Lectio Divina Reflexión al Evangelio del Sábado de la Cuarta Semana en Pascua «Misionando Con Amor»

“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.”

San Matías, apóstol (F).

Independencia del Paraguay.

Dice el Señor: “No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto y ese fruto sea duradero”. Aleluia. 

Jn 15, 16

Audios originales

Del libro de los Hechos de los Apóstoles  

Hch 1, 15-17.20-26

En aquellos días, 15 Pedro se puso de pie en medio de los hermanos –los que estaban reunidos eran alrededor de ciento veinte personas– y dijo: 16 «Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura en la que el Espíritu Santo, por boca de David, habla de Judas, que fue el jefe de los que apresaron a Jesús. 17 El era uno de los nuestros y había recibido su parte en nuestro ministerio. 20 En el libro de los Salmos está escrito: Que su casa quede desierta y nadie la habite. Y más adelante: Que otro ocupe su cargo. 21 Es necesario que uno de los que han estado en nuestra compañía durante todo el tiempo que el Señor Jesús permaneció con nosotros, 22 desde el bautismo de Juan hasta el día de la ascensión, sea constituido junto con nosotros testigo de su resurrección».

23 Se propusieron dos: José, llamado Barsabás, de sobrenombre el Justo, y Matías. 24 Y oraron así: «Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de los dos elegiste 25 para desempeñar el ministerio del apostolado, dejado por Judas al irse al lugar que le correspondía».

26 Echaron suertes, y la elección cayó sobre Matías, que fue agregado a los once Apóstoles.

P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor

Salmo responsorial del día

Libro de los Salmos
Sal 112, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8


R/. El Señor lo sentó con los príncipes de su pueblo

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos. R/.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R/.

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R/.


Evangelio de hoy sábado 14 de mayo de 2022

EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN san Juan (15,9-17)


“Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 9 como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. 10 Si cumplen mis mandamientos permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.

12 Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. 13 No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. 14 Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. 15 Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.

16 No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. 17 Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.

P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús

MEDITACIÓN

El Señor necesita de mí, necesita de ti, para seguir enviando misioneros al mundo que tanto necesita.”

“Elegido ‘a suertes’ como lo narra el libro de los Hechos de los apóstoles, san Matías completó el grupo de los Doce tras la muerte de Judas Iscariote. Según algunos escritores, había seguido a Jesús entre sus discípulos, acompañándolo silenciosamente durante ese tiempo. Tras la elección, recibió con los demás apóstoles al Espíritu Santo y con él, la gracia para emprender la misión. Se le atribuye haber evangelizado parte de Etiopía y de Judea, donde finalmente murió mártir”

(La Liturgia Cotidiana, San Pablo, Paraguay, 14/05/2021, pág. 51).

Hoy recordamos a san Matías, quien fue elegido (desde la interpretación que se da al pasaje bíblico: Hech 1,15-26) por Dios para completar de vuelta la comunidad de los Doce. Judas había abandonado la comunidad y se debía completar con la elección de una persona que Dios quisiese. En Matías estamos cada uno de nosotros, a quienes hoy el Señor nos elige para completar lo que faltaba para ser apóstol, misionero. El Señor necesita de mí, necesita de ti, para seguir enviando misioneros al mundo que tanto necesita de personas tan amadas y que llevan amor sin medidas.

En esta sección vemos que la iniciativa parte desde Dios: pues Él nos amó primero (cf. 1 Jn 4,10). Envía por amor a su Hijo por y para los hombres: “Tanto amó Dios al mundo que envió a su único Hijo para que todo el que crea en Él tenga vida eterna” (Jn 3,16). El Hijo acepta llevar a cabo esta misión de amor para los hombres. Y es el Hijo quien envía a los creyentes a llevar el mismo amor recibido al mundo y desde el creyente a través de Cristo llegamos al Padre. Así como el Padre me envió a mí, yo los envío a ustedes (Jn 20,21); y el “así como”, hace referencia al tanto amor que brota del Padre hacia el Hijo y hacia nosotros. El círculo de amor se completa cuando correspondemos plena y gratuitamente a ese amor recibido, amándolo también incondicionalmente, pues amor con amor se paga.

El evangelista Juan pone el acento en el amor entre nosotros, porque debe reflejar el amor a los hermanos el mismo amor que se tienen entre las personas divinas (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Y el mayor amor se ve entregando la vida, donando y sacrificándola por los demás. Así como Cristo se entregó plenamente por cada uno de nosotros, de la misma manera debemos entregarnos los unos por los otros. El amor verdadero se dona, se entrega de modo gratuito, pero movido por el gran amor recibido, ya que es el Amor de Dios el que impulsa a obrar según su identidad, es el amor quien empuja y hace posible amar. Dar la vida por los amigos es la prueba suprema del amor. Al llamar amigos a los discípulos es porque les reveló todo desde lo más profundo. Es como un secreto que le da a sus amigos, los discípulos, pero no se refiere a algo negativo, sino a lo más íntimo, a lo más hermoso que tiene Jesús. Podemos mirar la experiencia de la Transfiguración (cf. Mt 17,1-9), donde les muestra por adelantado su gloria, indicándoles que, aunque se acerquen momentos de dolor y sufrimiento, nos espera la vida, la gloria, la resurrección. Y si eso será nuestro destino, por nuestra respuesta fiel a su Palabra, entonces no debemos preocuparnos por lo que se viene, sino que ocuparnos en vivir santamente todos nuestros días para sentirnos ya ahora en el cielo que nos tiene prometido. Es un amor extremo, dar la vida por amor, deseando y concretando lo mejor para sus amigos, los discípulos, que consiste en la vida eterna, en estar en la gloria del Padre. Sólo quien ama desea el bien y lo mejor para los demás.

Dios toma la iniciativa de llamarnos y elegirnos porque nos ama tanto y nos da una misión de amor, para compartir con el mundo ese amor que hemos recibido, pues “Dios nos amó primero” (1 Jn 4,10). Por ello, siempre la respuesta será el amor, ya que hemos recibido tanto amor. Dios espera de nosotros que respondamos con todas nuestras fuerzas, pero sabiendo que siempre todo depende de Él. No somos nosotros los salvadores del mundo, pero sí los elegidos para hacer posible esa salvación para las personas con quienes Dios nos regale compartir a lo largo de nuestras vidas.

Sin comunión con Jesús no hay amor verdadero, y sin Él no se puede responder al Padre como Él quiere y nos pide. Los frutos son la alegría que regala Dios a sus discípulos y la plena confianza que genera el permanecer en Él, pues al ser creyente sabemos que todo depende de Dios (cf. Jn 13,3) y sólo desde su Gracia entramos en comunión con Él y con los hermanos. Así, la comunión será el fruto como signo visible del Amor de Dios entre nosotros. Sin el Amor (presencia de Dios), es imposible la comunión. Nuestra respuesta corresponde a la gratuita e inmerecida iniciativa de Dios hacia nosotros, personas frágiles, débiles y limitadas, pero llenas de ese Amor de Dios para amar como Él nos amó.

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