“El que cree en el Hijo tiene Vida eterna.”

San Luis Grignion de Montfort, pbro. (ML).
Beata María Felicia de Jesús Sacramentado, virgen (ML)
Señor, cuando saliste al frente de tu pueblo, abriéndole camino y conviviendo con él, tembló la tierra y el cielo dejó caer su lluvia. Aleluia.
Sal 67, 8-9. 20








Primera lectura de hoy
Del libro de los Hechos de los Apóstoles
Hechos 5, 27-33
En aquellos días, 27 a los apóstoles los trajeron y los presentaron ante el Consejo. El sumo sacerdote los interrogó diciendo: 28 «Les habíamos advertido y prohibido enseñar en nombre de ése. Pero ahora en Jerusalén no se oye más que la predicación de ustedes, y quieren echarnos la culpa por la muerte de ese hombre.» 29 Pedro y los apóstoles respondieron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes dieron muerte colgándolo de un madero. 31 Dios lo exaltó y lo puso a su derecha como Jefe y Salvador, para dar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. 32 Nosotros somos testigos de esto, y lo es también el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que le obedecen.» 33 Ellos escuchaban rechiñando los dientes de rabia y querían matarlos.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo responsorial del día
Sal 33, 2 y 9. 17-18. 19-20
R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor. R/.
Evangelio de hoy jueves 28 de abril de 2022
Del santo Evangelio según San Juan
Juan 3, 31-36
31 El que viene de arriba está por encima de todos. El que viene de la tierra pertenece a la tierra y sus palabras son terrenales. El que viene del Cielo, 32 por más que dé testimonio de lo que allí ha visto y oído, nadie acepta su testimonio. 33 Pero aceptar su testimonio es como reconocer que Dios es veraz. 34 Aquel que Dios ha enviado habla las palabras de Dios, y Dios le da el Espíritu sin medida. 35 El Padre ama al Hijo y ha puesto todas las cosas en sus manos. 36 El que cree en el Hijo vive de vida eterna, pero el que se niega a creer en el Hijo se queda con el Dios que condena: nunca conocerá la vida.»
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“Tu Palabra es una lámpara para mis pasos, y una luz en mi camino”
“María Felicia Guggiari Echeverría nació el 12 de enero de 1925 en el Departamento de Guairá, Paraguay; sus padres eran Ramón Guggiari y María Arminda Echeverría. Su padre a menudo le llamó ‘Chiquitunga’. En 1941 se convirtió en miembro del movimiento de la Acción Católica y se dedicó al cuidado de los pobres y necesitados. En octubre de 1942 ella renovó un voto de entera Castidad y Virginidad. En febrero de 1950 ella y sus padres se mudaron a la capital de la nación. Su hermano Ángel tomó la decisión de hacerse sacerdote en noviembre de 1952. En enero de 1954 empieza un período de ejercicios espirituales. A pesar de la oposición de sus padres entra en el Carmelo el 2 de febrero de 1955 y recibió el hábito el 14 de agosto de 1955. Tomó los votos iniciales el 15 de agosto de 1956, junto con su nuevo nombre religioso. El 7 de enero de 1959 contrae hepatitis contagiosa; ella expectora sangre por primera vez el 28 de marzo de 1959 -sábado santo-. El 28 de abril de 1959 en Asunción acompañada de sus padres y hermanos, pronunció sus palabras finales: “¡Jesús, te amo! ¡Qué dulce encuentro, Virgen María!”. Sus restos fueron reubicados el 28 de abril de 1993. El papa Francisco la beatificó el 23 de junio de 2018 y su conmemoración es el 28 de abril” (La Liturgia Cotidiana 28/04/2021, pág. 94). Como decía Chiquitunga, a quien hoy la recordamos: “Lo que pido es Amor para Amar, que con ello nada me faltará, nada me sobrará”. Por ello, se la identificaba con T2OS: “Todo te ofrezco Señor”. Todo te ofrezco, todo mi ser, todo lo que hay en mí. Qué maravillosa y admirable entrega por amor. Amor con amor se paga.
“Luis María Grignion nació en Montfort, Francia, en 1673. Era el mayor de una familia de ocho hijos. Desde muy joven, fue un gran devoto de la Santísima Virgen. Fundó la Compañía de María (los Padres montfortianos y las Hermanas de la Sabiduría). Murió en Francia el 28 de abril de 1716, a la edad de 43 años” (La Liturgia Cotidiana 28/04/2021, pág. 94). María, hoy al recordar a tu gran apóstol Luis María Grignion de Montfort, tú quien eres el arca de la Nueva Alianza, intercede por toda la humanidad para que nunca nos falte el alimento imperecedero, el pan que da la vida eterna: Jesús Eucaristía.
