Lecturas del día y Reflexión al Evangelio de Hoy  LUNES 12 DE SEPTIEMBRE  de 2022 «Lectio Divina»

“Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe”

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Santísimo nombre de María (ML)

Señor, concede la paz a los que esperan en ti, para que se compruebe la veracidad de tus profetas. Escucha la oración de tu servidor y la de tu pueblo Israel.
Ecli 36, 18

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Audios originales tomados de: panversia.com

Primera Lectura

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los Corintios          

1 Cor 11, 17-26.33

Hermanos: 17 no puedo felicitarlos por sus reuniones, que en lugar de beneficiarlos, los perjudican. 18 Ante todo, porque he oído decir que cuando celebran sus asambleas, hay divisiones entre ustedes, y en parte lo creo. 19 Sin embargo, es preciso que se formen partidos entre ustedes, para que se ponga de manifiesto los que tienen verdadera virtud. 20 Cuando se reúnen, lo que menos hacen es comer la Cena del Señor, 21 porque apenas se sientan a la mesa, cada uno se apresura a comer su propia comida, y mientras uno pasa hambre, el otro se pone ebrio.

22 ¿Acaso no tienen sus casas para comer y beber? ¿O tan poco aprecio tienen a la Iglesia de Dios, que quieren hacer pasar vergüenza a los que no tienen nada? ¿Qué les diré? ¿Los voy a alabar? En esto, no puedo alabarlos.

23 Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, 24 dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía». 25 De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memora mía». 26 Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del Señor hasta que él vuelva.

33 Así, hermanos, cuando se reúnan para participar de la Cena, espérense unos a otros.

P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
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Salmo Responsorial

Sal 39

R/. Proclamad la muerte del Señor, hasta que vuelva

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy.» R/.

«Como está escrito en mi libro
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación. R/.

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Evangelio

Lectura del santo evangelio según San Lucas

Lc 7, 1-10

“Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente”.

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En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar al pueblo, entró en Cafarnaúm. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. 3 Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a curar a su servidor. 4 Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: «Él merece que le hagas este favor, 5 porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga».

6 Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: «Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; 7 por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. 8 Porque yo –que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes– cuando digo a uno: “Ve”, él va; y a otro: “Ven”, él viene; y cuando digo a mi sirviente: “¡Tienes que hacer esto!”, él lo hace».

9 Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: «Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe». 10 Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano.

P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús

MEDITACIÓN

Empieza con las buenas obras, pero entra a saborear el misterio más maravilloso de la salvación.

“El nombre de María proviene del hebreo ‘Miriam’. Es muy probable que el nombre fuera popular en el judaísmo contemporáneo a Jesús, ya que es el nombre de una de las mujeres más destacadas en la historia de Israel: Miriam, la profetisa, hermana de Moisés. Miriam y su madre salvaron al pequeño Moisés de morir en manos de Faraón (cf. Éx 2,1-10). En el Éxodo, al cruzar el mar, es ella la que dirige los coros y las danzas con las cuales el pueblo festeja la salida de la esclavitud. Ella, con su palabra profética, anima al pueblo a alabar a Dios (cf. Éx 15,21). Este es el bonito nombre de una mujer que se jugó por la vida y que cantó las maravillas de Dios, es el nombre que lleva la madre del Salvador”

(La Liturgia Cotidiana, 12/09/2022, pág. 50).

El centurión es un soldado del ejército de Roma que estaba ocupando militarmente Palestina. El oficio de este soldado no era fácil y nada simpático para los habitantes del lugar, que siempre se manejaban de modo nacionalista. En varios lugares había proclamas de guerra que luego hasta habrá alzamiento masivo en contra del imperio. Y también varios de los ocupantes actuaban con prepotencia y no eran nada populares. Por este contexto llama la atención que este centurión sea amigo de los judíos. Incluso en el texto se expresa que los ama, es decir, les respeta como israelitas y a mantener su independencia humana y religiosa, ayudándoles incluso a construir una iglesia (una sinagoga).

Ciertamente había un gran proselitismo judío en tiempos de Jesús, pensaban que la religión judía llegaría a conquistar (espiritualmente hablando) todo el imperio. Aparentemente podemos pensar que el centurión quien fuera conquistador militarmente, fuera conquistado por Israel en lo religioso. Había prosélitos que escuchaban gustosamente el Evangelio para llegar a convertirse en cristianos (cf. Hech 10). Este proceso es significativo: la Iglesia de Jesús, que es universal en la proclamación de su fe, recibe la herencia que le dejan los judíos, cerrados en su nacionalismo religioso. Jesús muy abierto, admira la fe del centurión y cura a su servidor. Presupone que las buenas obras que el centurión concretó es un auténtico inicio en el camino de salvación. Lo que ofrece Jesús es la plenitud del don de Dios. El centurión hace un proceso mucho más profundo que los judíos, mientras los judíos se quedan sólo en las obras, el pagano entra en lo más profundo de la fe y acepta a Jesús como quien proviene de Dios y tiene el poder de lograr la salvación, simbolizado en la curación del servidor enfermo. Podríamos decir así: el mayor milagro está en la fe que se suscitó profundamente en el centurión pagano. Empieza con las buenas obras, pero entra a saborear el misterio más maravilloso de la salvación. Esto da un significado plenificante en las experiencias humanas, tanto al dominador militar cuanto al que entra en el corazón desde la religión. Es Dios quien da sentido a lo que existe y a todas las situaciones encontradas.

Los paganos eran considerados impuros, por lo que los judíos evitaban tener contacto con ellos. Jesús interpelado por la intercesión de los ancianos que abogan a favor del centurión pagano, no duda en ir a la casa del soldado romano que tenía un servidor en casa moribundo. Con este gesto Él está concretando lo que había predicado recientemente: hacer el bien sin mirar a quién (es decir, a todos), no haciendo acepción de personas, así como el Padre es misericordioso con todos (cf. Lc 6,36).

Si bien el oficial romano es elogiado por su generosidad y también por su fe, sin embargo, cree sobremanera en el poder de Jesús para curar a su servidor enfermo, y considera exagerado que vaya a su casa, porque así como él es soldado y tiene varios a su cargo, diciendo algo con autoridad, eso se hará. Si él que es un simple mortal puede conseguir que otros le obedezcan, cuánto más Jesús, siendo el Señor, diciendo una palabra, la enfermedad desaparecerá. Lo más maravilloso es que Jesús dijo y ocurrió la curación. Es el poder de su Palabra y la fe del pagano que conjugue para que llegue la Gracia a destino, y la enfermedad o cualquier situación que no provenga de Dios, desaparezcan. La actitud del soldado pagano es de gran humildad, no se sentía digno de que entre a su casa, pero sabía que Jesús tiene poder. Y Jesús cierra diciendo que no encontró en nadie en Israel que tuviera tanta fe. Cuántas personas que no tienen una profunda formación intelectual, pero tienten un conocimiento experiencial y verdadero de Dios, una fe inquebrantable. Es la fe probada de los pobres. Estuve hablando con una persona sencilla y estaba diciendo que no teme a la peste o la pandemia, o como se llame, porque confía plenamente en Dios. Y si Dios le quiere regalar que tenga el virus, lo tendrá, pero confía toda su vida a Dios y, por ello, no teme a lo que vendrá. Se nos invita decir “yo creo Señor, pero aumenta mi poca fe”

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¡Viva María!

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