Lectio Divina Reflexión al Evangelio del Jueves de la Cuarta Semana en Pascua «Misionando Con Amor»

“Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor.”

Santos Nereo y Aquiles, mártires (ML). San Pancracio, mártir (ML).

Te alabaré entre las naciones, Señor, y anunciaré tu Nombre a mis hermanos. Aleluia. 

Sal 17, 50; 21, 23

Audios originales

Del libro de los Hechos de los Apóstoles  

Hch 13, 13-25

En aquellos días, 13 desde Pafos se embarcaron Pablo y sus compañeros, llegando a Perge de Panfilia. Juan se separó y volvió a Jerusalén, 14 pero ellos continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron. 15 Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: «Hermanos, si tienen que dirigir al pueblo alguna exhortación, pueden hablar».

16 Entonces Pablo se levantó y, pidiendo silencio con un gesto, dijo: «Escúchenme, israelitas y todos los que temen a Dios.

17 El Dios de Este Pueblo, el Dios de Israel, eligió a nuestros padres y los convirtió en un gran Pueblo, cuando todavía vivían como extranjeros en Egipto. Luego, con el poder de su brazo, los hizo salir de allí 18 y los cuidó durante cuarenta años en el desierto. 19 Después, en el país de Canaán, destruyó a siete naciones y les dio en posesión sus tierras, 20 al cabo de unos cuatrocientos cincuenta años. A continuación, les dio Jueces hasta el profeta Samuel.

21 Pero ellos pidieron un rey y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, por espacio de cuarenta años. 22 Y cuando Dios desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, de quien dio este testimonio: He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón que cumplirá siempre mi voluntad.

23 De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús. 24 Como preparación a su venida, Juan había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel. 25 Y al final de su carrera, Juan decía: «Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene aquel a quien yo no soy digno de desatar las sandalias».

P/ Palabra de Dios
R/Te alabamos Señor

Libro de los Salmos

Sal 88, 2-3. 21-22. 25 y 27 

R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.

Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso. R/.

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder.
Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora». R/.

Evangelio de hoy jueves 12 de mayo de 2022

Del santo evangelio según San Juan
Jn 13, 16-20

“Les aseguro que el que reciba al que yo envíe me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió.

En aquel tiempo, después de lavarles los pies a sus discípulos, Jesús les dijo:

16 Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía. 17 Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican.

18 No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí. 19 Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy.

20 Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió».

P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús

MEDITACIÓN

La caridad es la virtud sobrenatural por la que amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.

Según las actas que nos relatan sus martirios, Nereo y Aquiles habían sido convertidos a la fe por el mismo san Pedro. Ellos dieron tal testimonio de su fe que, cuando entraron a trabajar en el palacio de la noble Domitila, sobrina de los emperadores, la convirtieron al cristianismo. Perseguidos y desterrados, finalmente murieron mártires en Terracina. Domitila moriría también mártir al poco tiempo. Su culto está documentado desde el siglo III. Pancracio era un joven romano de 14 años, nacido en una familia cristiana en la cual otros integrantes ya habían sufrido el martirio por la fe. Pancracio fue martirizado en el año 304 en la Vía Aurelia de Roma, donde existe un templo en su honor

(cf. La Liturgia Cotidiana, San Pablo, Paraguay, 12/05/2022, pág. 47).

Servicio con amor cristiano. En la Última Cena acontece el lavatorio de los pies, donde Jesús muestra a sus discípulos cuál debería ser la actitud de un verdadero servidor.  El servicio al hermano, amándolo desinteresadamente, simbolizado con el lavatorio de los pies, es para resaltar que Jesús vino no a ser servido sino a servir y dar su vida por muchos (cf. Mt 20,28). Su servicio lo hace con humildad y de corazón. Acá tiene sentido la frase que se suele usar: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”. Pero entendido el servicio en el contexto cristiano, no sólo en un ámbito meramente humano, sin mirar desde la fe que Dios se manifiesta en esa experiencia. Jesús va más allá del simple rito, sobre todo se nota porque en vez de realizar antes de cenar, lo hace mientras cenaban. Superando toda limitación ritual, les introduce a formar parte de la familia de Dios, mostrándose Él como ejemplo.

