DEVOCIONARIO 4 de Mayo

ncontrarás las oraciones de nuestros Grupos de Whatsapp: Fiat, Amando a la Santísima Virgen, Conociendo a San José, Adoradores Eucarísticos, Por las Benditas Almas del Purgatorio, Aumentando Nuestra Fe, Oración por los Sacerdotes, Meditando con los Santos, Devocionario, Actos de Reparación, Sanación y Liberación

FIAT

Préstame, madre…

Préstame, Madre, tus ojos, para con ellos mirar, porque si por ellos miro, nunca volveré a pecar.
Préstame, Madre, tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.
Préstame, Madre, tu lengua, para poder comulgar, pues es tu lengua patena de amor y de santidad.
Préstame, Madre, tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más.
Préstame, Madre, tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierto con tu manto al Cielo he de llegar.
Préstame, Madre a tu Hijo, para poderlo yo amar, si Tú me das a Jesús, ¿qué más puedo yo desear?
Y esa será mi dicha por toda la eternidad.

AMANDO A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Ejercicio de los siete dolores de la Madre de Dios

1.- La aflicción que causó a su tierno corazón, la profecía del anciano Simeón. (Avemaría.)

2.-La angustia que padeció su sensibilísimo corazón, en la huida y permanencia en Egipto. (Avemaría.)

3.-Las congojas que experimentó su solícito corazón, en la pérdida de su Hijo Jesús. (Avemaría.)

4.-La consternación que sintió su maternal corazón, al encontrar a su Hijo Jesús llevando la cruz a cuestas. (Avemaría.)

5.-El martirio de su generoso corazón, asistiendo a su Hijo Jesús en la agonía. (Avemaría.)

6.-La herida que sufrió su piadoso corazón, en la lanzada que abrió el costado de su Hijo Jesús. (Avemaría)

7.-El desconsuelo y desamparo que padeció su amantísimo corazón, en la sepultura de su Hijo Jesús. (Avemaría.)

Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Siete gracias que la Santísima Virgen concede a las almas que le honran diariamente, meditando sus dolores, con el rezo de siete avenarías. (Santa Brígida).

1-Pondré paz en sus familias.
2.-Serán iluminadas en los divinos Misterios.
3.-Las consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
4.-Les daré cuanto me pidan, con tal que no sea opuesto a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
5.-Las defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de la vida.
6.-Las asistiré visiblemente: en el momento de su muerte y verán el rostro de su Madre.
7.-He conseguido de mi Divino Hijo que, cuantas propaguen esta devoción, sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados y mi Hijo y Yo seremos su consolación eterna y alegría.

Oración

Madre mía: Desde que amanece el día, bendíceme;
en lo rudo del trabajo, ayúdame;
si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme;
en las tentaciones y peligros, defiéndeme;
si desfallezco, sálvame y al cielo llévame.
Amén.

CONOCIENDO A SAN JOSÉ

ACORDAOS

Acordaos, oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío San José, que jamás se ha oído decir que ninguno haya invocado vuestra protección e implorado vuestro auxilio sin haber sido consolado. Lleno, pues, de confianza en vuestro poder, ya que ejercisteis con Jesús el cargo de Padre, vengo a vuestra presencia y me encomiendo a Vos con todo fervor. No desechéis mis súplicas, antes bien acogedlas propicio y dignaos acceder a ellas piadosamente. Amén.

MODELO DE TRABAJADOR

Glorioso San José, modelo de cuantos deben trabajar con el sudor de su frente, conseguidme la gracia de considerar el trabajo como expiación, para satisfacer tantos pecados. Hacedme trabajar en conciencia, prefiriendo el fiel cumplimiento de mis deberes a mis inclinaciones caprichosas; haced que trabaje con agradecimiento y alegría, poniendo todo mi empeño y honor en aprovechar y desarrollar, por medio del trabajo, todos los talentos que he recibido de Dios. Mandadme trabajar con tranquilidad, moderación y paciencia sin que me atemoricen el cansancio y las dificultades. Inspiradme a menudo pensamientos en la muerte y en la cuenta que he de rendir del tiempo perdido, de los talentos malgastados, de las omisiones y de toda vana complacencia en éxitos obtenidos, tan contraria al honor de Dios. ¡Todo según vuestro ejemplo, oh Patriarca San José!

