“Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican”

Santos Andrés Kim Taegón, Presbítero, Pablo Chong Hasang y compañeros, Mártires de Corea (MO)
La sangre de los mártires fue derramada por Cristo en la tierra, por eso ellos alcanzaron la recompensa eterna..


Audios originales tomados de: panversia.com
Primera Lectura
Lectura del libro de Proverbios
Pr 21, 1-6.10-13
1 El corazón del rey es una corriente de agua en manos del Señor: él lo dirige hacia donde quiere. 2 Al hombre le parece que todo su camino es recto, pero el Señor pesa los corazones. 3 Practicar la justicia y el derecho agrada al Señor más que los sacrificios. 4 Los ojos altaneros, el corazón arrogante, la luz de los malvados: todo eso es pecado.
5 Los proyectos del hombre laborioso son pura ganancia, el que se precipita acaba en la indigencia. 6 Tesoros adquiridos con engaños son ilusión fugaz de los que buscan la muerte. 10 El alma del malvado desea el mal, él no se apiada de su prójimo. 11 El simple se hace sabio cuando se castiga al insolente, y asimila la ciencia cuando se instruye al sabio. 12 El justo observa la casa del malvado, y precipita en la desgracia a los malos. 13 El que cierra los oídos al clamor del débil llamará y no se le responderá.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo Responsorial
Sal 118, 1. 27. 30. 34. 35. 44
R/. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos
Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la ley del Señor. R/.Instrúyeme en el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas. R/.Escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R/.Enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón. R/.Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo. R/.Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Lucas
Lc 8, 19-21
“Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte”.
En aquel tiempo, 19 la madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud. 20 Entonces le anunciaron a Jesús: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte». 21 Pero él les respondió: «Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican».».
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“Qué grande es el Bautismo, con la fe y la obediencia permanente a la voluntad del Señor”
Dos grupos distintos de personas adoptan actitudes diversas ante Jesús: tanto el gentío que le rodea y escucha y, los parientes que le buscan. Tanta gente estaba en torno a Jesús que resultaba imposible prácticamente alcanzarlo. Notamos que Él se dejaba encontrar, como existen tantas personas que necesitan, Él está con actitud de compasión con todos. Los parientes, madre y hermanos de Él, lo buscan para llevarlo, porque piensan que no está bien todo eso (cf. Mc 3,20-21), pues está anunciando cosas que se oponen a las viejas tradiciones de su pueblo. Aparentemente los familiares quieren monopolizarlo, valiéndose del privilegio de su parentesco. Por eso le hace reaccionar manifestando que sus parientes de verdad son quienes hacen lo que Dios quiere. Esto abre la Gracia de ser todos, quienes hacemos la voluntad de Dios, miembros de la familia de Dios.
Jesús proclama diciendo que los que escuchan la Palabra de Dios (quienes están abiertos a la gracia, recibiendo el don de amor que Dios nos ha ofrecido por Cristo) y la practican (quienes traducen en su vida aquello que han escuchado con sus consecuencias) pertenecen a la familia del Hijo de Dios. ¡Qué alegría! Y eso es más fuerte que los lazos de sangre o de raza o de cultura. Qué grande es el Bautismo, con la fe y la obediencia permanente a la voluntad del Señor. ¡Cuántos hermanos tenemos! Por eso estamos felices, cuanto más creemos en Dios, más nos unimos a millones de hermanos que también creen en Dios. Tenemos una misma fe, un solo Bautismo, un solo Señor. En la Iglesia aprendemos a desprendernos de nosotros mismos. Aprendemos a donarnos totalmente. Donamos nuestro tiempo, talento y tesoro, pues todo es regalo y sabemos que le pertenecemos a Cristo el Señor. Este mensaje de Jesús está centrado en lo referente a la Gracia y su exigencia. ¿Qué significa ser cristiano? Significa vivir en el misterio del amor que Dios nos comunica como una nueva posibilidad de nuestra existencia, aunque también suponga que ese don se esté comunicando en nosotros en un principio para nuestra vida, es decir, desde ese amor de Dios que nosotros seamos los puentes para que otros puedan acceder al amor de Dios. ¿Cómo podrán acceder al amor de Dios? Lo podrán hacer a través de nuestro testimonio, con gestos y palabras, comunicando dicho amor. Sólo así, quienes escuchamos y practicamos la Palabra de Jesús, nos convertimos en su familia, en la familia de Dios.
No serían simples siervos, que están fuera y reciben el amor por compasión, sino que son la madre y los hermanos. ¿Qué quiere decir esto? Que forman con Jesús un mismo hogar de confianza y de plena comunión. Por tanto, podemos afirmar que por y en Jesús, todos los seres humanos que lo hemos asumido, constituimos una misma familia, llegando a ser miembros los unos de los otros. Así como decimos en guaraní: “che pehëngue”, mi hermano, pero literalmente sería “mi pedazo”. Es para indicar que el otro, quien también es parte del mismo Cuerpo de Cristo, me pertenece, así como yo le pertenezco.
María, por ejemplo, llega a ser Madre de Jesús por su Sí total y absoluto dado a la Palabra de Dios: “Hágase en mí según tu voluntad” (Lc 1,38). Así María pasa a ser modelo supremo de quien escucha atentamente y lleva a la práctica la Palabra de Dios. Toda la vida de María es fiel reflejo de quien cumplió la voluntad de Dios. ¿Fue fácil para Ella? Obviamente no fue fácil para Ella, así como no lo es para nosotros. Vivió plenamente lo que dice la Palabra de Dios, a pesar de que el anciano Simeón le dijera que una espada le iba a atravesar el corazón.

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