El texto nos dice que después de haberles lavado los pies, se puso el manto, regresó a la mesa y les expresó: ¿Comprenden lo que acabé de hacer con ustedes? Si yo siendo el Maestro les lavo los pies es para que ustedes también se laven los pies unos a otros (cf. Jn 13,1-15). Con este gesto se despoja de su señorío, mostrando actitud de humildad y de donación. Y lo muestra para que sus amigos, misioneros, hagan lo mismo entre ellos y para con los demás. Hoy, en el marco de tantas dificultades, se realiza el lavatorio de los pies en los hospitales, en las calles, en las casas, y tantos lugares, donde Jesús a través de un hermano nos está lavando los pies a través de un servicio específico. La caridad es la virtud sobrenatural por la que amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos por el mismo amor a Dios. Es la virtud y don por excelencia, porque el mismo Amor de Dios nos motiva para amar al prójimo. El amor es más fuerte que nuestras mismas debilidades y limitaciones. Lo entrega y da todo, lo espera todo y se alegra siempre.

Traición. Judas pensó, planificó de antemano con malicia para traicionarlo. En Judas se manifiesta la debilidad del ser humano, tentado y cayendo en la tentación del pecado traicionando. Es un gran llamado a evaluar nuestra vida de fidelidad a Dios y perseverancia en la vida de fe. Con la traición de Judas, todos nos quedamos cuestionados y desafiados, porque somos débiles y limitados, pues también nosotros podemos caer como él traicionando al amigo.

Conversión. Recordemos que Dios siempre espera la conversión del pecador, porque vino para salvar a los pecadores. Además, una ínfima gracia de Dios puede limpiar y sanar pecados que nos parecen imposibles de perdonar. “¿Acaso deseo yo la muerte del malvado, oráculo del Señor, y no que se convierta de su conducta y viva?” (Ez 18,23; cf. Ez 33,11), nos dice el Señor. Su objetivo siempre será la vida, que viene con la conversión verdadera. Dios siempre respeta nuestra libertad, cada uno podemos decir sí o podemos decir no. Tanto es el respeto que nos tiene que nos da la responsabilidad de responderle de corazón a su llamado de estar con Él.

Porque Él lo quiso. Jesús fue traicionado porque Él lo quiso al aceptar la voluntad del Padre. Jesús pudo ser vendido por Judas por treinta monedas, pero porque Él mismo lo quiso se entregó y sin abrir sus labios dio su vida por las ovejas. Siendo Dios pudo haber evitado pasar por todo ese dolor.

Envío. Existe una cadena de envíos. La misión de Jesús es el primer eslabón de una cadena de envíos: el Padre envía a su Hijo; el Hijo envía a sus discípulos; los discípulos seguirán siendo los enviados de Jesús a lo largo de la historia. Jesús dijo: “así como el Padre me envió, Yo los envío a ustedes” (Jn 20,21), y seguidamente sopló sobre ellos, diciéndoles para que reciban al Espíritu Santo, remontándoles al acto del Espíritu Creador, expresándoles que les está recreando, les está haciendo nuevos para enfrentar la misión encomendada siempre excediendo a sus facultades humanas, por tanto, será necesario la asistencia del Espíritu Santo para superar cualquier desafío, recordando que para Dios nada hay de imposible (cf. Lc 1,37). Jesús nos sigue diciendo: “el que reciba al que yo envíe me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió”; es le certeza de que al recibir a cualquier servidor, a cualquier misionero, estamos recibiendo al mismo Jesús y si recibimos a Jesús, recibimos al Padre. Invitación a que tengamos la mirada de fe, para ver a Jesús en el hermano..

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