La Santa Defensora de los Casos Imposibles

Santa Rita es una de las santas más queridas y es objeto de una extraordinaria devoción popular porque es muy querida por las personas que la sienten muy cerca debido a la «normalidad» de la existencia diaria que vivió, primero como novia y mot ella, entonces como yo ver que va y finalmente como monja agustiniana.
La vida no le perdonó nada a Santa Rita:
Se casó con un hombre derrochador y brutal con el que tuvo dos hijos, pero con su tierno amor y pasión logró transformar el carácter de su marido y hacerlo más gentil.
El marido fue asesinado y en poco tiempo los niños lo siguieron hasta la tumba.
Sin embargo, no cedió ante el dolor, la desesperación, el resentimiento o el deseo de venganza, sino que heroicamente logró sublimar su dolor a través del perdón de los asesinos de su marido. Trabajaré incansablemente para reconciliar a la familia de mi marido con los asesinos, rompiendo así la espiral de odio que se había creado.
Entró en el convento y allí vivió los últimos 40 años de su vida en intensa contemplación, penitencia y oración, completamente dedicado al Señor.
Santa Rita, 15 años antes de morir, recibió la singular «espina» de aquella plaga que dolorosamente le imprimió en la frente, la cual incesantemente le causó los terribles dolores e inaudito de la coronación de espinas.
Vida de Santa Rita
Rita nació en 1381 en Roccaporena, un pueblo ubicado en la comuna de Cascia, en la provincia de Perugia, por Antonio Lotti y Amata Ferri. Sus padres eran muy religiosos y la situación económica no era cómoda, pero decente y pacífica.
La historia de S. Rita estaba llena de eventos extraordinarios y uno de ellos apareció en su infancia.
El bebé, tal vez dejado desatendido durante algún tiempo en la cuna del campo mientras sus padres trabajaban en la tierra, estaba rodeado de un enjambre de abejas. Estos bichos taparon a la pequeña pero extrañamente no la picaron. Un granjero, que al mismo tiempo se había lesionado la mano con la hoz y corría a buscar la medicina, se encontró pasando por la canasta donde Rita estaba acostada. Vio a las abejas zumbando alrededor de la niña, comenzó a ahuyentarlas pero, con gran sorpresa, sacudiendo los brazos para ahuyentarlas, la herida quedó completamente sanada.
La tradición dice que Rita tenía una vocación religiosa temprana y que un ángel bajó del cielo para visitarla cuando se retiró a orar en un pequeño ático.
S. RITA ACUERDA EN CASARSE
A Rita le hubiera gustado convertirse en monja, pero todavía joven (alrededor de 13 años) sus padres, ahora mayores, le prometieron en matrimonio a Paolo Ferdinando Mancini, un hombre conocido por su curvilínea y brutal carácter. S. Rita, acostumbrada al deber, no se resistió y se casó con el joven oficial, presumiblemente de 17-18 años.
Del matrimonio entre Rita y Paolo nacieron dos hijos gemelos; Giangiacomo Antonio y Paolo María quienes tuvieron todo el amor, ternura y cuidado de su madre. Rita logró con su tierno amor y mucha paciencia transformar el carácter de su esposo y hacerlo más gentil.
La vida matrimonial de S Rita, después de 18 años, fue trágicamente rota con el asesinato de su marido, ocurrido en plena noche, en la Torre Collegiacone a su regreso a Cascia.
EL PERDÓN
Rita estaba muy angustiada por la atrocidad del evento, por lo que buscó refugio y consuelo en la oración con fervientes y ardientes oraciones para pedir perdón a Dios por los asesinos de su marido.
S. Rita tomó una acción para alcanzar la pacificación, empezando por sus hijos, quienes sintieron que la venganza por la muerte de su padre era un deber.
Rita se dio cuenta que las voluntades de los niños no se doblaron ante el perdón, por lo que la Santa ora al Señor ofreciendo la vida de sus hijos, para que no los vea manchados de sangre.
