“Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”

San Juan Eudes, Presbítero (ML)
Señor, protector nuestro mira el rostro de tu Ungido, porque vale más un día en tus atrios que mil en otra parte.
Sal 83, 10-11


Audios originales tomados de: panversia.com
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Ezequiel
Ez 37, 1-14
En aquellos días,1 la mano del Señor se posó sobre mí, y el Señor me sacó afuera por medio de su espíritu y me puso en el valle, que estaba lleno de huesos. 2 Luego me hizo pasar a través de ellos en todas las direcciones, y vi que los huesos tendidos en el valle eran muy numerosos y estaban resecos.
3 El Señor me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?». Yo respondí: «Tú lo sabes, Señor». 4 El me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, diciéndoles: Huesos secos, escuchen la palabra del Señor. 5 Así habla el Señor a estos huesos: Yo voy a hacer que un espíritu penetre en ustedes, y vivirán. 6 Pondré nervios en ustedes, haré crecer carne sobre ustedes, los recubriré de piel, les infundiré un espíritu, y vivirán. Así sabrán que yo soy el Señor». 7 Yo profeticé como se me había ordenado, y mientras profetizaba, se produjo un temblor, y los huesos se juntaron unos con otros. 8 Al mirar, vi que los huesos se cubrían de nervios, que brotaba la carne y se recubrían de piel, pero no había espíritu en ellos.
9 Entonces el Señor me dijo: «Convoca proféticamente al espíritu, profetiza, hijo de hombre, Tú dirás al espíritu: Así habla el Señor: Ven, espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que revivan». 10 Yo profeticé como él me lo había ordenado, y el espíritu penetró en ellos. Así revivieron y se incorporaron sobre sus pies. Era un ejército inmenso.
11 Luego el Señor me dijo: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos dicen: «Se han secado nuestros huesos y se ha desvanecido nuestra esperanza. ¡Estamos perdidos!».
12 Por eso, profetiza diciéndoles: Así habla el Señor: Yo voy a abrir las tumbas de ustedes, los haré salir de ellas, y los haré volver, pueblo mío, a la tierra de Israel.
13 Y cuando abra sus tumbas y los haga salir de ellas, ustedes, mi pueblo, sabrán que yo soy el Señor. 14 Yo pondré mi espíritu en ustedes, y vivirán; los estableceré de nuevo en su propio suelo, y así sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo haré –oráculo del Señor–.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo Responsorial
Sal 106, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
R/. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia
Que lo confiesen los redimidos por el Señor,
los que él rescató de la mano del enemigo,
los que reunió de todos los países:
oriente y occidente, norte y sur. R/.Erraban por un desierto solitario,
no encontraban el camino de ciudad habitada;
pasaban hambre y sed,
se les iba agotando la vida. R/.Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Los guió por un camino derecho,
para que llegaran a una ciudad habitada. R/.Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Calmó el ansia de los sedientos,
y a los hambrientos los colmó de bienes. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Mateo
Mt 22, 34-40
“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu”
En aquel tiempo, 34 cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar, 35 y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: 36 «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?».
37 Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. 38 Este es el más grande y el primer mandamiento. 39 El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas».
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“Si alguno dice: ´Yo amo a Dios´, y odia a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve”
“Juan Eudes nació en Francia en el año 1601. Se educó con los jesuitas y luego fue ordenado sacerdote en el Oratorio de San Felipe Neri. Fue solícito e incansable en la atención a los enfermos de peste y en las misiones con las que recorrió el país evangelizando. Fundó la congregación de Jesús y María -conocidos como padres Eudistas- y se preocupó por corregir la vida desordenada que se había infiltrado entre el clero” (La Liturgia Cotidiana, 19/08/2022, pág. 62). “(Ri, 1601 – Caen, 1680). Llamado por san Pío X ‘El apóstol de la devoción a los Sagrados Corazones’, padre Eudes fue unode los pioneros en difundir la devoción en la Iglesia. Como sacerdote, se dedicó hondamente al apostolado parroquial, instruyendo a los fieles con sus prédicas. Su mirada apostólica le hizo emprender dos fundaciones: la primera, la Congregación de Jesús y María, para sacerdotes dedicados a la formación del clero y la predicación en los pueblos; y la segunda, las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio para cuidar de las mujeres en riesgo” .
