Reflexión al Evangelio de Hoy y Lecturas del día, martes 5  de julio de 2022 «Lectio Divina»

“La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos”

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San Antonio María Zaccaría, presbítero. (ML)

En tu santo templo, Señor, evocamos tu misericordia; la gloria de tu nombre llega hasta los confines de la tierra. Tu derecha está llena de justicia.

Sal 47, 10-11

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Audios Originales de: https://panversia.com/

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta Oseas   

Os 8, 4-7. 11-13

Así dice el Señor: 4 entronizaron reyes pero sin contar conmigo; designaron príncipes, pero sin mi aprobación. Se hicieron ídolos con su plata y su oro, para su propio exterminio. 5 Yo rechazo tu ternero, Samaría; mi ira se ha encendido contra el. ¿Hasta cuándo no podrán recobrar la inocencia? 6 Porque ese ternero proviene de Israel: lo hizo un artesano, y no es Dios. Sí, el ternero de Samaría quedará hecho pedazos. Porque siembran vientos, recogerán tempestades. Tallos sin espiga no produce harina, y si la produce, se la tragarán los extranjeros.

11 Efraím multiplicó los altares para expiar el pecado, pero esos altares le han servido sólo para pecar. 12 Por más que escriba para él mis prescripciones de mi Ley, se las tendría por una cosa extraña.

13 En cuanto a los sacrificios que me ofrecen, ¡que los inmolen, que se coman la carne! ¡El Señor no los aceptará! Ahora, él se acordará de sus culpas y pedirá cuanta de sus pecados: entonces ellos regresarán a Egipto.

P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor

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Salmo Responsorial

Sal 113 B, 3-4. 5-6. 7ab-8. 9-10

R/. Israel confía en el Señor

Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas. R/.

Tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen. R/.

Tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan.
Que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos. R/.

Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo. R/.

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Evangelio

Lectura del santo evangelio según San Mateo

Mt 9, 32-38

“RUEGUEN AL DUEÑO DE LOS SEMBRADOS QUE ENVÍE TRABAJADORES PARA LA COSECHA”

En aquel tiempo, 32 le presentaron a Jesús un mudo que estaba endemoniado. 33 El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: «Jamás se vio nada igual en Israel». 34 Pero los fariseos decían: «El expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios».

35 Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. 36 Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.

37 Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. 38 Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha».

P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
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MEDITACIÓN

“EL PASTOR DEBE PASTOREAR CON EL PAN DE LA PALABRA Y CON LA PRESENCIA DE CRISTO, AYUDANDO EN LA ORTODOXIA Y EN LA VERDADERA PIEDAD HACIA DIOS”

“Siendo muy joven, Antonio María renunció a la herencia familiar, estudió medicina y se dedicó a atender a los enfermos en Cremona (Italia). Fue ordenado sacerdote en el año 1528. Fundó la congregación de los Clérigos Regulares de san Pablo (los Barnabitas) para la promoción del clero y de los religiosos”

(La Liturgia Cotidiana, Edit. San Pablo, 05/07/2022, pág. 32).
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Los milagros que favorecieron a los ciegos (escena anterior a la presentada hoy) y el del endemoniado mudo (la presentada hoy) están unidos. Recuperar la vista y la capacidad de poder hablar estaban entre las grandes esperanzas para los tiempos mesiánicos del futuro: “Se destaparán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán, saltará el cojo como un ciervo, la lengua del mudo cantará” (Is 35,5-6). Es el Mesías quien ayudará a que los paralíticos se levanten, los ciegos puedan ver, los sordos puedan oír, los mudos puedan hablar, y cualquier situación de opresión se convierta en una gran oportunidad de liberación para alabar el nombre de Dios. Traerá principalmente el perdón, que sólo Dios lo puede dar, para que exista entre todos los hermanos una verdadera reconciliación.

Detrás de esta acción encontramos dos actitudes: la de la multitud llena de admiración porque nunca experimentaron algo igual, pero no así la de los fariseos, quienes reaccionan con hostilidad hasta el punto de acusarlo que expulsa a los demonios con el poder del Príncipe de los demonios. Nuestro razonamiento nos dice que expulsar a los demonios con el poder de un demonio no tiene lógica, porque Satanás no se puede expulsar a sí mismo, es decir, al atacarse a sí mismo generará división entre los demonios y eso debilitará su conformación organizativa. Sin embargo, Jesús sigue predicando, porque no puede dejar de anunciar la Buena Noticia para tanta gente que necesita, va enseñando y sanando (o curando) de las enfermedades. Por eso es un llamado al discípulo a escuchar y creer en el Maestro Jesús, pues debe creer firmemente en lo que dice y hace.

