Lectio Divina Reflexión al Evangelio del Domingo de la Cuarta Semana en Pascua «Misionando Con Amor»

“Yo les doy Vida eterna.”

El Señor la rodeó y la cuidó, la protegió como la pupila de sus ojos. Como el águila extendió sus alas, la tomó consigo y la llevó sobre sus plumas; el Señor solo la condujo. Aleluia. 

Deut 32, 10-12

Audios originales

Del libro de los Hechos de los Apóstoles  

Hch 13, 14.43-52

En aquellos días Pablo y Bernabé 1continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron. 43 Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé. Estos conversaban con ellos, exhortándolos a permanecer fieles a la gracia de Dios.

44 Casi toda la ciudad se reunió el sábado siguiente para escuchar la Palabra de Dios. 45 Al ver esa multitud, los judíos se llenaron de envidia y con injurias contradecían las palabras de Pablo. 46 Entonces Pablo y Bernabé, con gran firmeza, dijeron: «A ustedes debíamos anunciar en primer lugar la Palabra de Dios, pero ya que la rechazan y no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora a los paganos. 47 Así nos ha ordenado el Señor: “Yo te he establecido para ser la luz de las naciones, para llevar la salvación hasta los confines de la tierra”».

48 Al oír esto, los paganos, llenos de alegría, alabaron la Palabra de Dios, y todos los que estaban destinados a la vida eterna abrazaron la fe.

49 Así la Palabra del Señor se iba extendiendo por toda la región. 50 Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas que pertenecían a la aristocracia y a los principales de la ciudad, provocando una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de su territorio.

51 Estos, sacudiendo el polvo de sus pies en señal de protesta contra ellos, se dirigieron a Iconio. 52 Los discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.

P/ Palabra de Dios
R/Te alabamos Señor

Salmo responsorial del día

Libro de los Salmos

Sal 99, 2. 3. 5 

R/. Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores R/.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades» R/.

Del libro del Apocalipsis  

Apoc 7, 9. 14b-17

Yo, Juan, 9 vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en las manos.

Uno de los ancianos que estaban junto al trono, 14 me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto día y noche en su Templo. El que está sentado en el trono habitará con ellos:

16 nunca más padecerán hambre ni sed, ni serán agobiados por el sol o el calor. 17 Porque el Cordero que está en medio del trono será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda lágrima de sus ojos».

P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor

Evangelio de hoy domingo 8 de mayo de 2022

EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN san Juan (10,27-30)


“Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos27 Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. 28 Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. 29 Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. 30 El Padre y yo somos una sola cosa».

P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús

MEDITACIÓN

Los expertos ponen Jn 10 en 4 partes: un discurso sobre el pastor, la puerta del corral y las ovejas (cf. Jn 10,1-6); desarrollando luego: sobre la puerta (cf. Jn 10,7-10); el Pastor (cf. Jn 10,11-18); las ovejas (cf. Jn 10,24-30). Para entender el texto de hoy, inmediatamente antes los judíos piden a Jesús que exprese si es el Mesías (cf. Jn 10,24). Jesús les dice que no creen, aunque estén viendo las obras que está haciendo en nombre de su Padre, pues no son de sus ovejas (cf. Jn 10,25-26). Hoy, describe cuáles son sus ovejas y cómo se relacionan con Jesús, su Pastor, y con el Padre.

Las ovejas son quienes escuchan su voz (cf. Jn 10,3.4.16). Notamos una relación o vínculo entre el Pastor y las ovejas a través de la voz. Él las llama y ellas le responden siguiéndole: conocen la voz del Buen Pastor y se van detrás de Él (mejor descripción del auténtico creyente); no se irán detrás de otros porque no reconocen su voz (cf. Jn 10,5). El Pastor Bueno conoce a cada una de sus ovejas, las cuida personalmente y entrega la vida por ellas. El conocimiento que se da entre el Pastor y las ovejas es similar al que hay entre el Padre y el Hijo. El Pastor, Jesús, les da a sus ovejas “vida eterna”. La vida eterna está en el conocimiento del Padre y su enviado Jesucristo (cf. Jn 17,3). Las ovejas al escuchar la voz de Jesús y seguirlo, al creer en Él, reciben por la fe la vida eterna, el conocimiento del Padre y del Hijo. No es un conocimiento meramente intelectual sino sobre todo una participación en la comunión de Amor entre el Padre y el Hijo.

