DEVOCIONARIO 13 de Mayo

Ora con nosotros en los siguientes grupos: Fiat, Amando a la Santísima Virgen, Conociendo a San José, Adoradores Eucarísticos, Por las Benditas Almas del Purgatorio, Aumentando Nuestra Fe, Oración por los Sacerdotes, Meditando con los Santos, Devocionario, Actos de Reparación, Sanación y Liberación

FIAT

Agradecer a la Virgen por los favores concedidos

¡Oh Virgen santísima! Tú que te apareciste innumerables
Veces a los niños y que guiaste a toda una comunidad
De creyentes bajo los preceptos del Santo Padre.

Tú que eres la madre verdadera que con misericordia
Y amor alimenta las almas de los que en Dios creemos.

¡Oh madre mía!
En tus santas manos yo coloco mi destino y
Te agradezco infinitamente por haberme acompañado
Y resguardado desde el mismo instante
En que puse mis esperanzas en ti.

Te pido que no me desampares y que
Siempre me protejas con fidelidad,
Amén.

AMANDO A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Oración a la Virgen de Fátima para pedir un milagro

¡Oh nuestra Señora de Fátima!

Dulcísima Virgen María que depositaste

En todos nosotros mensajes de paz, amor y esperanza.

Tú que cargas sobre tu espalda miles de devotos y que escuchas

Nuestras peticiones con paciencia y esmero.

Hoy acudo ante ti para que puedas socorrerme en estas

Horas de duda en las que solo tú me podrás ayudar.

Leer más sobre: 6 Oraciones Cortas a la Virgen Milagrosa

Permíteme superar esto que estoy atravesando

Y haz que el milagro se apodere de esta situación para que yo,

Con tu agraciado manto, pueda regocijarme

Con los dotes de ser un fiel devoto.

Amén.

Oración a la virgen de Fátima para la salud

Querida Virgen de Fátima;
Tú que irradias benevolencia maternal
Y que estás siempre a nuestro lado derecho acompañando
A todo aquel que deposita su confianza en tu nombre.
Hoy, siendo yo un devoto fiel y misericordioso, te suplico
Que me auxilies en estos momentos en donde el desconcierto
Por mi estado de salud no me deja pensar con claridad.
Te pido que medies por mi recuperación por la cual yo
Siempre te estaré agradecido.
Amén.

CONOCIENDO A SAN JOSÉ

ACORDAOS

Acordaos, oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío San José, que jamás se ha oído decir que ninguno haya invocado vuestra protección e implorado vuestro auxilio sin haber sido consolado. Lleno, pues, de confianza en vuestro poder, ya que ejercisteis con Jesús el cargo de Padre, vengo a vuestra presencia y me encomiendo a Vos con todo fervor. No desechéis mis súplicas, antes bien acogedlas propicio y dignaos acceder a ellas piadosamente. Amén.

Jaculatoria. San José, Protector de atribulados y de los moribundos, rogad nosotros.

ADORADORES EUCARÍSTICOS

ACTOS DE GRATITUD

R:¡GRACIAS, SEÑOR, POR TODOS TUS BENEFICIOS!

¡Oh, Jesús, te doy gracias por los beneficios que me has concedido! R.
Yo no sabré nunca apreciarlos si no en el Cielo, y allí
te los agradeceré eternamente. R.
Padre Celestial, te los agradezco por tu Santísimo Hijo Jesús. R.
Espíritu Santo, que me inspiras estos sentimientos, a
Tí sea dado todo honor y toda gloria. R.
Jesús mío, te doy gracias, sobre todo, por haberme
redimido. R.
Por haberme hecho cristiano, mediante el Santo Bautismo,
cuyas promesas renuevo. R.
Por haberme dado por Madre a tu propia Madre. R.
Por haberme dado un gran amor a tanta tierna Madre. R.
Por haberme dado por protector a San José, tu padre
adoptivo. R.
Por haberme dado el Ángel de mi Guarda. R.
Por haberme conservado hasta ahora la vida para
hacer penitencia. R.
Por tener estos deseos de amarte, de vivir y morir en
tu Gracia .R.

POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

DE PROFUNDIS

Salmo CXXIX de David

Desde el profundo abismo de mis penas
a Ti clamo, Señor, de noche y día;
oye, mi Dios, los incesantes ruegos
de un corazón contrito que se humilla.

Estén gratos y atentos tus oídos
a mi voz lamentable y dolorida:
a Ti mis ayes y gemidos lleguen
pues a escucharlos tu piedad se inclina.

