepta y Naamán el sirio, fueron quienes recibieron la visita y el favor de Dios porque se abrieron a esa posibilidad y Él es fiel respondiendo con pasión a favor de ellos, los más débiles de la tierra. Porque Él se jugó por los más pequeños sufrió un atentado, fue traicionado y atacado por los cercanos, por los suyos, y posteriormente las autoridades religiosas y civiles lograron que se lo maten. Atención: así como Elías y Eliseo, profetas más antiguos e importantes de Israel, llevaron la buena noticia a extranjeros, Jesús manifiesta que la salvación está destinada a toda persona que lo acepta y no sólo para los israelitas. Es decir, la misericordia de Dios está ofrecida a toda persona que decida tenerle a Jesús en su vida y sea su Rey. Es notable observar cómo Él también es rechazado por los suyos, así como todos los profetas. Su actitud invita a seguir siendo fieles a la misión que nos da Dios en la vida, aunque existan conflictos, adversidades y ataques de toda laya. No importa si los ataques provienen de cerca, de personas que comen en nuestra mesa, o de lejos, de personas desconocidas, o de situaciones que van más allá de nuestras fuerzas (ejemplo, Covid-19, o desequilibrios de la naturaleza, o algún otro tema injusto como la guerra), siempre nuestro sí al Señor debe ser lo primero.
Encontramos que la historia se repite: Así como los profetas no fueron escuchados y han sido rechazados por los suyos, también ahora con Jesús, quien abre la hermosa posibilidad de que los gentiles (los paganos) pudieran recibir la Buena Noticia de su Amor. Recordemos que el único milagro es la Presencia de Jesús en y entre nosotros, Él está vivo y operando en cada corazón que le abre para que su Misericordia sea la principal protagonista.
Jesús nos habla con su Palabra viva y eficaz en cada situación de la historia. Qué maravilloso para nosotros, seres de barro, con tantas limitaciones y debilidades, con “antecedentes no tan hermosos que digamos” delante de Dios, y saber que vino y viene por cada uno de nosotros trayéndonos la alegría de la salvación. Si somos discípulos del Señor, ¿estamos dispuestos a afrontar también el rechazo y desprecio por personas cercanas, por los nuestros? ¿Qué reacción tendríamos en tal situación? ¿Venganza, perdón, amor, odio, misericordia? Nuestra respuesta indicaría si estamos realmente en condiciones de ser discípulos misioneros de nuestro tiempo. A veces nuestra reacción es la desesperanza ante una situación que nos supera; San Pío de Pietrelcina decía:
“Por muy altas que sean las olas, el Señor es más alto. Espera… la calma volverá”.