Jesús se acerca a las personas con compasión, pues siente en todo su ser lo que están pasando, con tanto cansancio a cuestas y sentirse derrotados ante las situaciones de la vida, identificando que necesitan del pastor para que las guíe, apaciente y cuide. El abatimiento y gran desconcierto hoy también encontramos en muchos fieles cuando les faltan buenos guías y “pastores con olor a oveja”. Si los miembros de la Iglesia no encuentran pastores en quienes confiar sus historias y recibir la orientación con la unción del Espíritu Santo, empezarán a buscar ese vacío por todos lados, y con el riesgo de que vayan a parar donde se les llegue a estafar con promesas y artimañas que harán de sus vidas más complicadas aún. El pastor debe pastorear con el pan de la Palabra y con la Presencia de Cristo, ayudando en la ortodoxia y en la verdadera piedad hacia Dios. El pastor debería estar lleno de Dios, estudiar y meditar permanentemente la Palabra de Dios y mostrar gran docilidad y disponibilidad para responder a las grandes necesidades de las personas a quienes debe pastorear. La predicación de Jesús era el mensaje del nuevo Reino de Dios que vino a establecer en la tierra. Vino para eso y no podía obviar su fidelidad para anunciar. Así como nosotros, miembros de la Iglesia, estamos llamados a evangelizar -pues “la Iglesia existe para evangelizar” (EN 14)-, y a ser fieles a esta misión, Jesús vivió plenamente su misión de llevar la Buena Noticia anunciando la llegada del Reino de Dios. Jesús no pretendía aplausos ni reconocimientos, debía ser fiel a la misión encomendada. Y por los hechos hemos notado que siempre cumplió con el encargo que le dio el Padre.

Hay mucho trabajo y, por tanto, nunca se podrá cubrir todas las responsabilidades con los trabajadores que tenemos. ¿Quién es el Dueño de la obra donde trabajar? Dios es el Dueño. Entonces ¿a quién debemos pedir para que nos ayude con más trabajadores o servidores? A Dios, quien siempre toma la iniciativa de venir a nuestro encuentro y regalarnos toda la Gracia que necesitamos para que todos los trabajadores hagamos bien el trabajo encargado según Su voluntad. Dios es quien llama a la vida cristiana y quien nos envía a trabajar o servir en un ambiente determinado; es decir, del Padre proviene la vocación al apostolado que surge en el cristiano y es el mismo Padre quien velará por las circunstancias, condiciones y campos donde realizar el apostolado. Esto nos enseña que la vocación siempre viene de Dios. La vocación debe ser reconocida y aceptada primero por cada uno y después hay que agradecer por el gran regalo o don que Dios nos hace inmerecidamente, pero también recordar que las vocaciones o apostolados tienen exigencias o condiciones para responder a esa misión plenamente.

Esta misión de Jesús se prolonga y actualiza, se hace presente en nuestro aquí y ahora de cada día, para las personas de este mundo concreto por medio de los discípulos de cada época. Es la misma misión la que se concreta siempre, pero en escenarios distintos. Más que nunca pidamos al Señor que nos ayude a nosotros a ser apóstoles en el lugar donde nos toque vivir nuestra vida cristiana.

Que nos envíe más servidores para que nuestra Iglesia siga edificándose hacia dentro (la Iglesia de Jesucristo debe seguir madurando con más discípulos y con mejor comprensión de la misión, es decir, cuantitativa y cualitativamente) y siga haciéndose presente en el mundo a través de los apóstoles de nuestro tiempo (el mundo no es su enemigo, sino su campo de misión), de concreción de todo lo que ha aprendido para que vaya con su testimonio fermentando todo el ambiente que Dios le regale en cada momento. Es el trabajo de la levadura que va fermentando toda la masa lentamente, pero con seguridad, porque lo hace a su modo y en su tiempo, logrando el objetivo de transformación del entorno.

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