“El pecado está en no haber creído en mí.”

María, Auxilio de los cristianos (ML)
Alegrémonos, regocijémonos y demos gloria a Dios, porque el Señor, nuestro Dios, el Todopoderoso, ha establecido su reino. Aleluia.
Apoc 19, 7. 6

Primera lectura de hoy
Del libro de los Hechos de los Apóstoles
Hch 16, 22-34
En aquellos días, 22 en Filipos la multitud se amotinó en contra de Pablo y Silas, y los magistrados les hicieron arrancar la ropa y ordenaron que los azotaran. 23 Después de haberlos golpeado despiadadamente, los encerraron en la prisión, ordenando al carcelero que los vigilara con mucho cuidado. 24 Habiendo recibido esta orden, el carcelero los encerró en una celda interior y les sujetó los pies en el cepo.
25 Cerca de la medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban alabanzas de Dios, mientras los otros prisioneros los escuchaban. 26 De pronto, la tierra comenzó a temblar tan violentamente que se conmovieron los cimientos de la cárcel, y en un instante, todas las puertas se abrieron y las cadenas de los prisioneros se soltaron.
27 El carcelero se despertó sobresaltado y, al ver abiertas las puertas de la prisión, desenvainó su espada con la intención de matarse, creyendo que los prisioneros se habían escapado. 28 Pero Pablo le gritó: «No te hagas ningún mal, estamos todos aquí». 29 El carcelero pidió unas antorchas, entró precipitadamente en la celda y, temblando, se echó a los pies de Pablo y de Silas. 30 Luego los hizo salir y les preguntó: «Señores, ¿qué debo hacer para alcanzar la salvación?». 31 Ellos le respondieron: «Cree en el Señor Jesús y te salvarás, tú y toda tu familia». 32 En seguida le anunciaron la Palabra del Señor, a él y a todos los de su casa.
33 A esa misma hora de la noche, el carcelero los atendió y curó sus llagas. Inmediatamente después, fue bautizado junto con toda su familia. 34 Luego los hizo subir a su casa y preparó la mesa para festejar con los suyos la alegría de haber creído en Dios.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo responsorial del día
Libro de los Salmos
Sal 137, 1bcd-2a. 2bc-3. 7c-8
R/. Tu derecha me salva, Señor
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti;
me postraré hacia tu santuario. R/.Daré gracias a tu nombre
por tu misericordia y tu lealtad.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R/.
Evangelio de hoy martes 24 de mayo de 2022
EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN san Juan (16,5-11)
“Les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes.”
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 5 Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: «¿A dónde vas?». 6 Pero al decirles esto, ustedes se han entristecido. 7 Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré.
8 Y cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio. 9 El pecado está en no haber creído en mí. 10 La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán. 11 Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado.
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“El Espíritu Santo da testimonio de Jesús dando vida a su Iglesia, recordando el juicio condenatorio de Dios a Satanás y sus seguidores.”
“Este título de ‘Auxiliadora’ lo concibió san Juan Bosco en el año 1862, y lo explicaba con las siguientes palabras: ‘La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora; los tiempos que corren son difíciles y tenemos la necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana’. Esta devoción fue difundida por la congregación Salesiana”
(La Liturgia Cotidiana, San Pablo, Paraguay, 24/05/2022, pág. 72).
En Paraguay, esta devoción a María Auxiliadora, es muy grande. Reconocemos que por lo general tenemos un vínculo súper especial con la Virgen María.
Estamos en el contexto de la Última Cena y la despedida de sus discípulos. Les dice de vuelta que, por el hecho de anunciarles su partida, se quedan tristes. Y todo el argumento de que les conviene que se vaya para que envíe al Espíritu Santo, quien animará y dará mucha luz a la vida de los creyentes de todos los tiempos. Es necesaria la partida de Jesús, quien les habla de su muerte (cf. Jn 14,15-21). Y para comprender el sentido de la muerte será a la luz del Espíritu. En este anuncio se invita al discípulo a dejarse conducir por el Paráclito a toda la Verdad, pero es necesario descubrir los errores del “mundo”. Es necesario un ejercicio de discernimiento permanente para ver con claridad lo que Dios quiere. Recordar que el Espíritu Santo viene para confirmar y aclarar para nuestros días la Revelación del Hijo, de tal modo a que los discípulos puedan entender correctamente la Buena Noticia y no se dejen guiar por las tinieblas del error y por prácticas perversas lejanas a la voluntad divina.
