“El que quiera seguirme, que me siga”

San Lorenzo, diácono y mártir
San Lorenzo se entregó por entero al servicio de la Iglesia: por eso mereció sufrir el martirio y unirse con alegría a Cristo en el cielo.


Audios originales tomados de: panversia.com
Primera Lectura
Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios
2 Co 9, 6-10
Hermanos: 6 Sepan que el que siembra mezquinamente, tendrá una cosecha muy pobre; en cambio, el que siembra con generosidad, cosechará abundantemente. 7 Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría. 8 Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin de que siempre tengan lo que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda clase de buenas obras. 9 Como dice la Escritura: “El justo ha prodigado sus bienes: dio a los pobres y su justicia permanece eternamente”.
10 El que da al agricultor la semilla y el pan que lo alimenta, también les dará a ustedes la semilla en abundancia, y hará crecer los frutos de su justicia.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo Responsorial
Sal 111, 1-2. 5-6. 7-8. 9
R/. Dichoso el que se apiada y presta
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra
la descendencia del justo será bendita. R/.Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo. R/.No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos. R/.Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Juan
Jn 12, 24-26
“les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere da mucho fruto”
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 24 Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. 25 El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.
26 El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre.
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“La vida verdadera que nunca perecerá está en el Señor, quien hará nuevas todas las cosas”
En el año 257, el emperador Valeriano decretó una nueva persecución anticristiana. Lorenzo quería, como lo expresa san León Magno, compartir la suerte del papa Sixto II, que dio la vida por amor a Cristo en el martirio, año después del decreto. Al emperador le entregó los “tesoros” de la Iglesia: los pobres que había socorrido con los bienes recaudados. Tres días después, según la tradición, venció las llamas del fuego, dando la vida por Cristo. Es el tercer Patrono de Roma y modelo de los diáconos. Su cuerpo fue sepultado en el cementerio que lleva su nombre”. Felicitamos a todos los diáconos, grandes servidores de la Iglesia y honramos a quienes entregan sus vidas defendiendo su fe a pesar de todos los pesares que se les presentaren. San Lorenzo nos muestra con su testimonio, hasta dónde puede llegar la persona que ama al Señor con todo el corazón, con todas las fuerzas y con todo el espíritu, y a su prójimo como a uno mismo.
En Jerusalén están los griegos (quienes representan al mundo pagano), indicando esta experiencia de los paganos que todos quieren seguir a Jesús. Los judíos temían justamente que todos quieran seguir a Jesús. El evangelista Juan elaboró la respuesta de Jesús a los griegos explicando el significado de la hora que se aproxima. Nos enseña (previo al texto de hoy) que el Hijo del hombre será glorificado porque llega la hora, pues el grano de trigo tiene que morir, es decir, el que lo siga, debe servir estando con Él y el Padre lo honrará, toda vez que entregue su vida. Sabemos que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos (cf. Mt 20,28). El sentido máximo del servicio será la entrega de la vida. ¿Cuál es el servicio más grande que Jesús hace a la humanidad? El servicio más grande es dar su Vida, para que todos quienes lo acojamos, alcancemos esa vida eterna. Sólo la entrega de la vida, puede generar más vida, puede llegar a ser verdaderamente fecunda la vida.
Así como el grano de trigo, para que se convierta en planta y llegue a producir fruto, debe morir a su ser grano de trigo, es una enseñanza maravillosa para entender lo que genera la entrega total de nuestra vida porque creemos en Él. La aparición de los griegos, indica que ha llegado la “hora” de Jesús, la hora de su Pasión-Glorificación, que generará la posibilidad de abrir esa Gracia al mundo entero. Desde ahora la obra de Cristo, la Buena Noticia, se abrirá para todos los hombres. Por ello, cerrará este evangelio con el mandato de Jesús que hagan discípulos a todas las gentes (haciendo referencia a los paganos), procurando a que se sumerjan para siempre a la vida de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo (cf. Mt 28,16-20). El grano de trigo es sepultado y se despoja de su apariencia para convertirse luego en grano para ser molido y llegar a ser pan, o germinar para ser una planta. Estamos llamados a misionar no sólo con los que ya vienen a la Iglesia y están perseverando, sino con los alejados, y particularmente con los que no le conocen a Cristo. Si pudiesen entender que Cristo vino, padeció, murió y resucitó por cada uno de nosotros y por ellos en especial, y todo por amor, existe una gran posibilidad que acojan al Señor en sus corazones. Quien supiera cuánto amor existe en el corazón de Dios, siempre disponible para entregárnoslo, no se resistiría a acoger, a aceptar el ofrecimiento, el don maravilloso de donación por nuestra salvación. Pensando lógicamente, encontramos que lo que más nos conviene realmente es creer en Él, porque Él es quien nos puede dar la Vida eterna. Eso es lo que permanece, el resto es pasajero.
Sólo pasando por la Pasión se llega a la Glorificación. Así como el grano de trigo para que produzca fruto, debe caer en tierra y corromperse para llegar a germinar: no perece del todo, pero debe ser sepultado para producir nueva vida. Y esto será válido para Jesús y sus discípulos. Les está diciendo que cada discípulo también pasará por lo que Él pasó, así como comprendió el diácono San Lorenzo, quien entregó su vida de modo cruento, porque sabía que así también él estaba siendo glorificado en el Hijo. Pero atención: no es que nosotros debemos estar buscando de propósito siempre el martirio, se dará desde una entrega a la voluntad divina y siempre se realizará como un don para sembrar nuevas experiencias de fe.
Lorenzo no tuvo la experiencia profunda de convivir con Jesús, pero estuvo tan unido a Él que supo entregar su vida para que ella sea una semilla para seguir germinando en el corazón de tantas personas más allá del tiempo y del espacio de entonces. No preocuparse si llegan a matar tu cuerpo, o tu fama, si tu vida está unida a Jesús, está lo esencial para que, aunque acontezca la muerte, Él haga germinar en experiencias nuevas de amor y misericordia tu vida para seguir haciendo el bien. La vida verdadera que nunca perecerá está en el Señor, quien hará nuevas todas las cosas. La Virgen María entendió profundamente la voluntad de Dios y vivió coherentemente en función a la misión de la presencia de Jesús, quien nos trae la Redención.


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