A SAN JOSÉ OBRERO

Nos dirigimos a ti, Oh bendito San José, nuestro protector en la tierra, como quien conoce el valor del trabajo y la respuesta a nuestro llamado. A través de tu Santa Esposa, la Inmaculada Virgen Madre de Dios, y sabiendo el amor paternal que tuviste a nuestro Señor Jesús, te pedimos nos asistas en nuestras necesidades y fortalezcas en nuestros trabajos.Por la promesa de realizar dignamente nuestras tareas diarias, líbranos de caer en el pecado, de la avaricia, de un corazón corrupto. Se tú el solícito guardián de nuestro trabajo, nuestro defensor y fortaleza contra la injusticia y el error.Seguimos tu ejemplo y buscamos tu auxilio. Socórrenos en todos nuestros esfuerzos, para así poder obtener contigo el descanso eterno en el Cielo. Amén.

ADORADORES EUCARÍSTICOS

¡JESÚS MÍO, YO CREO EN TÍ!

Creo, Jesús mío, que eres el Hijo de Dios vivo, que has venido a salvarnos. R.
Creo que estás presente en el augusto Sacramento del Altar. R.
Creo que estás por amor a mí en el Sagrario, noche y día. R.
Creo que has de permanecer con nosotros hasta que se acabe el mundo. R.
Creo que bendices a los que te visitan y que atiendes los ruegos de tus adoradores. R.
Creo que eres el Viático de los moribundos que te aman, para llevarlos al Cielo. R.
Creo en Tí, y creo por los que no creen. R.

 ¡EN TÍ CONFÍO, SEÑOR!

Espero en Tí, Jesús mío, porque eres mi Dios, que me has creado para el Cielo. R.
Espero en Tí, porque todo lo he recibido de tu bondad. R.
Sólo lo malo es mío. R.
Espero en Tí, porque eres mi Redentor. R.
Espero en Tí, porque eres mi Hermano y me has comunicado tu Filiación Divina. R.
Espero en Tí, porque eres mi Abogado e intercedes por mí ante Dios Padre. R.
Espero en Tí, porque eres mi Intercesor constantemente en la Eucaristía. R.
Espero en Tí, porque me has conquistado el Cielo con tu Pasión y Muerte. R.
Espero en Tí, porque reparas mis deudas. R.
Espero en Tí, porque eres el verdadero Tesoro de las almas. R.
Espero en Tí, porque eres tan bueno, que me pides que confíe en Tí. R.
Espero en Tí, porque siempre me atiendes y me consuelas, y nunca has defraudado mi esperanza. R.

Sagrado Corazón de Jesús, en Tí confío

POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

Oración a la Santa Virgen por las almas del purgatorio

Dios misericordioso, que nos perdonas y quieres la salvación de todos los hombres, imploramos tu clemencia, para que, por la intercesión de María Santísima y de todos los santos, concedas a las almas de nuestros padres, hermanos, parientes, amigos y bienhechores, que han salido de este mundo, la gracia de llegar a la reunión de la eterna felicidad…

Santísima Virgen María, reina del purgatorio: vengo a depositar en tu corazón inmaculado, una oración en favor de las almas benditas, que sufren en el lugar de expiación. Dígnate a escucharla, clementísima Señora, si es ésta tu voluntad y la de tu misericordioso Hijo. Amén.

María, reina del purgatorio, te ruego por aquellas almas por las cuales tengo o pueda tener alguna obligación, sea de caridad o de justicia.

Dios te salve María…Dales, Señor, el descanso eterno. Y luzca para ellas la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.