Jesús, con su muerte y resurrección, dio su vida por las ovejas; gracias a esa entrega puede dar la vida eterna a sus ovejas. Para comunicar esta vida eterna ha venido al mundo el Verbo de Dios y para lograrlo, pasó por la muerte. Así, el don de la vida eterna es fruto de la Pascua de Jesús y del amor del padre: “Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna” (Jn 3,16). “Yo les doy vida eterna” entiéndase como un don actual y continuo; sería: “yo les estoy dando vida eterna”. Esto es, las ovejas que están recibiendo de Jesús esta vida eterna no perecerán jamás, vencerán la muerte como Jesús mismo la venció con su resurrección. En síntesis: “por medio de la fe nos hacemos partícipes de la vida eterna, es decir, de una vida que no acaba nunca, que la muerte no anula, sino que supera todo obstáculo. Esta vida eterna la tenemos ya desde ahora” (Card. A. Vanhoye). Existe una íntima e inmediata comunión entre el Pastor Bueno y Verdadero y las ovejas, entre Jesús y los cristianos. Ante la negligencia de los pastores, los dirigentes del pueblo de Israel, quienes se apacentaban a sí mismos y no al rebaño, Dios promete que Él mismo pastoreará a sus ovejas (cf. Ez 34,11-12). Esta profecía se cumple en Jesús y con la Nueva Alianza que ha instaurado entre Dios y los hombres. La obra del Buen Pastora encontramos en que Jesús habla con amor, nos conoce y conoce todo de nosotros, nos da vida eterna y nos custodia o cuida. Las ovejas, escuchamos su voz desde la intimidad con Él (de corazón a Corazón) y le seguimos con todo nuestro ser, por caminos difíciles, entregándole (como don) nuestro sí todos los días.

Por la fe entramos en una relación de amor con Jesucristo y, por Él, en Él y con Él, con Dios Padre. La relación con Dios inicia en esta vida, pero no terminará jamás porque “es eterno su amor”. El objeto de nuestra esperanza es la vida eterna, que Jesús Buen y Verdadero Pastor nos dio ya en el Bautismo, pero que no vivimos todavía en su plenitud. La fe nos abre a la esperanza en un amor eterno; esa fe en Cristo muerto y resucitado nos da la certeza de este amor absoluto y eterno de Dios por nosotros y nos hace pregustar la vida eterna. La verdadera vida no se puede tener para sí mismo ni por sí mismo, se recibe como don y se dona permanentemente. Como nos sentimos permanentemente amenazados, nos remite a sabernos siempre limitados, pues somos criaturas, y necesitamos recibir esa vida que trasciende el tiempo y el espacio y que es plena. Nos consuela y da seguridad que estamos en las manos del Padre, de quien nadie nos arrebatará ni nos hará perecer. La fe es así, abandono y confianza en su Divinas Manos.

El contexto litúrgico pascual nos muestra al Buen Pastor Resucitado, quien eligió y elije a algunos hombres para que sean signos personales suyos. ¿Cuál es la esencia de la vocación al sacerdocio ministerial? Es hacer presente sacramentalmente a Jesús Buen Pastor en medio de su pueblo; es ser testigo del pastoreo del Buen Pastor en la propia vida y fomentar y acompañar la acción pastoral de Jesús en la vida de los demás fieles. Jesús mismo es quien pone en manos de sus pastores a sus propias ovejas para que las apacienten y cuiden (las hable, conozca, les dé vida eterna y custodie). Celebramos la jornada mundial de oración por las vocaciones. Pedimos la Gracia de Dios para que los pastores sean y vivan según su Corazón del Buen Pastor. El testimonio de una vida pobre y entregada por el rebaño, a imagen de Jesús el Buen Pastor, es la mejor forma de promover las vocaciones. El Señor nos llama para ser portadores de una promesa, concediéndonos su Gracia para ser valientes arriesgándolo todo con y por Él. Como es Él quien llama, pidamos que nos envíe más trabajadores para el servicio, para ser sus seguidores y suscite, gracias a una comunidad orante, frutos fecundos a la vida consagrada, particularmente a la sacerdotal y vida religiosa.

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