“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”

Solemnidad de los santos Pedro y Pablo, Apóstoles.
Estos hombres, durante su vida terrena, plantaron la Iglesia con su sangre, bebieron el cáliz del Señor y llegaron a ser amigos de Dios.

Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles
HECHOS 12:1-11
1 En una ocasión, Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la tarde. 2 Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del Templo llamada «la Hermosa», para pedir limosna a los que entraban.
3 Cuando él vio a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió una limosna. 4 Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que Juan, le dijo: «Míranos». 5 El hombre los miró fijamente esperando que le dieran algo. 6 Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina».
7 Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le fortalecieron los pies y los tobillos. 8 Dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar; y entró con ellos en el Templo, caminando, saltando y glorificando a Dios.
9 Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios. 10 Reconocieron que era el mendigo que pedía limosna sentado a la puerta del Templo llamada «la Hermosa», y quedaron asombrados y llenos de admiración por lo que le había sucedido.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo Responsorial
SALMO 18
R/. A toda la tierra alcanza su pregón
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Gálatas
Ga 1, 11-20
11 Quiero que sepan, hermanos, que la Buena Noticia que les prediqué no es cosa de los hombres, porque 12 yo no la recibí ni aprendí de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.
13 Seguramente ustedes oyeron hablar de mi conducta anterior en el Judaísmo: cómo perseguía con furor a la Iglesia de Dios y la arrasaba, 14 y cómo aventajaba en el Judaísmo a muchos compatriotas de mi edad, en mi exceso de celo por las tradiciones paternas.
15 Pero cuando Dios, que me eligió desde el seno de mi madre y me llamó por medio de su gracia, se complació 16 en revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos, de inmediato, sin consultar a ningún hombre 17 y sin subir a Jerusalén para ver a los que eran Apóstoles antes que yo, me fui a Arabia y después regresé a Damasco. 18 Tres años más tarde, fui desde allí a Jerusalén para visitar a Pedro, y estuve con él quince días. 19 No vi a ningún otro Apóstol, sino solamente a Santiago, el hermano del Señor.
20 En esto que les escribo, Dios es testigo de que no miento.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Juan
Jn 21, 15-19
En aquel tiempo, 15 después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos».
16 Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le respondió: «Sí, Señor, sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas».
17 Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas».
18 Te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras». 19 De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme».
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“Dios escoge a los pequeños para manifestarse y para pronunciar su Palabra”
“Pedro y Pablo fueron dos hombres muy distintos. Pedro era pescador, de una zona rural, sin instrucción. Pablo era un hombre culto, criado en una gran ciudad y proveniente de una familia de buena posición. Los dos fueron transformados por su encuentro con Cristo. Los dos sirvieron a Dios y a los hermanos. Gracias a ellos, y a tantos otros hombres y mujeres anónimos, la buena noticia comenzó a expandirse por el mundo. Ambos murieron mártires bajo la persecución de Nerón, probablemente en el año 64 d.C.”
(La Liturgia Cotidiana, Edit. San Pablo-Paraguay, 29/06/2022, pág. 87).
En esta misma celebración conmemoramos a estas columnas de la Iglesia. Jesús puso a Pedro como líder del grupo porque tenía esa capacidad innata delante de sus hermanos. Pablo, quien fuera perseguidor acérrimo de los cristianos se convirtió en el gran apóstol de los paganos y un maestro impresionante.
Jesús interactúa con sus discípulos y en un ejercicio de diálogo, pregunta si qué dice la gente sobre el Hijo del hombre. Le manifiestan que es un profeta, aunque la respuesta se aproxima, no es la exacta. Pedro, en nombre del grupo de los Doce, expresa que es el Mesías, el Cristo, el que tenía que venir. En Él y por Él Dios vivo actúa. Es el mismo Dios viviente presente en la historia, el Dios verdadero. Jesús alaba la respuesta de Simón, manifestación del mismo Dios, fueron palabras de Dios, y no meras palabras humanas. Por ello, le da el nombre de Pedro (es decir, piedra) y sobre esa piedra edifica Su Iglesia, es la roca sobre la cual edifica Su Iglesia y el poder de la muerte nunca prevalecerá contra Ella. Nunca el mal -o el maligno- tendrá poder sobre la Iglesia, porque Ella es obra de Dios.