María, reina del purgatorio: te ruego por las almas más abandonadas y olvidadas, y, a las cuales nadie recuerda; tú, Madre, que te acuerdas de ellas, aplícales los méritos de la pasión de Jesús, tus méritos, y los de los santos, para que alcancen así el eterno descanso.

Dios te salve María…Dales, Señor, el descanso eterno. Y luzca para ellas la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.

María, reina del purgatorio: te ruego, por aquellas almas que han de salir más pronto de aquel lugar de sufrimientos, para que cuanto antes, vayan a cantar en tu compañía las eternas misericordias del Señor.

 Dios te salve María…Dales, Señor, el descanso eterno. Y luzca para ellas la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.

María, reina del purgatorio: te ruego de una manera especial por aquellas almas que han de estar más tiempo padeciendo y satisfaciendo a la divina Justicia. Ten compasión de ellas, ya que no pueden merecer sino sólo padecer; abrevia sus penas y derrama sobre estas almas el bálsamo de tu consuelo.

Dios te salve María…Dales, Señor, el descanso eterno. Y luzca para ellas la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.

María, reina del purgatorio: te ruego de modo especial por aquellas almas que más padecen. Es verdad que todas sufren con resignación, pero sus penas son atroces y no podemos imaginarlas siquiera. Intercede Madre nuestra por ellas, y Dios escuchará tu oración.

Dios te salve María…Dales, Señor, el descanso eterno. Y luzca para ellas la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.

Virgen Santísima, te pido que, así como me acuerdo de las benditas ánimas del purgatorio, se acuerden de mí los demás, si he de ir allá a satisfacer por mis pecados. En tí, Madre mía, pongo toda mi confianza de hijo, y sé que no he de quedar defraudado. Amén.”

AUMENTANDO NUESTRA FE

La finalidad de estas plegarias, es que se afiance con el poder de la palabra contempladas en ellas, nunca perder la fe en Dios, ni en los momentos más complicados, porque él nunca nos abandona y en silencio estará actuando.

Señor, hoy que siento que he perdido las fuerzas ante esta prueba que estoy pasando, te suplico que me claridad, serenidad y fortaleza para poder combatir esta circunstancia, te pido con el corazón que no permitas que mis esperanzas disminuyan ni se pierdan.

A ti Señor, que eres en todo momento mi protector, roca fuerte y mi fuerza entera ante todas y cada una de mis batallas, nosotros tenemos puesta en ti, nuestras esperanzas y confianza, te pedimos que en ningún caso nos encontremos con incertidumbre y confusión.

Siempre mi corazón quiere estar lleno de confianza en ti, y desea alabarte y servirte con responsabilidad y entrega para alcanzar todas las metas planteadas de vida, permite y oriéntame a poder ofrecer y otorgar lo mejor de mí, ser bondadoso y puro de tu infinito amor.

Orienta mi camino y ayúdame a concentrarme en tu palabra, que es la que arropa, mantiene, fortalece y da valor para salir victorioso de todas circunstancias y situaciones complicadas.

Permite que pueda conocer cada espacio de mi interior y que así pueda descubrir todas las virtudes y cualidades especiales que has cultivado en mí, para de esta forma tenga las herramientas necesarias y resolver satisfactoriamente todo lo que se me encomiende.

Tengo la plena certeza que con tu intervención y en tu nombre, podre ganar, ya que confiados en tu infinita misericordia y compasión, nadie ha terminado defraudado. ¡Amen!

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES

Entablar una amistad con un sacerdote es una cosa muy fácil. Practica esta oración para pedir por él en todo los sentidos para que el Altísimo lo bendiga siempre.

Padre Dios,
vela por (nombrar persona), Sacerdote, amigo mio,
y uno de tus leales servidores en tu casa.
Siempre le he tenido un cariño y aprecio muy particular;
me ha dado los mejores consejos para la vida
y admiro su sabiduría y conocimientos del Evangelio.
Cuida, por favor, Dios Padre, de su salud,
de su hogar, y de su familia,
de su alma y de su cuerpo,
y permite que siga sirviéndote por muchos años más
con la gracia y devoción que ha sabido hacerlo;
porque puedo decir, oh Dios bendito, que (nombrar persona)
es un verdadero representante de Cristo en la tierra.