(La Liturgia Cotidiana, 19/08/2021, pág. 68)
En aquella época, existían 613 entre preceptos y mandatos, entre pesados y ligeros, por tanto, les resultaba a veces complicado centrarse en lo esencial o supremo y se perdían en pequeñeces. Si bien todos los preceptos y mandatos decían que salían de la Ley, sin embargo, sobre todo, estaban quienes practicaban todo de modo muy rigorista, exigiendo el cumplimiento cabal de todos y cada uno de los mandatos; por eso algunos maestros, como por ejemplo entre ellos Shammay, se negaban a hablar de un mandamiento supremo, porque temían que pudieren caer en detrimento de los mandamientos restantes.
Otros, sin embargo, entre ellos Hillel, no se les presentaba ninguna dificultad en decidirse por el más grande o supremo. En el Evangelio según san Marcos el doctor de la Ley es presentado como alguien que tiene buena fe o con buena intención, sin embargo, acá en Mateo, se le presenta con mala fe o mala intención. Lo que se lee entre líneas, es que sus enemigos querían acusarlo de que estaba despreciando los preceptos de la Ley, discriminando algunos de ellos y así faltando el respeto frente a la Ley.
La respuesta de Jesús enseña que el amor al prójimo no se puede separar del amor a Dios. En el Antiguo Testamento estaban por separados: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas” (Dt 6,5); “No tomarás venganza ni guardarás rencor a tus compatriotas. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor” (Lev 19,18). En ese entonces el prójimo era referido a alguien que necesita, que está cerca y a quien se le puede ayudar, específicamente a un compatriota. Un extranjero no era considerado prójimo.
Sabemos que Jesús en la parábola del Buen Samaritano da otra perspectiva, porque termina diciendo que el prójimo es aquel que se aproxima a la realidad total del hermano en necesidad, involucrándose para responder como tal. Por tanto, Jesús une a lo esencial del amor. Expresa la confesión israelita de un solo Dios, a quien hay que amar por encima de todo y luego amar al prójimo. Pero dice Juan: “Nosotros debemos amarnos porque Él nos amó primero. Si alguno dice: ´Yo amo a Dios´, y odia a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y nosotros hemos recibido de él este mandato: que el que ama a Dios ame también a su hermano” (1 Jn 4,19-21). La Ley y los Profetas penden de estos dos mandamientos: amar a Dios y al prójimo. La novedad de Jesús es la equiparación entre el amor a Dios y el debido al prójimo, y ambos son el resumen y la base de todo el Antiguo Testamento, es decir, la “Ley y los Profetas”. Lo que quiere decir Jesús es que todo lo demás, que al ser humano le es exigido desde la Ley, se debe deducir de estos dos mandamientos. Por tanto, estamos ante el principio unificador contra tanta dispersión legal o ritual de la época. “Se te ha mandado amar con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente. El corazón es el centro de la vida animal y palpita. El alma es el primer principio de la vida y mueve todos los miembros. La mente es la facultad que pensando mide, por así decir, la esencia y la propiedad de las cosas. Todo esto se te ha dado para que puedas correr hacia Dios y estar con Él” (San Agustín).
Tener presente que Jesucristo nos pide amor total, no quiere sólo de modo parcial o ligero, quiere la totalidad de la entrega en el amor a Dios y al prójimo, quiere ese amor con todo el corazón, con toda el alma, con todo el espíritu, con todas las fuerzas. Lo contrario al amor sería el odio; sí hay odio, como en muchos casos: odio entre las naciones, entre hermanos de la misma familia, entre personas que creen distinto o entre personas que son de partidos o movimientos políticos distintos, etc. Sólo el amor es más fuerte y podrá vencer al odio, que se supera con el perdón, que sería fruto del amor. En lo único que nunca nos equivocaremos es en amar, siempre y a todos. Es nuestro principal pase para con Dios. San Juan de la Cruz decía que al atardecer de tu vida te examinarán en el amor, lo único que te preguntarán es si amaste (se supone en el concepto verdaderamente cristiano: a Dios y al prójimo). Si seleccionamos a quiénes amar y a quiénes no, entonces significa que todavía nos falta muchísimo, porque Jesús nos pide amar hasta a los enemigos, a esas personas que nos hicieron daño y nos siguen haciendo daño, también se las tiene que amar. Nosotros ya hemos recibido el amor, pues Dios nos amó primero, por eso se nos pide amar sin medidas, porque amor con amor se paga


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