Lecturas del día y Reflexión al Evangelio de Hoy  viernes  2 de septiembre  de 2022 «Lectio Divina»

“El vino nuevo se pone en odres nuevos”

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Ten piedad de mí, Señor porque te invoco todo el día. Tú, Señor, eres bueno e indulgente, rico en misericordia con aquellos que te invocan.

Sal 85, 3. 5
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Audios originales tomados de: panversia.com

Primera Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios        

1 Cor 4, 1-5

Hermanos: 1 Los hombres deben considerarnos simplemente como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. 2 Ahora bien, lo que se pide a un administrador es que sea fiel. 3 En cuanto a mí, poco me importa que me juzguen ustedes o un tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo.

4 Es verdad que mi conciencia nada me reprocha, pero no por eso estoy justificado: mi juez es el Señor. 5 Por eso, no hagan juicios prematuros. Dejen que venga el Señor: él sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los corazones. Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.

P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
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Salmo Responsorial

Sal 36, 3-4. 5-6. 27-28. 39-40

R/. El Señor es quien salva a los justos

Confía en El Señor y haz el bien:
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea El Señor tu delicia,
y Él te dará lo que pide tu corazón.  R/.

Encomienda tu camino al Señor,
confía en Él, y Él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía. R/.

Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque El Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles. R/.

El Señor es quien salva a los justos,
Él es su alcázar en el peligro;
El Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a Él. R/.

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Evangelio

Lectura del santo evangelio según San Lucas

“Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: el añejo es mejor”

Lc 5, 33-39

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En aquel tiempo, dijeron a Jesús los fariseos y los escribas: 33 «Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben». 34 Jesús les contestó: «¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? 35 Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar».

36 Les hizo además esta comparación: «Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. 37 Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. 38 ¡A vino nuevo, odres nuevos! 39 Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor».

P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús

MEDITACIÓN

Se pueden hacer varios tipos de ayunos, desde no usar el celular por todo un día, o evitar algo que tanto nos gusta y ofrecerlo por algo importante

En el Antiguo Testamento Dios pide un día de ayuno en el año: “Ésta será para ustedes una ley perpetua. El día diez del séptimo mes ayunarán y no harán trabajo alguno, ni el nativo ni el extranjero que reside entre ustedes” (Lv 16,29); “El Señor dijo a Moisés: El día diez del mismo mes séptimo es el día de la expiación; tendrán asamblea santa, ayunarán y ofrecerán sacrificios en honor del Señor” (Lv23,26-27). Aunque también estaban los judíos piadosos, quienes, por motivaciones personales o sociales, ayunaban otros días: “y después había permanecido viuda (la profetisa Ana) hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo, danto culto al Señor día y noche con ayunos y oraciones” (Lc 2,37); El fariseo con soberbia oraba: “Ayuno dos veces por semana y pago los diezmos de todo lo que poseo” (Lc18,12).

Los discípulos de los fariseos y de Juan el Bautista eran rigurosos en ayunar y hacían largas oraciones, sin embargo, los discípulos de Jesús estaban en un clima más de fiesta, propio de estar en la fiesta de bodas. Los cristianos no pueden seguir las mismas tradiciones judías, porque la diferencia no es superficial, sino fundamental. El ayuno implica tristeza y humillación, lo que no encaja con la venida del Mesías, el “Novio” de Israel (cf. Lc 5,34), indicando estar en un acontecimiento como un banquete de bodas (cf. Ap 19,9). Jesús se presenta como el Esposo que comparte con los suyos. Los amigos (los discípulos) deben estar felices por compartir con el esposo. Ya no tiene sentido seguir ayunando, teniendo actitud de penitencia y de espera para la llegada del Mesías, pues, Él ya está compartiendo con ellos, por tanto, es motivo de fiesta y no de penitencia.

Pero esto no debe significar menospreciar el ayuno, porque tiene su importancia en el proceso de purificación de la persona hacia la santidad y como ofrecimiento por pedir alguna Gracia en particular, como la conversión de alguna persona cercana o por los hermanos necesitados. Si es una experiencia de renuncia y le ayuda a la persona a humillarse, se une plenamente a la experiencia de Cristo, quien se humilló hasta el extremo de morir en la Cruz. Conozco tantas personas que dan testimonio de lo bien que les hizo el ayuno en sus vidas. Jesús mismo decía que ciertos demonios no se van sino con ayuno y oración. A veces existen pecados tan enraizados en nuestras vidas que no podemos soltarlos, sin embargo, luego de una experiencia hermosa de ayunar correctamente y con las intenciones que Dios indica (y consultando si la persona está en condiciones de salud para hacer el ayuno), con mucha oración y caridad con el prójimo, el pecado se va para quedamos libres, muy felices siguiendo nuestra vida cristiana. Se pueden hacer varios tipos de ayunos, desde no usar el celular por todo un día, o evitar algo que tanto nos gusta y ofrecerlo por algo importante. Pero realmente deberíamos practicar el ayuno de la comida, en el día sólo pan y agua y ofrecer por nuestras intenciones particulares y alguna entrega por alguna misión en particular. Aunque el ayuno que agrada a Dios es practicar la justicia y la misericordia, siempre y con todos.

La segunda parte presenta la novedad del mensaje del Evangelio. No se puede remendar un manto viejo (judaísmo o alguna religiosidad superficial) poniéndole pequeños pedazos de Evangelio. Se debe tener todo un manto nuevo con los gestos y palabras de Jesús. La novedad del Mensaje y Persona de Jesús, exige la novedad de las personas que los deben recibir. Una persona vieja (con actitudes lejanas del Evangelio) no podrá resistir la novedad de la Presencia de Jesús. Invita a la alegría por la Presencia y lo que venga del Esposo, pues nada ni nadie son más grandes e importantes que Él. Y, además, no contentarse con remiendos o simples parches en nuestras vidas, sino apuntar a un cambio radical y total de nuestra existencia. El papa Francisco nos dice que, “con Cristo nace y renace la alegría” (EG 1). Por tanto, un cristiano triste es un triste cristiano. Alegrémonos y regocijémonos en Él, nada ni nadie podrá arrebatarnos la alegría de la llegada del Esposo, del Mesías, a nuestras vidas. Superemos seguir con remiendos y parches, pidamos la ayuda del Espíritu y seamos dóciles a que nos haga nuevos para soportar la Presencia de Cristo y llevarla a tantos hermanos que están en la oscuridad y la tristeza de la desesperanza que genera las consecuencias de la pandemia. Hoy puede llamarse pandemia, mañana puede ser otra situación, pero lo importante es descubrir a Cristo, el Mesías, el Salvador, quien nos trae la verdadera alegría

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