«Morirán menos de un año después de la muerte de su padre»..
Cuando S. Rita se quedó sola, tenía un poco más de 30 años y se siente el deseo de seguir esa vocación que ella había querido cumplir cuando era joven.
S. RITA SE CONVIERTE EN MONACA
Rita pidió entrar como monja en el Monasterio de San María Maddalene, pero durante tres veces no fue admitida, ya que era la viuda de un hombre asesinado.
Cuenta la leyenda que S. Rita logró superar todas las barreras y puertas cerradas gracias a la intercesión de: S. Juan el Bautista, S. Augustine y S. Nicola de Tolentino que la ayudó a tomar el vuelo de la «Roca» al Convento de Cascia de una manera que no podía entender. Las monjas convencidas por el prodigio y su sonrisa, le dieron la bienvenida entre ellas y aquí Rita se quedó contigo durante 40 años inmersa en oración.
EL MILAGRO ÚNICO DE LA ESPINA

Fue Viernes Santo de 1432, S. Rita regresó al Convento profundamente preocupada, después de escuchar a un predicador recordar fervientemente los sufrimientos de la muerte de Jesús y permaneció orando ante la cruz en contemplación. En un santiamén S Rita le pidió a Jesús que compartiera al menos parte de su sufrimiento. Entonces sucedió el milagro: S. Rita fue atravesada por una de las espinas de la corona de Jesús, golpeándola en la frente. Fue un espasmo interminable. S. Rita llevó la herida durante 15 años como un sello de amor
UNA VIDA DE SUFRIMIENTO

Para Rita los últimos 15 años fueron de sufrimiento implacable, su perseverancia en la oración la llevó a pasar 15 días seguidos en su celda «sin hablar con nadie más que con Dios», ella también llevaba el cilicio que le dio Él; le causó gran sufrimiento, y además él permitió en su cuerpo muchas mortificaciones: durmió en el suelo hasta el final cuando enfermó y permaneció enferma los últimos años de su vida.
La maravilla de la rosa

Unos 5 meses después del fallecimiento de Rita, un día de invierno con temperaturas duras y un manto nevado que cubre todo, un pariente le hizo una visita y en su despedida le preguntó a la Santa si quería algo, Rita respondió que le gustaría una rosa fragante de su jardín. Regreso a Roccaporena, el pariente fue al jardín y la maravilla fue genial cuando vio una hermosa rosa floreciente, la recogió y se la llevó a Rita.
S. Rita se convirtió en la santa de «Thorn» y la santa de la «Rosa».
S. Rita antes de cerrar los ojos para siempre, tuvo una visión de Jesús y la Virgen María invitándola al Cielo. Uno de sus consortes vio su alma ascender al cielo acompañado de ángeles y al mismo tiempo las campanas de la iglesia comenzaron a sonar solas, mientras que un perfume muy suave se extendió por todo el Monasterio y desde su habitación se podía ver brillando que era una luz brillante como si lo fuera que había entrado en el sol. Era el 22 de mayo de 1447.
S. Rita da Cascia fue beatificada 180 años después de su muerte y proclamada santa 453 años después de su fallecimiento.

ORACIÓN
Oh Dios omnipotente,
que te dignaste conceder
a Santa Rita tanta gracia,
que amase a sus enemigos y
llevase impresa en su corazón
y en su frente la señal de tu pasión,
y fuese ejemplo digno de ser imitado
en los diferentes estados de la vida cristiana.