¿Si siempre airado tus divinos ojos
sobre las culpas de los hombres fijas,
quién estará confiado en tu presencia,
confundiéndonos sólo ante tu vista?

Más la eterna palabra de tu seno
que aplaque espero tus terribles iras;
porque son inefables tus promesas
y con tus gracias pecador invitas.

Así aunque mi alma acongojada gime
contemplando el rigor de tu justicia,
por tu palabra la indulgencia espera,
de que la hacen culpas tan indigna.

¡Oh pueblo electo! De mañana y noche,
en todos tus peligros y fatigas,
acógete al Señor con la confianza
que en su ley soberana nos intima.

Porque es inagotable su clemencia;
se muestra con los flacos compasiva;
de todas sus miserias los redime,
y siempre que le claman los auxilia.

Este Dios abrevie el tiempo
en que logre Israel su eterna dicha
cuando de tus pecados la liberte,
que con tanto rigor la tiranizan.

Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos:

¡Almas benditas! nosotros hemos rogado por vosotros que sois tan amadas de Dios y estáis seguras de no poderlo más perder: rogadle por nosotros miserables que estamos en peligro de condenarnos para siempre.

¡Dulce Jesús, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio!

AUMENTANDO NUESTRA FE

Oración para pedir perdón y arrepentimiento a Dios

Señor Santo, en tu bienaventurada presencia, hoy acudo a ti para pedirte perdón por todas las faltas con que te han ofendido, confío plenamente que por tu infinita misericordia me podrás conceder la indulgencia, y me guiarás por el sendero que tú tienes preparado para mí.

Límpiame Salvador, y quedaré más pulcro que la nieve, dame un nuevo corazón Dios, un corazón fiel a tu voluntad y tu Palabra. Ayúdame a aumentar mi voluntad de superación, y con esto, sea posible enmendar mis errores y deslices.

Te ruego Señor, líbrame de las tentaciones del enemigo, por el contrario, dame tu mano y se mi piloto por tu recto camino, concede un ápice de tu infinita sabiduría para entender mejor el porqué de tus preceptos, enséñame Dios a perfeccionar el trayecto de mi santidad cristiana.

En esta hora, otórgame una consciencia tranquila, que tu infinito amor cubra mi pensamiento, para que mi propósito de ser mejor ser humano, sea renovado cada día con tu Santo Nombre. Rezo esta oración con la fe puesta en ti y en tu infinito altruismo, te lo pido por la sangre de tu amadísimo Hijo y Nuestro Señor, Jesucristo. Amén.

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES

de la Madre Teresa de Calcuta

María Madre de Jesús y de cuantos participan de su misterio sacerdotal, acudimos a ti como hijos que acuden a su Madre.

Ya no somos niños, sino adultos que de todo corazón desean ser hijos de Dios.

Nuestra condición humana es débil; por eso venimos a suplicar tu ayuda maternal para conseguir sobreponernos a nuestras debilidades.

Ruega por nosotros, para que, a nuestra vez, podamos ser personas de oración.

Invocamos tu protección para poder permanecer libres de todo pecado.

Invocamos Tu amor para que el amor pueda reinar, y nosotros podamos ser compasivos y capaces de perdonar.

Invocamos tu bendición para que nuestros sacerdotes puedan ser como la imagen de tu Hijo, Señor y Salvador nuestro Jesucristo. Amén.

MEDITANDO CON LOS SANTOS

De la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios

Éste es, amados hermanos, el camino por el que llegamos a la salvación, Jesucristo, el sumo sacerdote de nuestras oblaciones, sostén y ayuda de nuestra debilidad.

Por él, podemos elevar nuestra mirada hasta lo alto de los cielos; por él, vemos como en un espejo el rostro inmaculado y excelso de Dios; por él, se abrieron los ojos de nuestro corazón; por él, nuestra mente, insensata y entenebrecida, se abre al resplandor de la luz; por él, quiso el Señor que gustásemos el conocimiento inmortal, ya que él es el resplandor de su gloria y ha llegado a ser tanto mayor que los ángeles, cuanto es
más augusto que el de ellos el nombre que ha recibido en herencia.

Militemos, pues, hermanos, con todas nuestras fuerzas, bajo sus órdenes irreprochables.

Fijémonos en los soldados que prestan servicio bajo las órdenes de nuestros gobernantes: su disciplina, su obediencia, su sometimiento en cumplir las órdenes que reciben. No todos son generales ni comandantes ni centuriones ni oficiales ni todos tienen alguna graduación; sin embargo, cada cual, en el sitio que le corresponde, cumple lo que le manda el rey o cualquiera de sus jefes.
Ni los grandes podrían hacer nada sin los pequeños, ni los pequeños sin los grandes; la efectividad depende precisamente de la conjunción de todos.

