“Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente”

Santa María Goretti, Virgen y Mártir (ML)
En tu santo templo, Señor, evocamos tu misericordia; la gloria de tu nombre llega hasta los confines de la tierra. Tu derecha está llena de justicia.
Sal 47, 10-11


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Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Oseas
Os 10, 1-3.7-8.12
1 Israel era una viña exhuberante, que producía su fruto. Cuanto más se multiplicaban sus frutos, más multiplicaba él los altares; cuanto mejor le iba al país, mejores hacía él las piedras conmemorativas. 2 Su corazón está dividido, ahora tendrán que expiarlo: el mismo Señor destrozará sus altares, devastará sus piedras conmemorativas. 3 Seguramente dirán entonces: «No tenemos rey, porque no hemos temido al Señor. Pero el rey ¿que podría hacer por nosotros?».
7 ¡Samaría está completamente perdida! Su rey es como una astilla sobre la superficie de las aguas. 8 Los lugares altos de Aven, pecado de Israel, también serán destruidos; espinas y cardos invadirán sus altares. Ellos dirán entonces a las montañas: «Cúbrannos», y a las colinas: «¡Caigan sobres nosotros!».
12 Siembren semillas de justicia, cosechen el fruto de la fidelidad, roturen un campo nuevo: es tiempo de buscar al Señor, hasta que él venga y haga llover para ustedes la justicia.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo Responsorial
Sal 104, 2-3. 4-5. 6-7
R/. Buscad continuamente el rostro del Señor
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas,
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor. R/.Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Mateo
Mt 10, 1-7
“Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente””
En aquel tiempo, 1 Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
2 Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; 3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; 4 Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
5 A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. 6 Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. 7 Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“El Señor nos indica que aquello que Él nos regala no tiene precio, también se tiene que regalar”
“María Goretti nació en el año 1890 en una familia muy pobre de Ancona (Italia). Al quedar huérfana, se tuvo que hacer cargo de sus cuatro hermanos menores mientras su madre trabajaba en el campo. Un joven de la zona la asediaba y, al no acceder a sus insinuaciones deshonestas, la atacó con un punzón. María, de doce años de edad, murió perdonando y orando por la conversión del muchacho, hecho que sucedió ocho años más tarde”
(La Liturgia Cotidiana, Edit. San Pablo, 06/07/2022, pág. 34).
Luego de manifestar Jesús compasión por las personas, porque las veía como a ovejas sin pastor (cf. Mt 9,36), elige a quienes deben llevar la Buena Noticia (el Evangelio) y les instruye para que lleven a cabo la misión que les está encomendando. Este llamado y envío de los Doce constituye una respuesta a los males que padece el pueblo. El número “doce” hace referencia a las doce tribus de Israel, simbolizando la totalidad del pueblo de Israel a quien primeramente se dirige la predicación (cf. Mt 10,6; 15,24), pero que después se ampliará a todos los pueblos (cf. Mt 28,19), teniendo, en definitiva, un significado de universalidad, de catolicidad. Nuestra Iglesia es precisamente “católica” porque tiene sus cimientos en la vida de los Apóstoles, indicándonos su universalidad. Pero al dirigirse primeramente al pueblo de Israel nos manifiesta que es necesario seguir un proceso, una gradualidad en el alcance de la misión.
Esta parte de la narración nos enseña que Jesús da autoridad a sus elegidos y la necesidad de la absoluta confianza que deben tener en Quien los envía. ¿Sólo Jesús tiene poder para obrar milagros y predicar? No. Los Doce reciben ese poder para mostrarnos que el mismo poder de Jesús es el que está presente en la comunidad, en los Doce Apóstoles. Este envío será el modelo de todos los tiempos, para enseñarnos que la comunidad recibe el poder del Maestro a través de los Apóstoles y sus sucesores (los obispos).
Jesús envía a los apóstoles para destruir el mal en el mundo, por ello, les dota de poder contra el mal, contra los espíritus impuros. Y el primer poder se refiere a predicar por el camino (por el camino de la vida). Con toda claridad les dice que deben “sanar a los enfermos”, por ello, no temamos para implorar a Dios por la sanación de los enfermos. “Resuciten muertos”, es decir, sólo Dios da o quita la vida, y es el máximo poder que les transmite poder compartir. Tenemos varios testimonios de personas que realmente vivieron esta dimensión del poder de Dios obrando maravillas en la vida de tantas personas que se acercaban angustiadas o desesperadas buscando consuelo o respuesta a sus necesidades. Finalmente, les dice que recibieron este poder, o encargo, o misión, de manera gratuita, sin mérito alguno, por tanto, también todos tenemos la responsabilidad de dar gratis lo que hemos recibido gratis. Es importante tener ojos de fe y discernir si una persona que está ofreciendo un servicio, no está apegada a la recompensa por el servicio brindado, pues, el Señor nos indica que aquello que Él nos regala no tiene precio, también se tiene que regalar. Con la Gracia de Dios, hemos recibido la plenitud de su Amor, y por ello, somos impulsados a no quejarnos para misionar donde sea y en cualquier condición. Sabemos que Dios nunca nos desamparará, porque nos capacitará para responder a cabalidad según su voluntad a los desafíos de cada época y lugar o cultura.
Aunque Jesús misionó en los límites de Palestina, sin embargo, vemos que rebasa totalmente esos límites. Ante esta experiencia es oportuno preguntarnos si cuál sería los límites del apostolado que se nos encomendó: tal vez sea estar en un sector ya evangelizado, o evangelizar territorios vírgenes aún, o tal vez esté en el hogar, en la propia comunidad o en alguna comunidad específica, en la parroquia, o si se nos dio el carisma que se le dio a Pablo, seamos enviados a evangelizar a quienes no tienen fe: “La palabra de Dios no está encadenada” (2 Tim 2,9). No existe lugar alguno, ni personas por más poderosas que aparenten o tengan en este mundo, o circunstancias o condicionamientos que encadenen a la Palabra de Dios. Por eso decía san Pablo a Timoteo: “Proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión y sin ella, arguye, reprende, exhorta con paciencia incansable y con afán de enseñar” (2 Tim 4,2).
El apóstol es alguien pleno, rebosante de Aquél quien lo envía. El apóstol le lleva dentro al Señor, y lo que más quiere es darlo a conocer, así como es partícipe de su Amor, quiere que los demás también lo sean. A través de nosotros, los apóstoles de estos tiempos, Jesús se hace cercano, accesible, entendible, presente y vivo para que el mundo lo viva y conozca. Sabemos que no vivimos para este mundo, aunque estemos dentro de él, porque Jesús nos eligió y nos sacó de él (cf. Jn 15,19). No somos del mundo, pero sí ya construyendo el Reino en este mundo cada vez más complicado para responder a los desafíos que se nos presentaren.

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