Reflexión al Evangelio de Hoy y Lecturas del día, sábado 9  de julio de 2022 «Lectio Divina»

“No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”

En tu santo templo, Señor, evocamos tu misericordia; la gloria de tu nombre llega hasta los confines de la tierra. Tu derecha está llena de justicia.

Sal 47, 10-11

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Audios Originales de: https://panversia.com/

Primera Lectura

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los Efesios  

Ef 1, 3-6.11-12

3 Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, 4 y nos ha elegido en Él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. 5 Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.

11 En Él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano –según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad–12 a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.

P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor

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Salmo Responsorial

Sal 112

R/. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre

Alaben, siervos del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos. R/.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R/.

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R/.

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Evangelio

Lectura del santo evangelio según San Lucas

Lc 11, 27-28

“AL QUE ME RECONOZCA ABIERTAMENTE ANTE LOS HOMBRES, YO LO RECONOCERÉ ANTE MI PADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO”

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En aquel tiempo, 27 cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: «¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!». 28 Jesús le respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican».

P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús

MEDITACIÓN

“Es la confianza en el Padre Providente que vela por sus hijos lo que permite vencer o superar el temor”

El texto de hoy es una parte del “sermón o discurso apostólico” de Jesús (cf. Mt 9,36-11,1), son instrucciones a los apóstoles para enviarlos. Les anunció con claridad que sufrirán persecuciones de parte de los hombres; por parte de miembros de su propia familia (cf. Mt 10,17-23). El argumento es: si al maestro y señor lo han perseguido y tratado de Belzebul (príncipe de los demonios), los discípulos y todos los servidores no pueden esperar un trato diferente (cf. Mt 10,24-25). Esto generó que el miedo se apoderase de sus corazones, miedo al rechazo. Por eso Jesús les dice que no tengan miedo de predicar abiertamente, confinando el evangelio al silencio. El mensaje que deben llevar, que el Reino de Dios está cerca, se dirige a todos, no se puede ocultar ni mantenerse en secreto. La comunidad de Mateo era consciente de ser perseguida y contaba con la posibilidad del martirio y es interpelada a seguir cumpliendo el mandato misionero en estas circunstancias desfavorables.

Es Dios quien puede aniquilar cuerpo y alma en el infierno, la gehenna, lugar de castigo definitivo de los malos, donde serán totalmente aniquilados. Este temor o respeto reverencial a Dios debe conducir al discípulo a una viva confianza en el Padre Providente. Para invitarnos a esta confianza, Jesús recurre a la comparación con el cuidado de Dios sobre “los gorriones” al igual que en Mt 6,26 refiere a las “aves del cielo”, dejando en claro que cuánto más cuidará el Padre Providente a los hombres; hasta los cabellos de la cabeza están contados (cf. Lc 12,7). Es la confianza en el Padre Providente que vela por sus hijos lo que permite vencer o superar el temor.

¿Hay alguien quien nos amaría más que el Padre? Nunca nadie. Esto nos debe dar confianza para superar los temores, los miedos. La confianza en el Dios de la vida, nos libra del miedo radical a la muerte. Los mártires eran personas frágiles y temerosas como lo somos nosotros seguramente. Pero Dios les infundió su amor eterno que los hizo fuertes hasta dar la vida por Cristo. Los mártires amaban la vida como la amamos todos, pero llegaron a amar a Dios más que a su propia vida. Por eso aceptaron la muerte como suprema confesión de su fe. Entregamos el testamento conmovedor del P. Christian de Chergé, prior de un Monasterio en Argelia, donde fue asesinado junto con otros seis monjes en 1996 (y que inspiró la película francesa “De dioses y de hombres”). Citemos sólo un fragmento: «Si un día me aconteciera –y podría ser hoy– ser víctima del terrorismo que actualmente parece querer alcanzar a todos los extranjeros que viven en Argelia, quisiera que mi comunidad, mi Iglesia y mi familia recordaran que mi vida ha sido donada a Dios y a este país; que aceptaran que el único Señor de todas las vidas no podría permanecer ajeno a esta muerte brutal; que rezaran por mí: ¿cómo ser digno de semejante ofrenda?; que supieran asociar esta muerte a muchas otras, igualmente violentas, abandonadas a la indiferencia y el anonimato. Mi vida no vale más que otra. Tampoco vale menos […]. De esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de ellos, doy gracias a Dios, porque parece haberla querido por entero para esta alegría, por encima de todo y a pesar de todo. En este gracias, en el que ya está dicho todo de mi vida, os incluyo a vosotros, por supuesto, amigos de ayer y de hoy, y a vosotros, amigos de aquí, junto con mi madre y mi padre, mis hermanas y mis hermanos, y a ellos, ¡céntuplo regalado como había sido prometido! Y a ti también, amigo del último instante, que no sabrás lo que estés haciendo; sí, porque también por ti quiero decir este gracias, y este a-Dios, en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea dado volvernos a encontrar, ladrones colmados de gozo, en el Paraíso, si así le place a Dios, Padre nuestro, Padre de ambos. Amén. Inchalá».

Al confrontarnos con estas experiencias conmovedoras e interpeladoras, sabemos que se puede todo lo que Dios nos anunció y sigue pidiendo para cualquier creyente de todos los tiempos. No se trata de ofrecerse para ser mártires de modo cruento, sino para ser testigos del gran favor que Dios hizo, hace y seguirá haciendo por toda la humanidad y por cada uno en particular. Ojalá digamos como Chiquitunga: “Todo te ofrezco Señor”. Mañana recordaremos un año más de la visita del papa Francisco al Paraguay, quien como “mensajero de la alegría” nos comunicó alegría por seguir siendo mejores cada día..

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