Si los discípulos serán testigos de Cristo, deben comprender con claridad quién es Jesús, el significado de su presencia entre los hombres, cuál fue el sentido de su Muerte y Resurrección. Jesús es el Enviado del Padre quien viene a concretar la salvación, ya que su propio nombre significa “Yahvé salva”. Es Dios, quien muestra su rostro y se manifiesta con todo el esplendor de su amor y misericordia a favor de la humanidad. ¿Quién les dará luz sobre estos temas? El Espíritu Santo. Y, sobre todo, si no están convencidos y seguros a dónde van (junto a Quién) y por qué son perseguidos, no soportarían, sería intolerable sufrir esos desprecios, es decir, quien sabe a dónde va (el Padre) no teme sufrir todo tipo de humillaciones en este mundo. Como pasaron por la experiencia, sintieron la necesidad de ser iluminados por la luz del Espíritu, el Paráclito, quien viene a enseñarnos toda la Verdad y a defendernos. Al encontrarse entre los seguidores de Jesús, miembros de la Iglesia, y el mundo, los seguidores del Príncipe de este mundo y los valores que promueven, son como dos partes contendientes que están ante un juez. Debe llegar el momento en que nos presentemos ante el Juez y necesitaremos quien nos defienda, quien presente todos los argumentos positivos de nuestra vida, quien pueda dar testimonio a nuestro favor.
Entonces, se debe contar con un abogado, pues el “mundo” querrá demostrar que:
1) los cristianos obran mal, al adoptar la nueva fe, que para los judíos era blasfema al decir que Jesús es Dios, ya que Dios nunca ha tomado forma humana;
2) ellos no pueden tener razón poniendo su fe en un ser humano que murió en la cruz de la manera más baja y humillante que pueda darse en toda la historia humana y,
3) la muerte de Jesús fue inevitable según los derechos y ley judíos, porque termina siendo culpable ante los cargos que se le atribuyen.
El Abogado, el Paráclito (Espíritu Santo), demostrará lo contrario a favor de la Iglesia, que:
1) la razón primará a favor de los cristianos, y el error, el pecado, cometieron los judíos, pues los discípulos de Jesús continúan siendo fieles a Él incluso después de su Muerte; por tanto, que la Iglesia exista, es un argumento en contra de los que no creen en Jesús.
2) la justicia de Jesús y de los que creen en Él: ¿Qué enseña, proclama y vive la Iglesia?, la Resurrección-exaltación de Jesús junto al Padre, volvió ahí de donde salió, Él aún ausente está presente permanentemente.
3) el juicio: la glorificación-exaltación de Jesús es el castigo de Satanás, ya sin poder (“Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel con sus ángeles combatieron contra el Dragón. Y por más que luchó el Dragón junto a sus ángeles, fueron derrotados y expulsados del cielo…” -Ap 12,7ss-), y condena del mundo por haber rechazado y condenado a Jesús.
Por tanto, el Espíritu Santo da testimonio de Jesús dando vida a su Iglesia, recordando el juicio condenatorio de Dios a Satanás y sus seguidores, y que todo se irá cumpliendo pidiendo fidelidad y misericordia a sus discípulos. La sentencia necesariamente será la condena de Satanás y de todos sus seguidores, porque están en contra de la voluntad divina, cayendo en la autorreferencialidad, en la soberbia, en el orgullo, en pretender hacer prevalecer lo humano por encima de lo divino. Dios, sin embargo, nos pide que le demos a Él la primacía, para que pueda orientar la vida de las personas según sus designios, confiando en que todo lo que nos enseñó y prometió se cumplirá. María, Auxiliadora de los cristianos, ruega por nosotros.