MEDITANDO CON LOS SANTOS

Del Tratado de Tertuliano, presbítero, Sobre la prescripción de los herejes

Cristo Jesús, nuestro Señor, durante su vida terrena, iba enseñando por sí mismo quién era él, qué había sido desde siempre, cuál era el designio del Padre que él realizaba en el mundo, cuál ha de ser la conducta del hombre para que sea conforme a este mismo designio; y lo enseñaba unas veces abiertamente ante el pueblo, otras aparte a sus discípulos, principalmente a los doce que había elegido para que estuvieran junto a él, y a los que había destinado como maestros de las naciones.

Y así, después de la defección de uno de ellos, cuando estaba para volver al Padre, después de su resurrección, mandó a los otros once que fueran por el mundo a adoctrinar a los hombres y bautizarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Los apóstoles -palabra que significa «enviados»-, después de haber elegido a Matías, echándolo a suertes, para sustituir a Judas y completar así el número de doce (apoyados para esto en la autoridad de una profecía contenida en un salmo de David), y después de haber obtenido la fuerza del Espíritu Santo para hablar y realizar milagros, como lo había prometido el Señor, dieron pri-
mero en Judea testimonio de la fe en Jesucristo e instituyeron allí Iglesias, después fueron por el mundo para proclamar a las naciones la misma doctrina y la misma fe.

De modo semejante, continuaron fundando Iglesias en cada población, de manera que las demás Iglesias fundadas posteriormente, para ser verdaderas Iglesias, tomaron y siguen tomando de aquellas primeras Iglesias el retoño de su fe y la semilla de su doctrina. Por esto también aquellas Iglesias son consideradas apostólicas, en cuanto que son descendientes de las Iglesias apostólicas.

Es norma general que toda cosa debe ser referida a su origen. Y, por esto, toda la multitud de Iglesias son
una con aquella primera Iglesia fundada por los apóstoles, de la que proceden todas las otras. En este sentido son todas primeras y todas apostólicas, en cuanto que todas juntas forman una sola. De esta unidad son prueba la comunión y la paz que reinan entre ellas, así como su mutua fraternidad y hospitalidad. Todo lo cual no tiene otra razón de ser que su unidad en una misma tradición apostólica.

El único medio seguro de saber qué es lo que predicaron los apóstoles, es decir, qué es lo que Cristo les
reveló, es el recurso a las Iglesias fundadas por los mismos apóstoles, las que ellos adoctrinaron de viva voz y, más tarde, por carta.

El Señor había dicho en cierta ocasión: Tendría aún muchas cosas que deciros, pero no estáis ahora en disposición de entenderlas; pero añadió a continuación:
Cuando venga el Espíritu de verdad, os conducirá a la verdad completa; con estas palabras demostraba que nada habían de ignorar, ya que les prometía que el Espíritu de verdad les daría el conocimiento de la verdad completa. Y esta promesa la cumplió, ya que sabemos por los Hechos de los apóstoles que el Espíritu Santo bajó efectivamente sobre ellos.

DEVOCIONARIO

“Esta oración fue encontrada en el año 50 de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. En 1505, fue enviada por el Papa al emperador Carlos, cuando él estaba yendo a la batalla [de Lepanto]. Quien lea esta oración, la escuche o la guarde consigo nunca morirá de muerte repentina ni se ahogará, ni le afectará el veneno o caerá en las manos del enemigo, ni será quemado en cualquier fuego o derrotado en la batalla. Reza esta oración durante nueve mañanas por cualquier intención. Ella es conocida por no fallar nunca”.

Oración

Oh san José, cuya protección es tan grande, tan fuerte y tan inmediata ante el trono de Dios, a ti confío todas mis intenciones y deseos.

