“Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido”

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Jornada Mundial de oración por la santificación de los Sacerdotes.
Los designios del corazón de Dios permanecen para siempre: Él salva a sus fieles de la muerte y los sustenta en el tiempo de indigencia.
Sal 32, 11. 19

Audios Originales tomados de: https://panversia.com/
Primera lectura de hoy
Lectura del libro del profeta Ezequiel
Ez 34, 11-16
11 Así habla el Señor: ¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él. 12 Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un día de nubes y tinieblas.
13 Las sacaré de entre los pueblos, las reuniré de entre las naciones, las traeré a su propio suelo y las apacentaré sobre las montañas de Israel, en los cauces de los torrentes y en todos los poblados del país. 14 Las apacentaré en buenos pastizales y su lugar de pastoreo estará en las montañas altas de Israel. Allí descansarán en un buen lugar de pastoreo, y se alimentarán con ricos pastos sobre las montañas de Israel.
15 Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar –oráculo del Señor–.
16 Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminará a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo responsorial del día
Libro de los Salmos
Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque caminé por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
Segunda lectura de hoy
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos
Rom 5, 5-11
Hermanos: 5 La esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.
6 En efecto, cuando todavía éramos débiles, Cristo, en el tiempo señalado, murió por los pecadores. 7 Difícilmente se encuentra alguien que dé su vida por un hombre justo; tal vez alguno sea capaz de morir por un bienhechor. 8 Pero la prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores.
9 Y ahora que estamos justificados por su sangre, con mayor razón seremos librados por él de la ira de Dios. 10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida. 11 Y esto no es todo: nosotros nos gloriamos en Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien desde ahora hemos recibido la reconciliación.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Evangelio de hoy Viernes 24 de junio de 2022
EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN San Lucas (Lc 15, 3-7)
“Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”
En aquel tiempo, 3 Jesús dijo a los escribas y los fariseos esta parábola: 4 «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? 5 Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, 6 y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido”.
7 Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“ACERQUÉMONOS A PENETRAR EN EL MISTERIO DE LA EUCARISTÍA, EL CORAZÓN VIVO, QUE LATE Y LATE DE AMOR POR LA SALVACIÓN DEL MUNDO”
Esta parábola nos enseña que: a) Jesús da su gesto de perdón a los perdidos y, b) muestra el auténtico rostro de Dios sobre la tierra, un Dios que salva y crea, un Dios no indiferente. Los representantes de Israel caen en la murmuración y se resisten oponiéndose a la actitud de Jesús, se sienten orgullosos y seguros moralmente, se sienten dueños de la religión, no soportan que venga alguien a hablar de que Dios es de los otros, de las prostitutas, también de los enemigos, de los pecadores públicos. Jesús presenta el corazón misericordioso de Dios, rompiendo la estructura que les da seguridad humana a los fariseos y escribas.
Un pastor que ha perdido una oveja coloca a las otras ovejas en un lugar seguro y con muchísimo riesgo va a buscar a la que falta. En la parábola acontece el gozo, la alegría por encontrar lo que se había perdido. Qué alegría produce ayudar a quienes están en peligro y a los extraviados. El Evangelio manifiesta a Jesús como encarnación del perdón creador de Dios en medio de los seres humanos. Quien acoge con agrado y lleva en su vida esta actitud, acepta el perdón de Dios y se integra a facilitar esa misericordia divina. Por ende, quien rechaza el perdón divino, rechaza al mismo Dios que regala perdón.
Dios, así como ama a los justos, también ama a los pequeños, a los perdidos, a los pecadores, a los extranjeros, a quienes no son considerados justos. Él hace salir el sol sobre buenos y malos. Y como todo papá, tendrá una mirada tan misericordiosa especialmente hacia aquel que tal vez no sigue las reglas, y viviendo alguna situación que no está bien. ¿Querrá el padre y la madre que su hijo se pierda para siempre? Obviamente que no. El amor paterno y materno hará lo necesario para rescatar a la oveja perdida, al hijo que se aleja de los mandatos de Dios. No existe en la vida una categoría más alta que ser hijos, es lo más grande que puede existir en referencia a los padres. Por tanto, ser hijo de Dios es lo más grande que nos pudo haber pasado en la vida. Al orar el Padrenuestro, hagámoslo sintiéndonos profundamente hijos amados y mimados por nuestro Padre Dios quien derrama su amor incondicionalmente hacia nosotros. Por tanto, Dios se revela, se manifiesta como ese Amor que busca lo que está perdido, Él perdona y hace nuevas todas las cosas, recrea la vida de la persona que se ha descarriado; como Él es Papá, ofrece la gracia del perdón y la oportunidad de una vida nueva; la mayor alegría de Dios está en ayudar a quienes se extraviaron o en peligro de perdición. El Evangelio se define desde la revelación de amor, pues encontramos a Jesús quien se presenta como la “Encarnación” del perdón en medio de la humanidad, que restaura la vida de los pecadores, Él mismo muestra en carne propia ese amor que perdona hasta a los verdugos, hasta a los enemigos (y como nos dio ese mandato, la medida que usamos, es la que se usará con nosotros; por tanto, esperamos que no sea la venganza, sino la misericordia). Los fariseos y escribas no aceptan esa actitud, y así, rechazan en definitiva a Dios y a su Enviado nuestro Señor Jesucristo.
Esta solemnidad invita a que todos quienes se esfuerzan en el trabajo corporal o espiritual se puedan acercar a Él (cf. Mt 11,28), también a los cansados y agobiados, por estar arduamente cumpliendo los preceptos (cf. Mt 11,29-30). Ellos tenían 613 entre preceptos y mandatos, y les resultaba pesado, les cansaba mucho por la rigidez en el planteo del cumplimiento de dichos preceptos. Todo en lo referente a la Ley debe ser asumido desde otra perspectiva, por eso, lo que Jesús ofrece es más liviana la carga y más suave el yugo.
Se enfoca desde la sencillez, desde la humildad y fundamentalmente desde el Amor que Él mismo comunica. Pero también llama a todos los que estén angustiados y oprimidos por algún pesar, a quienes sufren dolor y miseria, a los que padecen enfermedad y aparente desgracia, les promete consuelo y alivio para todas esas penas. Jesús nos dice: “aprendan de mí”, por ello, dejémonos instruir por Él, que nos enseñe, que nos hable con su Palabra, así como enseñó a sus discípulos. Entremos al Corazón de Jesús, donde encontraremos paz, tranquilidad, descanso, reposo, seguridad y certeza de que Él está vivo. Recordemos que su Corazón es la Eucaristía, acerquémonos a penetrar en el misterio de la Eucaristía, el Corazón vivo, que late y late de Amor por la salvación del mundo.
En la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús renovamos en nosotros, los sacerdotes, el compromiso asumido el día de nuestra ordenación sacerdotal. Habíamos prometido a Dios, ante su Iglesia, que nos entregaríamos al ministerio sacerdotal procurando nuestra santificación y la salvación de las almas que nos fueran encomendadas. Oren por nosotros para que seamos fieles a la misión encomendada, a quienes el Señor, pasando por encima de nuestras limitaciones y debilidades, ha constituido ministros de su Palabra y de su Gracia para la salvación del mundo.