Tomemos como ejemplo a nuestro cuerpo. La cabeza sin los pies no es nada, como tampoco los pies sin la cabeza; los miembros más ínfimos de nuestro cuerpo
son necesarios y útiles a la totalidad del cuerpo; más aún, todos ellos se coordinan entre sí para el bien de todo el cuerpo. Procuremos, pues, conservar la integridad de este cuerpo que formamos en Cristo Jesús, y que cada uno se ponga al servicio de su prójimo según la gracia que le ha sido asignada por donación de Dios.

El fuerte sea protector del débil, el débil respete al fuerte; el rico dé al pobre, el pobre dé gracias a Dios por haberle deparado quien remedie su necesidad. El sabio manifieste su sabiduría no con palabras, sino con buenas obras; el humilde no dé testimonio de sí mismo, sino deje que sean los demás quienes lo hagan. El que es casto en su cuerpo no se gloríe de ello, sabiendo que es otro quien le otorga el don de la continencia.

Consideremos, pues, hermanos, de qué materia fuimos hechos, cuáles éramos al entrar en este mundo; de qué sepulcro y tinieblas nos sacó nuestro Creador, para introducirnos en su mundo, donde ya de antemano, antes de nuestra existencia, nos tenía preparados sus dones.

Por esto debemos dar gracias a aquel de quien nos vienen todos estos bienes, al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

san Clemente primero

DEVOCIONARIO

Himno de Pascua

«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja,
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en su victoria santa. Amén

ACTOS DE REPARACIÓN

ORACIONES DE REPARACION A JESUCRISTO Y A SU MADRE DOLOROSA

Oración de reparación al divino rostro de Jesús
“Por la Señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Amado Señor, por medio del Doloroso e Inmaculado Corazón de María: Te ofrezco estas oraciones en reparación por los pecados que más ofenden a Dios en estos tiempos modernos —los pecados de blasfemia, sacrilegio e irreverencia al Santísimo Cuerpo y Sangre de Nuestra Señor Jesucristo; la profanación de Templos y Santuarios, y del Domingo y días santos de precepto:

Un Padrenuestro, Avemaría y Gloria”.
PRIMER ACTO DE REPARACIÓN

Divino Corazón de Jesús, Creador del cielo y de la tierra, Rey universal de las naciones y dueño absoluto de todas las cosas: Vos solo sois el Santo, Vos el Señor, Vos solo el altísimo, Vos nuestro único Dios, de quien emanan todo poder, autoridad y soberanía. Vos por quién reinan todos los reyes y dictan lo justo los legisladores: alabado seáis por todos los pueblos y gentes, ensalzado por toda criatura en los siglos de los siglos.
Gracias os damos, Señor, por todos vuestros beneficios, y principalmente, porque en los excesos de vuestra bondad, os habéis dignado elegir ( … ) para vuestra herencia, le habéis defendido de sus enemigos y le habéis colmado de vuestros dones.
Pero ¡ay!, que en vez de corresponder con gratitud a tantas larguezas, hemos pecado, Señor, hemos obrado la iniquidad, hemos procedido impíamente y nos hemos apartado de vuestros juicios y mandamientos.
Pero no miréis, Oh Dios piadosísimo, a nuestras iniquidades sino sólo a vuestra misericordia; apartad de nosotros vuestra ira, aléjense vuestros castigos de este pueblo.
¡Perdón, Señor, por todas nuestras iniquidades!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por las faltas de nuestros sacerdotes!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por los extravíos de nuestros legisladores!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por la irresponsabilidad de los padres de familia!
¡Perdón, Señor perdón!
¡Perdón, por las maldades de todo nuestro pueblo!
¡Perdón, Senor, perdón!
¡Perdón, por los perjurios y sacrilegios!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por la profanación de las cosas santas!
¡Perdón, Senor, perdón!
¡Perdón, por nuestras revoluciones y guerras fratricidas!
¡Perdón, Senor, perdón!
¡Perdón, por el odio contra la Iglesia y sus ministros!
¡Perdón, Senor, perdón!
¡Perdón, por los atentados contra vuestros representantes en la tierra!
¡Perdón, Senor, perdón!
¡Perdón, por los excesos licenciosos de la T.V. prensa, el cine y los teatros!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón por los crímenes políticos!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por nuestras injusticias!
¡Perdón, Señor, perdón!
¡Perdón, por todas nuestras faltas de caridad para con el prójimo!
¡Perdón, Señor, perdón!
Para nosotros, Señor, la vergüenza y la confusión, para nuestros sacerdotes, nuestros magistrados, nuestros padres de familia y todo nuestro pueblo, porque hemos pecado, hemos procedido inicuamente.
Sólo para Vos la gloria y la bendición. Ahora, pues, Dios de infinita bondad, inclinad benigno hacia nosotros vuestros oídos y escuchadnos: apartad de nosotros vuestra cólera, aplacad vuestro enojo, salvad a vuestro pueblo, sobre el cual ha sido invocado hoy vuestro santo Nombre.
Elevamos hacia Vos nuestras suplicas, no confiados en nuestra justicia, sino únicamente en vuestra misericordia. Mirad, Señor, desde vuestro Santuario, y desde lo excelso de vuestro trono, a la Víctima Santa que se inmola incesantemente por nosotros en el altar, al amantísimo Corazón de vuestro divino Hijo.
Por Vos mismo, Señor, por la honra de vuestro nombre, salvad al pueblo que habéis elegido para herencia vuestra, libradle de sus enemigos y haced ver a todo el mundo que es bienaventurada la Nación que os reconoce por su Señor y Dios.
Amén.