Ayúdame, san José, con tu poderosa intercesión, a obtener todas las bendiciones espirituales por intercesión de tu Hijo adoptivo, Jesucristo Nuestro Señor, de modo que, al confiarme, aquí en la tierra, a tu poder celestial, Te tribute mi agradecimiento y homenaje.

Oh san José, yo nunca me canso de contemplarte con Jesús adormecido en tus brazos. No me atrevo a acercarme cuando Él descansa junto a tu corazón. Abrázale en mi nombre, besa por mí su delicado rostro y pídele que me devuelva ese beso cuando yo exhale mi último suspiro.

¡San José, patrono de las almas que parten, ruega por mi! Amén. 

ACTOS DE REPARACIÓN

Perdón, Señor, perdón

– Por los sacrilegios, robos y blasfemias contra la Sagrada Eucaristía,

– Por tantos lugares del mundo donde los sacerdotes y fieles no pueden celebrar libremente la Santa Misa o se ven obligados a hacerlo en secreto por persecución.

 – Por las faltas de respeto e impiedad en las iglesias y ante el Sagrario

 – Por la dejadez y abandono al dejar de asistir a la Santa Misa dominical

– Por la omisión en tantos bautizados al rechazar la confesión y comunión por Pascua

– Por las faltas de inconsciencia en familiares de personas moribundas al dejar que fallezcan sin la asistencia de los sacramentos

– Por la despreocupación respecto de la primera y frecuente Comunión de los niños

– Por las comuniones tibias y frías

– Por las comuniones sacrílegas

– Por los sacerdotes que celebran la Santa Misa en condiciones personales inadecuadas, o por enseñar una vida litúrgica y eucarística contraria a la que manda la Iglesia

– Por la conciliación de la Misa y la recepción de la Sagrada Comunión con vidas incoherentes y vacías de fervor,

– Por la persecución sistemática, violenta o solapada, de los sacerdotes, fieles y personas cristianas que confiesan su Fe en Cristo.

Oración: Señor nuestro, Jesucristo, que has querido permanecer en el Sacramento hasta la consumación de los siglos para dar a tu Padre una gloria infinita y a nosotros el aliento de la inmortalidad; que te has expuesto a todos los ultrajes de los impíos antes de abandonar a tu Iglesia; concédenos la gracia de llorar con verdadero dolor los ultrajes y descuidos que cometen los hombres contra el mayor de los sacramentos, danos celo eficaz para reparar los oprobios que has sufrido en este misterio inefable. Tú que vives y reinas con Dios Padre, en unión del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

SANACIÓN Y LIBERACIÓN

Oración por la Sanación

Señor del cielo y de la tierra,

Algo está desatado en este mundo.
Lo llamamos enfermedad, un mal,
que nos separa de nuestros seres queridos,
que nos desafía a medida que intentamos vivir nuestras vidas plenamente,
que nos hace sufrir profundamente y sentirnos abandonados.

Pero algo más se está suscitando en tu mundo,
moviéndose en los corazones de todos los que te invocan.
En la compasión de tu pueblo están las manos de Cristo el sanador.
Y es más grande.

Enséñanos a buscar a los que sufren entre nosotros.
Ayúdanos a afirmar su dignidad,
a elevarlos con el cuidado,
a tomar la cruz de su sufrimiento.
Danos poder en tu gracia para ser sanadores.

Ante toda la oscuridad,
los reclamos llamados sida, malaria, cólera, zika, tifus y ébola
desafiando toda plaga y cáncer,
permítenos ser tu poder sanador:
más poderoso que la cabeza de la serpiente en el desierto,
más purificador que el bálsamo en Galaad,
más fuerte aún que el poder que fluyó del dobladillo de tu prenda.

Empodera a tu Iglesia para que sea tus manos sanadoras, tocando cada rincón de este mundo.
Para que podamos decir a tu pueblo: “han sido sanados”.

Amén

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