El enviado de Dios viene de arriba, del mundo de lo divino, nos indica su categoría divina, por encima de lo que procede de la tierra. La intención es que el Enviado Revelador del Padre dice con autoridad lo que dice y nadie puede competir con Él. El elemento indispensable para entender y aceptar al Enviado es la fe, para comprender las palabras que salen de la Palabra. Jesús había dicho que “de lo que abunda el corazón habla la boca” (Mt 12,34); esto es, si se tiene a Dios en el corazón, se empezará a hablar de y con Dios, si está lleno de las cosas del Señor, hablará de las cosas del Señor, pero “el que es de la tierra, habla de la tierra” (cf. Jn 3,31). Por ello, al que envió el Padre Dios, habla las palabras de Dios (cf. Jn 3,34). Si nosotros somos los enviados de Dios al mundo, somos discípulos de Jesús, entonces en nuestra boca debe abundar las palabras del Señor y para que eso acontezca, nuestro corazón debe estar lleno de Él, escucharlo hablar permanentemente en el interior.
¿Qué importancia tiene la Palabra de Dios en tu vida? Tal vez sea una oportunidad de profundizarla a través de la lectura orante con la Palabra o “lectio divina”. Es un método sencillo, inicia con la lectio o lectura varias veces del texto bíblico que se pretende tratar, hasta que objetivamente se sepa de lo que se está narrando o presentando, respondiendo a la pegunta ¿qué nos dice el texto leído? En segundo lugar, la meditatio o meditación con esa Palabra que hemos leído o escuchado, tomando algunas frases que más nos llegan y que puedan iluminar nuestra vida en ese momento, respondiendo a la pregunta ¿qué me está diciendo el texto ahora mismo en la experiencia que estoy viviendo? En tercer lugar, la oratio o la oración con lo que se estuvo meditando, es decir, que se haga oración con la Palabra y que esté iluminando nuestra realidad, respondiendo a la pregunta ¿qué me hace decir a Dios con relación a la meditación de la Palabra? En cuarto lugar, la contemplatio o contemplación, y actio o acción de la Palabra, logrando que la persona se trasporte a esa escena y pueda sentir a los personajes y trascender con alguna frase que se lleva consigo para la vida, respondiendo a la pregunta ¿a dónde me hace mirar y a qué me compromete la Palabra? Es un método sencillo que cualquier persona puede practicar y estar encontrándose con Dios a través de su Palabra, que ayudará a ser mejores personas llenándonos el corazón de su misterio. Este ejercicio ayudará a cualquier persona a dominar su lengua porque se llenará el corazón de los misterios de la Salvacióna través de su Palabra y a no caer constantemente en la murmuración o expresiones desedificantes. Ya el apóstol había dicho: “Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, engañándose a ustedes mismo” (St 1,22). “Si alguno se tiene por un hombre religioso y no domina su lengua, engaña su corazón y su religiosidad no tiene valor. La religiosidad auténtica e intachable ante Dios Padre consiste en atender a los huérfanos y viudas en sus aflicciones y mantenerse incontaminado del mundo” (St 1,26-27). Se nos pide expresarnos con respeto y a la altura de lo que debe ser un buen cristiano, en quien no caben palabras groseras o hirientes, palabras agresivas o violentas, sino llenas del amor misericordioso de Dios. También en las reuniones y en los encuentros de esparcimiento no deberíamos tener expresiones que no condicen con la condición de cristiano.
A través de la fe, la persona está en condiciones de aceptarlo y si es incrédulo, de rechazarlo. Y quien Lo acepta, alcanza la vida y quien Lo rechaza, se expone a la ira de Dios. En última, es la decisión de la persona que lo lleva a pertenecer a lo de arriba, o a lo de abajo. El Padre y el Hijo viven en perfecta comunión de amor, es de lo que Jesús vino a dar testimonio. Jesús es el Testigo por excelencia del amor inmenso de Dios. Si creemos en lo que dice y hace Jesús, en su testimonio, estamos participando de manera consciente de ese amor de la Santísima Trinidad. Esa fe es un don de Dios, pero requiere una apertura para acogerla y responderla positivamente con la forma de vida. Un creyente de verdad se comporta como creyente siempre porque existe en la persona un valor Supremo por encima de cualquier otro tema que se le presentare.
Inundémonos del Señor y de su Palabra, sabemos que “Tu Palabra es una lámpara para mis pasos, y una luz en mi camino” (Salmo 119,105) Señor. Quien esté lleno de la Persona de Dios y de su Palabra apartará sus pies del mal camino y podrá ser fiel a la Palabra de Dios (cf. Salmo 119,101). Cuando la persona esté inundada de la Palabra de Dios, tendrá luz para cada situación y le será más fácil discernir correctamente estando en comunión con Dios viviendo plenamente su voluntad. Será la voz de la conciencia a cada paso que se esté dando. Las palabras que Jesús nos ha dicho son “espíritu y vida” (Jn 6,63). “Hagan todo lo que Él les diga”, dijo María en las bodas en Caná de Galilea, pidiendo obediencia a su voluntad.













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