Concédenos, por su intercesión,
cumplir fielmente las obligaciones
de nuestro propio estado
para que un día podamos
vivir felices con ella en tu reino.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Una historia de amor supremo primero a sus hombres y después a Dios en la vida monástica apasionada por la Pasión de Cristo
Por: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net

Cuando entramos en muchas iglesias nos encontramos con la imagen de una Santa que llama la atención. Vestida de negro, con una rosa en sus manos, e hincada en su frente una espina atroz. La reconocemos inmediatamente: es Santa Rita de Casia, la italiana del siglo quince que se ha hecho tan popular porque –dicen– alcanza de Dios las gracias más difíciles…
Rita derrocha ejemplaridad en todos los estados de vida de la mujer. Niña, es un angelito encantador. Jovencita, es una estampa de piedad, de simpatía y de cariño. Se casa, y en su hogar va a ser una mujer excepcional en la práctica de las virtudes más heroicas.
Sueña en el amor, naturalmente. Pero apenas va a saber lo que es una luna de miel. Porque el marido le resulta fatal. Dominante, violento, brutal, es un dueño sobre una esclava:
– ¿Que quieres ir a Misa? Vete, pero porque yo te doy permiso, ¡y basta!…
Así un día y otro día. Rita lo soporta todo con bondad inalterable. Aunque oye a las amigas:
– Pero, Rita, ¿cómo tienes tanta paciencia, cómo aguantas tanto?…
Y ella, inquebrantable en medio de su dolor:
– Dios sobre todo. Veremos quién vence al fin.
Su norma ante la conducta del marido es clara.
Ante la violencia, dulzura.
Ante los atropellos, aguante pasivo.
Ante la falta de fe en él, oración continua, sin fe en el marido, pero con mucha fe en Dios.
Hasta que llega el milagro. Primero en el marido y después en la pequeña población en que viven.
El marido se vuelve a Dios; se da cuenta del tesoro de mujer que tiene y comienza a amarla locamente. Diríamos que está recuperando con un amor apasionado lo que antes había perdido con tanta frialdad.
El pueblo también. Empiezan todos a admirar a Rita, la toman como ejemplo, y los ciudadanos, que vivían antes en luchas de partido violentas y continuas, hacen las paces entre sí para vivir en la concordia y la paz.
Hasta que vienen las pruebas más dolorosas. Mueren los papás de Rita, muy queridos de ella. Y después de los papás, el marido, asesinado por aquel enemigo personal que no le perdona una antigua ofensa. Lo invita hipócritamente a salir con él, y lo mata en las afueras de la población.
¡Pobre Rita! ¡Ahora que era tan feliz con su marido, después que lo supo ganar para Dios y para sí misma!… Pero faltaba lo peor. Los dos hijos no aguantan la muerte de su padre; Rita presiente que un día la van a vengar matando al asesino, y le pide a Dios:
– ¡No, Dios mío, no lo permitas! Llévatelos antes de que manchen sus manos con sangre.
El Señor la escucha, y los dos hijos mueren antes que perder la gracia de Dios con un asesinato…
Pedir a Dios una gracia como ésta no lo hace cualquiera. Esto lo hace sólo una mujer de la talla de Rita. Se necesitaba un valor sobrehumano.
Libre ahora de todo lazo familiar, cuando está en lo mejor de la vida, a sus treinta y tantos años le vuelve aquel sueño que ha tenido toda mujer verdaderamente cristiana: ¿por qué no darme del todo a Dios? Rita lo cumple. Entra en el monasterio de las Agustinas de Casia, y la oración y la penitencia por la salvación del mundo van a ser los ideales y las ocupaciones de su vida.
Ahora vamos a entender el misterio de esa espina en la frente y esa flor encendida que lucen las imágenes de Rita.
La Pasión de Jesucristo la tiene obsesionada. Se postra un día delante del Santo Cristo y siente que el Señor la quiere hacer participar de sus dolores. Rita acepta, y ve cómo se clava una espina aguda en la frente, que empieza causarle dolores insoportables. La llaga purulenta que le abre produce un olor tan fétido que obligará a Rita a vivir separada de las demás porque no se la puede aguantar. Hace una peregrinación a Roma, y le pide al Señor que durante el viaje le quite aquel hedor tan repugnante. Dios se lo concede, y, regresada a su convento, cae postrada en el lecho con una enfermedad que la tiene crucificada los últimos años de su vida. Recibe la visita de una antigua amiga, que le dice:
– Rita, ¿quieres alguna cosa?
