“Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados”
El Inmaculado Corazón de María (MO)
Mi corazón se alegra porque me salvaste; cantaré al Señor porque me ha favorecido.
Sal 12, 6

Audios Originales tomados de: https://panversia.com/
Primera lectura de hoy
Lectura del libro del profeta Isaías
Is 61,9-11
9 La descendencia de los justos será conocida entre las naciones, y sus vástagos, en medio de los pueblos: todos los que los vean, reconocerán que son la estirpe bendecida por el Señor.
10 Yo desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque él me vistió con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia, como un esposo que se ajusta la diadema y como una esposa que se adorna con sus joyas.
11 Porque así como la tierra da sus brotes y un jardín hace germinar lo sembrado, así el Señor hará germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo responsorial del día
Libro de los Salmos
Sal 73, 1b-2. 3-4. 5-7. 20-21
R/. No olvides sin remedio la vida de los pobres
¿Por qué, oh, Dios, nos rechazas para siempre
y está ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño?
Acuérdate de la comunidad que adquiriste desde antiguo,
de la tribu que rescataste para posesión tuya,
del monte Sion donde pusiste tu morada. R/.Dirige tus pasos a estas ruinas sin remedio;
el enemigo ha arrasado del todo el santuario.
Rugían los agresores en medio de tu asamblea,
levantaron sus propios estandartes. R/.Como quien se abre paso
entre la espesa arboleda,
todos juntos derribaron sus puertas,
las abatieron con hachas y mazas.
Prendieron fuego a tu santuario,
derribaron y profanaron
la morada de tu nombre. R/.Piensa en tu alianza: que los rincones del país
están llenos de violencias.
Que el humilde no se marche defraudado,
que pobres y afligidos alaben tu nombre. R/.
Evangelio de hoy Sábado 25 de junio de 2022
EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN San Lucas (Lc 2,41-51)
“ “ELLOS NO ENTENDIERON LO QUE LES DECÍA.””
41 Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. 42 Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, 43 y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. 44 Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. 45 Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.
46 Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. 47 Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. 48 Al ver, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados». 49 Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?». 50 Ellos no entendieron lo que les decía. 51 Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“CON ROSAS BLANCAS NOS MUESTRA SU PUREZA PLENA Y QUE ATRAVESADO POR UNA ESPADA NOS INVITA A VIVIR EL SENDERO DEL DOLOR-ALEGRÍA DE LA ENTREGA DEL SEÑOR CON EL AMPARO DE SU MADRE””
“El venerable, papa Pío XII, siendo el año 1942, tiempo en el que la II guerra mundial arreciaba, decidió consagrar al mundo entero al Inmaculado Corazón de María, pidiendo a la Madre su intercesión y protección para que pronto se lograse la paz. Los creyentes, vemos en el corazón de María el interior de la Madre, el centro de su ser en el cual encierra sus más nobles sentimientos, el amor profundo hacia sus hijos, hacia el Dios en quien creyó. Que Ella nos ayude a sintonizar nuestros corazones con el de su Hijo”
(La Liturgia Cotidiana, Edit. San Pablo, Paraguay, 12/06/2021, pág. 46).
Cuando Jesús tenía 12 años es narrado un hecho que anticipa el misterio de su Pasión. En el contexto de una fiesta de Pascua, Jesús desaparece durante tres días, referencia a la Pascua judía en la que a Jesús lo matan y a los tres días resucita (cf. Lc 24,46; Mc 8,31). Además, mientras sus padres de la tierra lo buscan con angustia, Él les revela que estuvo ocupándose de las cosas de su Padre celestial. Pero inclusive, en la actitud de sumisión de Jesús a sus padres de la tierra (cf. Lc 2,51), se anticipa la actitud del Hijo, que “se humilló a sí mismo hasta la muerte por obediencia, ¡y una muerte en la cruz!” (Filp 2,8), y que, por ser Hijo, “aprendió sufriendo a obedecer” (Heb 5,8). Por tanto, es importante mirar el misterio en su conjunto para poder comprender el significado de los acontecimientos para nuestra vida cristiana.
