Día 27 De camino en la Cuaresma 4ª Semana

Encadenémonos al Santo Rosario

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

ORACIÓN INICIAL

Señor, mira con amor a tu pueblo, que trata de purificar su espíritu en estos días cuaresmales con la moderación en el uso de las cosas terrenas y haz que esta sobriedad alimente en él el deseo de poseerte. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quien contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Para meditar mientras hacemos nuestro camino de Fe

Originalmente de: https://haciadios.com/

Descubrir la presencia de Dios implica ponerse en camino, abrir los ojos, exponerse al calor del día y al frío de la noche del desierto de la fe.

Como Moisés, si estamos atentos, Dios nos sorprenderá con su presencia. En nuestra vida, ha habido y habrán muchas zarzas ardientes, manifestaciones de Dios a nuestra alma, que debemos aprovechara para hacer esa experiencia profunda con Aquél que se presenta como “el que Es”.

En nuestro caminar, buscamos protegernos, no queremos ensuciarnos, es más seguro y cómodo andar calzado. Si descubrimos su presencia y escuchamos su voz, que nos pide descalzarnos ante el terreno sagrado que pisamos, comenzaremos a experimentar y sentir algo nuevo. Al hacerme vulnerable puedo distinguir lo húmedo de lo seco, el pasto de la tierra, las piedras de la arena.

Cada capítulo de mi historia, vivido desde la fe, tiene una textura distinta. Dios ha querido que experimente distintas sensaciones espirituales que me han dejado huellas y cicatrices distintas.

Ese desnudarse al pisar, hacerse vulnerable me permite hacer una experiencia más íntima y profunda de Dios. Leer mi historia y caminarla tomada de su mano. Unas veces fue un pisar suave y sereno, otras un caminar más a prisa por el calor del terreno. Algunas veces mi caminar me ha dejado llagas, he sangrado y gritado. Pero Él siempre ha estado a mi lado.

Y cuándo me he sentido derrotado, cansado y agotado, las huellas que solía dejar yo a mi paso, se convirtieron en un par de huellas más profundas. Eran las de mi Dios, que con cariño me ha llevado en sus brazos. Gracias Señor por el fuego de tu amor y por enseñarme que sólo yendo descalzo podré leer mi historia de un modo sagrado, porque tú de mi estás enamorado.

Meditemos el Mensaje de Hoy

Adaptación Del Libro de Oro (Agustín del Divino Corazón) Escucha este mensaje Aquí en el siguiente video:

Encadenémonos al Santo Rosario

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