SANACIÓN Y LIBERACIÓN

ORACION POR LOS ENFERMOS.

Señor Jesús, creemos que estás vivo y resucitado.

Creemos que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar y en cada uno de nosotros.

Te alabamos y te adoramos, por venir hasta nosotros como pan vivo bajado del cielo.

Tú eres la plenitud de la vida.

Tú eres la resurrección y la vida.

Tú eres, Señor, la salud de los enfermos.

Hoy queremos presentarte a todos los enfermos, porque para Ti no hay distancia ni en el tiempo ni en el espacio.

Tú eres el eterno presente y Tú los conoces.

Ahora, Señor, te pedimos que tengas compasión de ellos, para que todos reconozcan que Tú estás vivo en tu Iglesia hoy; y que se renueve su fe y su confianza en Ti; te lo suplicamos, Jesús.

Ten compasión de los que sufren en su cuerpo, de los que sufren en su corazón y de los que sufren en su alma que están orando y oyendo los testimonios de lo que Tú estás haciendo por tu Espíritu renovador en el mundo entero. Ten compasión de ellos, Señor. Desde ahora te lo pedimos.

Bendícelos a todos y haz que muchos vuelvan a encontrar la salud, que su fe crezca y se vayan abriendo a las maravillas de tu amor, para que también ellos sean testigos de tu poder y de tu compasión.

Te lo pedimos, Jesús, por el poder de tus santas llagas, por tu santa cruz y por tu preciosa sangre. Sánalos, Señor.

Sánalos en su cuerpo, sánalos en su corazón, sánalos en su alma. Dales vida y vida en abundancia. Te lo pedimos por intercesión de María Santísima, tu madre, la Virgen de los Dolores, quien estaba presente, de pie, cerca de la cruz. La que fue la primera en contemplar tus santas llagas y que nos diste por madre.

Tú nos has revelado que ya has tomado sobre Ti todas nuestras dolencias y por tus santas llagas hemos sido curados.

Hoy, Señor, te presentamos en fe a todos los enfermos que nos han pedido oración y te pedimos que los alivies en su enfermedad y que les dés la salud. Te pedimos por la gloria del Padre del cielo, que sanes a los enfermos que van a leer esta oración.

Haz que crezcan en la fe, en la esperanza, y que reciban la salud para gloria de tu Nombre.

Para que tu Reino siga extendiéndose más y más en los corazones, a través de los signos y prodigios de tu amor.

Todo esto te lo pedimos Jesús, porque Tú eres Jesús, Tú eres el Buen Pastor y todos somos ovejas de tu rebaño.

Estamos tan seguros de tu amor, que aún antes de conocer el resultado de nuestra oración en fe, te decimos: gracias Jesús por lo que Tú vas a hacer en cada uno de ellos.

Gracias por los enfermos que Tú estás sanando ahora, que Tú estás visitando con tu misericordia. Gracias, Jesús, por lo que Tú vas a hacer. Lo depositamos en tus manos desde hoy y te pedimos que lo sumerjas en tus santas llagas.

Que lo cubras con tu sangre divina, y que a través de este mensaje tu corazón de Buen Pastor hable a los corazones de tantos enfermos que van a leerlo.

¡Gloria y alabanza a Ti, Señor!

(P. Emiliano Tardif)

NO TE QUEDES SIN LA LECTIO DIVINA…

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