“Todo lo que es del Padre es mío”

Solemnidad de la Santísima Trinidad
Bendita sea a Santísima Trinidad: Dios Padre, el Hijo unigénito de Dios y el Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia con nosotros.

Audios Originales tomados de: https://panversia.com/
Primera lectura de hoy
Lectura del libro de los Proverbios
Prov 8, 22-31
Esto dice la sabiduría de Dios: 22 El Señor me creó como primicia de sus caminos, antes de sus obras, desde siempre. 23 Yo fui formada desde la eternidad, desde el comienzo, antes de los orígenes de la tierra. 24 Yo nací cuando no existían los abismos, cuando no había fuentes de aguas caudalosas.
25 Antes que fueran cimentadas las montañas, antes que las colinas, yo nací, 26 cuando él no había hecho aún la tierra ni los espacios ni los primeros elementos del mundo. 27
Cuando él afianzaba el cielo, yo estaba allí; cuando trazaba el horizonte sobre el océano, 28 cuando condensaba las nubes en lo alto, cuando infundía poder a las fuentes del océano, 29 cuando fijaba su límite al mar para que las aguas no transgredieran sus bordes, cuando afirmaba los cimientos de la tierra, 30 yo estaba a su lado como un hijo querido y lo deleitaba día tras día, recreándome delante de él en todo tiempo, 31 recreándome sobre la faz de la tierra, y mi delicia era estar con los hijos de los hombres.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo responsorial del día
Libro de los Salmos
Sal 8, 4-5. 6-7. 8-9
R/. ¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado.
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para mirar por él? R/.Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad;
le diste el mando sobre las obras de tus manos.
Todo lo sometiste bajo sus pies. R/.Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R/.
Segunda lectura de hoy
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos
Rom 5, 1-5
Hermanos: 1 Justificados, entonces, por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. 2 Por él hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos afianzados, y por él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
3 Más aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce la constancia; 4 la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza. 5 Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Evangelio de hoy domingo 12 de junio de 2022
EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN San Juan (Jn 16, 12-15)
“Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes””
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 12 Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. 13 Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. 14 El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. 15 Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: «Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes».
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“El Espíritu Santo llena el corazón de Cristo resucitado y desde allí se derrama en tu vida como un manantial.”
La misión del Espíritu de la Verdad con los discípulos refiere al pasado y al futuro. Al pasado, pues les recordará lo revelado por las palabras de Jesús acerca del misterio de Dios para llegar a tener una comprensión más profunda de las mismas. Al futuro, porque los conducirá a la Verdad plena, completa, al punto que podrán conocer el misterio de Dios y del mundo tal como lo conoce Jesús resucitado y glorificado; y su asistencia a la Iglesia para manifestarse fiel a la verdad y actualizarla en los tiempos y realidades futuros. Así, el Espíritu Santo revelará la gloria del Hijo, lo glorificará, y su comunión con el Padre.
Entonces, la enseñanza del Paráclito no es propia, sino que remite al Padre como la fuente de toda la Verdad y de toda gloria, que comparte con el Hijo, con Cristo, y que el Espíritu de la Verdad comunicará a los discípulos (cf. Jn 16,14-15). L. H. Rivas dice: “Jesucristo es la Palabra del Padre, y el Espíritu será el guía que hará conocer esta Palabra… El Paráclito recibe del Padre todo lo que le pertenece a Jesucristo para hacerlo conocer a la comunidad. Jesús no revela sino al Padre, de modo que cuando el Paráclito hace conocer a Jesucristo, está haciendo conocer al Padre”. Revela la íntima comunión de las tres divinas personas, con sus misiones propias. El Espíritu de la Verdad es el compañero de camino de los discípulos en su marcha por la historia; va por múltiples caminos por donde se abren en el amor a la fe de un Dios generador de vida en la Paternidad y en la Filiación.
Hoy día se expresa que no se puede llegar a conocer la verdad. Fácilmente nos confunden opiniones, engaños y falsedades que desaniman seguir buscando la verdad. Es súper importante en la vida conocer la verdad sobre Dios, sobre nosotros mismos y sobre el sentido de la historia y del mundo. Las palabras de Jesús animan a seguir y recomenzar esta búsqueda de la Verdad, porque nos está prometiendo dar el Espíritu de la Verdad, quien nos ayudará a encontrarla y gozarla. En Juan, conocer la Verdad, es un conocimiento que brota del Amor y se orienta al Amor. Brota del Amor “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado” (Rom 5,5). Está orientado al amor que es la plenitud del conocimiento de Dios. Ese camino hacia la Verdad completa es largo, y hasta arduo y difícil; implica un proceso, no se puede llegar con saltos mágicos, pero Jesús nos alienta a seguir, asegurándonos conocer “las tres grandes verdades que todos necesitamos escuchar, una y otra vez”, para construir sobre ellas una vida plena y alegre. “En estas tres verdades –Dios te ama, Cristo es tu salvador, Él vive– aparece el Padre Dios y aparece Jesús. Donde están el Padre y Jesucristo, también está el Espíritu Santo… El Espíritu Santo llena el corazón de Cristo resucitado y desde allí se derrama en tu vida como un manantial. Y cuando lo recibes, el Espíritu Santo te hace entrar cada vez más en el corazón de Cristo para que te llenes siempre más de su amor, de su luz y de su fuerza” (Papa Francisco, Cristo vive n. 131).
El Espíritu de la Verdad, nos ayudará a atravesar la puerta de la fe para entrar a un mundo nuevo, maravilloso, el universo de la fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Cristo, el Hijo de Dios, es la puerta que nos lleva al Padre, a quien descubrimos y confesamos como el Creador del cielo y de la tierra. Y Cristo nos lleva al Espíritu Santo, a quien confesamos como Dios, Señor y Dador de vida. Surge así el nuevo “nombre” que los cristianos dieron a Dios: la Santísima Trinidad, nombre más propio del Dios de los cristianos, aunque no esté en la Biblia. Proviene de los cristianos de los siglos II y III, quienes se vieron en la necesidad de crearlo para poder expresar sintéticamente lo que la fe cristiana tiene de nuevo y original con respecto a Dios, pues creemos en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque las Personas Divinas, como un solo y único Dios, obran la Historia de la Salvación.
Creemos que, al ser bautizados, la Trinidad ha venido a habitar en nosotros, tal como Jesús lo anunció: “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él” (Jn 14,23). La joven santa Isabel de la Trinidad, quien rezaba diciendo: “Dios mío, Trinidad que adoro… Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora”.
También nos guiará para descubrir la verdad sobre nosotros mismos: ya que somos imagen y semejanza de Dios Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, que en su intimidad es Comunión de Personas. En la Trinidad, cada persona se define por la relación a las demás, su ser personal está en la donación de sí misma. Podremos realizarnos mejor como personas si vivimos la comunión y la entrega sincera de nosotros mismos a los demás por amor (Amor de Dios). “El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y la vida cristiana. Sólo Dios puede dárnoslo a conocer revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo” (CEC 261) y nos concede el regalo de participar de su Unidad y Santidad.
La Santísima Trinidad, Misterio de Dios Amor es al mismo tiempo misterio de comunión y misión. Papa Francisco dijo: “El cristiano no es una persona aislada, pertenece a un pueblo: este pueblo que forma Dios. No se puede ser cristiano sin tal pertenencia y comunión. Nosotros somos pueblo: El Pueblo de Dios. Que la Virgen María nos ayude a cumplir con alegría la misión de testimoniar al mundo, sediento de amor, que el sentido de la vida es precisamente el amor infinito, el amor concreto del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Ángelus, 27 de mayo de 2018).
