Lecturas del día y Reflexión al Evangelio de Hoy  lunes 5  de septiembre  de 2022 «Lectio Divina»

“Levántate y quédate de pie delante de todos”

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Santa Teresa de Calcuta, Virgen (ML

Tú eres justo. Señor, y tus juicios son rectos; trátame conforme a tu bondad.
Sal  118. 137. 124

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Audios originales tomados de: panversia.com

Primera Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios        

1 Cor 5, 1-8

Hermanos: 1 Es cosa pública que se cometen entre ustedes actos deshonestos, como no se encuentran ni siquiera entre los paganos, ¡a tal extremo que uno convive con la mujer de su padre! 2 ¡Y todavía se enorgullecen, en lugar de estar de duelo para que se expulse al que cometió esa acción! 3 En lo que a mí respecta, estando ausente con el cuerpo pero presente con el espíritu, ya lo he juzgado, como si yo mismo estuviera allí. 4 Es necesario que ustedes y yo nos reunamos espiritualmente, en el nombre y con el poder de nuestro Señor Jesús, 5 para que este hombre sea entregado a Satanás: así se perderá su carne, pero se salvará su espíritu en el Día del Señor.

6 ¡No es como para gloriarse! ¿No saben que «un poco de levadura hace fermentar toda la masa»? 7 Despójense de la vieja levadura, para ser una nueva masa, ya que ustedes mismos son como el pan sin levadura. Porque Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado. 8 Celebremos, entonces, nuestra Pascua, no con la vieja levadura de la malicia y la perversidad, sino con los panes sin levadura de la pureza y la verdad

P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
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Salmo Responsorial

Sal 5, 5-6a. 6b-7. 12

R/. Señor, guíame con tu justicia

Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia. R/.

Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor. R/.

Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre. R/.

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Evangelio

Lectura del santo evangelio según San Lucas

“Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?”.

Lc 6, 6-11

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Un sábado, entró Jesús en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. 7 Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. 8 Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y quédate de pie delante de todos». El se levantó y permaneció de pie. 9 Luego les dijo: «Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?». 10 Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: «Extiende tu mano». El la extendió y su mano quedó curada. 11 Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.

P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús

MEDITACIÓN

Esta primacía de la caridad nos muestra que Dios es compasivo y misericordioso, siempre veloz para perdonar y regalarnos su vida.

En el Antiguo Testamento encontraremos que se prohíbe trabajar en día sábado (cf. Éx 20,8-10) imponiendo severas penas, hasta la muerte, para quienes hacen alguna cosa prohibida en ese día (cf. Éx 31,14-15). Los maestros de la Ley enseñaban que se podía sólo hacer lo necesario para salvar a una persona que estuviera en peligro de muerte. Por tanto, el hambre de los discípulos (cf. Lc 6,1-5) o la parálisis de un brazo (cf. Lc 6,6-11) no estaba en la categoría de peligro de muerte. Aunque Jesús les enseña que se puede hacer todo lo que redunde en el bien del ser humano.

Dirá incluso que dejar de hacer el bien, aunque sea por respetar el sábado, sería lo mismo que hacer el mal (cf. Lc 13,10-17). Pero lo que Jesús hace, curar en día sábado es una violación de lo mandado en el Antiguo Testamento, y es una falta grave que merece la muerte (cf. Lc 6,11). Sin embargo, Dios es Dios no de la muerte, sino de la vida (cf. Lc 20,38), que dignifica al ser humano en todas sus dimensiones y no procura su destrucción o muerte, sino su dignificación o vida plena.

Ya anteriormente habíamos dicho que Jesús se presenta como Señor del sábado y, además, que la ley debe estar al servicio de la persona y no la persona al servicio de la ley. Por tanto, está enseñando en el día sábado, haciendo lo principal que tenía que hacer, dar luz a la gente a través de la Palabra de Dios. Cuando alguien tiene una mano paralizada sabe que esa mano no sirve, es inútil, molesta porque pesa y estorba. Lo más grande es que Jesús se compadeció de esa persona (padeció con ella, sintió desde lo más profundo de su ser el dolor y sufrimiento por lo que pasaba y se involucró con la posibilidad de ayudar para procurar su curación), con su infinita bondad y con el poder de Dios cura la mano de esa persona, logra darle vida y que la mano recobre su movimiento para que continúe siendo útil, pueda servir y facilite la acción de la persona.

Que la persona se haya curado por una acción milagrosa de Jesús en sábado, genera el cuestionamiento de los escribas y fariseos, sumidos en su legalismo terminaban siendo infructuosos al servicio de los hermanos. Estaban tan atados a los preceptos y mandatos que ya era una opresión para los miembros del pueblo, pues era imposible poder cumplirlos todos a cabalidad. Con la enseñanza que estaba dando Jesús, al iluminar desde una situación bien concreta, les libera de esa atadura a los mandatos y que opacaba poder ver las necesidades de los hermanos más pobres de esa sociedad. También existen veces en que la persona no puede realizar actividades espirituales de servicio al prójimo, están inactivos, paralizados por la pereza, por la incertidumbre, desconfianza y la incapacidad de salir de sí para ser un agente misionero sirviendo con amor. Puede pasar que se tengan todas las posibilidades de ser facilitadores de la Gracia de Dios y, sin embargo, es como estar paralizados y no se puede comunicar porque espiritualmente se está inactivo, sin dinamismo, en una especie de atrofia. Puede pasar también que se caiga en la sequedad, en la aridez, en no encontrar el gusto a la oración, como servicio de ofrecer por los demás. Sabemos que, aunque no tengamos el gusto, o estemos en la aridez, de igual forma debemos ser fieles en continuar con nuestra oración a Dios, suplicando, alabando, agradeciendo y ofreciendo.

Lo más importante para los escribas y fariseos era el descanso sabático. Incluso se añadieron una serie de prescripciones prácticas y prohibiciones que afectaban a la estricta observancia del sábado haciendo de ellas algo ya intolerable, porque se paralizaba la vida social del pueblo de Dios y se dificultaba la vida personal y familiar de los piadosos israelitas. En este caso, encontramos que Jesús quiere dar alivio en este campo que los escribas y fariseos impusieron implacablemente sobre la conciencia del pueblo, por eso escoge el sábado para curar a los enfermos. Recordemos que hasta eso era mal visto por los escrupulosos jefes del pueblo de Dios. Los escribas y fariseos estaban observando atentamente a Jesús para ver si le sorprendían en algo que luego lo pudiesen acusar o criticar, lo que nos muestra que tenían malas intenciones. Por otro lado, Jesús cura en sábado porque para Él era más importante el servicio, es la primacía de la caridad, poniendo la persona al centro, que cumplir sólo externamente una ley; es decir, la ley debe estar al servicio de la persona, la debe favorecer, ayudar y que ella sea cada vez mejor. Esta primacía de la caridad nos muestra que Dios es compasivo y misericordioso, siempre veloz para perdonar y regalarnos su vida y todo lo mejor que tiene. Sabemos que todo lo que Dios hizo vio que era bueno, y Jesús se pasó haciendo el bien, entonces, hacer el bien es lo fundamental, pero siempre desde esa mirada de fe, capaces de ver a Dios en el hermano que necesita y está enfrente de nosotros

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