Esta escena, a la que ordinariamente se alude hablando del “niño perdido y hallado en el templo”, el evangelista Lucas nos muestra que Jesús proviene de Dios y debe ocuparse principalmente de las cosas de su Padre. Ciertamente la madre toma la palabra (cf. Lc 2,49), José y María aparecen como padres (cf. Lc 2,43.48), sin que se mencione la concepción virginal. Como padres están cuidando del niño angustiosamente; aunque Jesús les trasciende, pues debe ocuparse de las cosas de su Padre (cf. Lc 2,49) y ellos no lo entienden (cf. Lc 2,50). Entre Jesús y sus padres se produjo una ruptura, que tiene un sentido cristológico, pues la presencia de Dios desborda todas las posibilidades de comprensión de los hombres, el Hijo de vuelve incomprensible, tiene al Padre que lo llama a una misión y ellos no son dueños de su destino. Jesús encontró a su Padre en la tradición de la doctrina de su pueblo y por eso dialoga con los doctores, lo encontró en el ambiente sagrado del antiguo templo y por eso permanece allí como en su casa. Lo que sucede con que el hijo deja a su padre y a su madre para unirse a su mujer, sucede con Él, dejando la seguridad de su hogar paterno para cumplir con la voluntad de su Padre, ocupándose de las cosas de Dios.
La expresión de la Madre de Jesús “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto?”, denota el amor intensivísimo que tenía a su Hijo y el dolor que le generaba que no le dijera que se quedaba en el Templo. Es lo mismo cuando el anciano Simeón le había dicho que una espada le atravesaría el corazón. Pues el Amor y el dolor se encuentran para fructificar en la vida. La Virgen María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos enseña hoy su Inmaculado Corazón. Un corazón ardiendo de amor divino, que con rosas blancas nos muestra su pureza plena y que atravesado por una espada nos invita a vivir el sendero del dolor-alegría de la entrega del Señor con el amparo de su Madre.
El corazón en el lenguaje bíblico es el lugar más íntimo del ser humano, donde se toman las decisiones, denota el ámbito principal de la persona. Tantas cosas podemos decir del Corazón de María, tantas maravillas, quien viviera en intimidad unida a Dios y siempre atenta a las necesidades de los demás. Tan atenta a que su Hijo siempre cumpla con su voluntad: “hagan todo lo que Él les diga”, en las bodas de Caná. Estoy seguro que su Corazón Inmaculado hace posible que nuestros corazones se unan al Corazón de Su Hijo, pues Ella siempre será el camino más fácil, corto y seguro para llegar a Dios. Por eso, a lo largo de generaciones, Ella está pendiente de sus hijos, procurando la salvación de todos con mensajes de Dios, a través de la Palabra de Dios y apariciones haciéndose más cercana encarnándose en cada cultura. Ella más quien nadie sabe quién es Dios y cuánto nos ama, y nos expresa “mi corazón se alegra porque me salvaste; cantaré al Señor porque me ha favorecido” (Sal 12,6); “mi corazón se regocija en el Señor, tengo la frente erguida gracias a mi Dios” (1 Sam 2,1).
La Fiesta de su Inmaculado Corazón nos remite de manera directa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad. Que nuestros corazones, así como el tuyo, Madre, tengan la docilidad a las mociones del Espíritu Santo, se deje inundar por su Amor y llegar a ser misioneros de paz, de vida, de verdad, de amor. “Oh, Corazones de Jesús y de María, cuyo triunfo y reinado espiritual esperamos y anhelamos, pedimos nos concedan la gracia” de estar unidos en ese Amor Misericordioso y servir a los hermanos que más necesitan de ese Amor en este tiempo de tribulación. Abrimos las puertas de nuestros corazones para que reinen en ellos, concediéndonos aquel amor para vivir en santidad siendo misioneros de la Misericordia, consolando y amando a todo hermano que Dios nos regale por el camino..