– Sí; vete a mi pueblo, y tráeme del huerto de mi casa una rosa y dos higos frescos.
La amiga se queda desconcertada.
– ¿Que Rita se ha vuelto loca? ¿Cómo en medio del frío helado y la nieve de Enero se le ocurre pedir rosas e higos?
Pero la amiga va a cumplir el encargo, y encuentra la flor en el rosal helado y los higos pendientes del árbol seco…
Era el signo del Cielo, tomado de la Biblia en el Cantar de los Cantares:
– Levántate, amiga mía, esposa mía, y ven, que ya ha pasado el invierno y han cesado las lluvias. Ya han brotado en la tierra las flores, y ha echado la higuera sus yemas. Levántate, amada mía, esposa mía, y ven.
Jesús la llamaba para el descanso eterno.
Santa Rita, muy querida del pueblo cristiano. Esposa y madre tan bella. Enamorada de Jesucristo y de su Pasión. La de la Espina de Cristo, la de la rosa y de los frutos frescos….
Oración de Santa Rita de Casia
Santa de lo Imposible. Oh Santa Patrona de los necesitados, Santa Rita, cuyas plegarias ante el Divino Señor son casi irresistibles, quien por la generosidad en otorgar favores has sido llamada Mediadora de los sin esperanza e incluso de lo Imposible; Santa Rita, tan humilde, tan pura, tan mortificada, tan paciente y de tan compadecido amor por Jesús Crucificado que podrías obtener de El cualquier cosa que le pidas. A cuenta de esto recurrimos confiados a ti, esperando, si no siempre alivio, al menos consuelo. Se favorable a nuestra petición, mostrando el poder de Dios a nombre de este/a suplicante, se generosa con nosotros, como lo has sido en tantos casos maravillosos, para la más grande gloria de Dios, por la divulgación de tu propia devoción, y por el consuelo de aquellos que confían en ti. Prometemos, si nuestra petición es concedida, glorificar tu nombre, informando del favor concedido, para bendecir y cantar tus alabanzas por siempre. Confiando entonces en los méritos y poder ante el Sagrado Corazón de Jesús, te rogamos:
(Mencione ahora su petición)
Obtén para nosotros nuestra petición:
Por los singulares méritos de tu infancia,
Por la perfecta unión con la Divina Voluntad,
Por los heroicos sufrimientos durante tu vida de casada,
Por el consuelo que experimentaste con la conversión de tu esposo,
Por el sacrificio de tus niños antes de verlos ofender gravemente a Dios,
Por tu milagrosa entrada al Convento,
Por las austeras penitencias y las sangrientas ofrendas tres veces al día.
Por el sufrimiento causado por la herida que recibiste con la espina del Salvador Crucificado;
Por el amor divino que consumió tu Corazón,
Por la notable devoción al Sagrado Sacramento, con el cual exististe por cuatro años,
Por la felicidad con la cual partiste de tus pruebas para reunirte con el Divino Esposo,
Por el ejemplo perfecto que diste a la gente de cada estado de vida.
Santa de lo Imposible
Oremos
Oh Dios, Quien en tu infinita ternura has sido bondadoso para escuchar la plegaria de Tu sierva, Santa Rita, y otorgas a su suplica lo que es imposible a la vista, conocimiento y esfuerzos, en recompensa de su compadecido amor y firme confianza en Tu promesa, ten piedad en nuestra adversidad y socórrenos en nuestras calamidades, que el no creyente pueda saber que Tu eres la recompensa del humilde, la defensa de los sin esperanza, y la fuerza de aquellos que confían en Ti, a través de Jesucristo, nuestro Señor. Amen