Jesús se encuentra con Simón y le cambia el nombre porque ve que el mismo Padre habla a través de Pedro, es decir, lo que está diciendo no es sólo palabra humana sino Palabra de Dios. Por eso le dice: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo”. Es que Dios escoge a los pequeños para manifestarse y para pronunciar su Palabra. Existe toda una dinámica a través de su Palabra, que es viva y eficaz, produce en la realidad lo que dice, pero en este caso está anunciando el cumplimiento de las promesas antiguas. A lo largo de la historia siempre Dios se ha glorificado en los pequeños. Y Jesús habla como Mesías: “Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella”. Con toda autoridad le cambia el nombre a Kephas, que quiere decir “piedra”, roca. Ahí Jesús confirma tener todo un proyecto sobre este discípulo. Ante la afirmación de “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16), Jesús le declara su nuevo nombre y que nunca podrá el poder de las tinieblas o del infierno derrotar a la Iglesia de Cristo. Jesús no dice “mis” iglesias, sino “mi” Iglesia. Esto nos indica que está declarando una sola Iglesia, no varias iglesias independientes que manifiestan la división y terminan siendo un escándalo, porque así no puede llegar a ser signo para que el mundo crea. Se nos invita con esto a la unidad, a pesar de que exista diversidad de dones, carismas y ministerios dentro de la única Iglesia fundada por Jesucristo.
Las llaves, simbolizan la Tradición católica para presentar con fundamento la autoridad del papa sobre la Iglesia Universal (o católica). Quien tiene la llave, puede entrar o salir por la Puerta (Cristo), por tanto, Dios le confiere esa autoridad que debe administrar (no aprovecharse de ella) como servicio para que a tantas personas se les abran las puertas del cielo. Luego de la Resurrección Jesús le da el primado a Pedro, diciéndole “Apacienta mis ovejas” (Jn 21,15s.). Y encontraremos a Pedro ejerciendo esa autoridad que Cristo le confirió. Pedro es el portavoz principal entre los apóstoles; había problemas y recurrían a él, lo cual podremos constatar en todo el Nuevo Testamento.
Si Pedro es fundamento y roca de la Iglesia, no puede destruirse sólo con la muerte del apóstol, persiste en sus sucesores también el ser fundamento y roca. Todo sucesor de Pedro, el papa de turno, es Pedro a la cabeza visible de la Iglesia de Cristo. Debe apacentar a las ovejas, es decir, darles de comer alimentos nutritivos y sabrosos con la Palabra de Dios y su Persona. En la misma línea va el atar y desatar. Si Pedro, o su Sucesor, desata una situación acá en la tierra, ocurre también en el cielo. Por tanto, la autoridad, el poder que tiene es verdadero, pero conferido, con una misión: custodiar esa unidad para que todos estén en la Única Iglesia y más personas salgan de las ataduras del pecado y de las garras del enemigo para entrar por la Puerta, Cristo, y participar de su Cuerpo para siempre.
Pedro, principio de unidad de toda la Iglesia y príncipe de los Apóstoles, como Pablo, elegido y enviado por Dios para llevar la Buena Noticia al mundo entero, son los verdaderos heraldos (mensajeros) del Evangelio. Ampárennos e intercedan por nosotros todos los días de nuestras vidas. Que sean nuestros modelos para ser misioneros de unidad en la Iglesia y misericordiosos con todos los hermanos de la tierra. En esta Solemnidad, agradecemos a Dios por estos dos Príncipes de los Apóstoles, principio de unidad, uno, y gran servidor para el mundo pagano, el otro. Qué grande eres Señor para confiar a personas de barro tanta Gracia y misión que perduran por los siglos de los siglos.
