“Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha”

¡Qué hermosos son sobre las montañas los pies del que anuncia buenas noticias, proclama la paz, trae la felicidad, pregona la salvación!
Is 52, 7

Audios originales tomados de: panversia.com
Primera Lectura
Lectura de la Segunda carta del apóstol San Pablo a Timoteo
2 Tim 4, 9-17
Querido hermano: 9 Ven a verme lo más pronto posible, 10 porque Demas me ha abandonado por amor a este mundo. El se fue a Tesalónica, Crescente emprendió viaje a Galacia, y Tito, a Dalmacia. 11 Solamente Lucas se ha quedado conmigo. Trae contigo a Marcos, porque me prestará buenos servicios. 12 A Tíquico lo envié a Efeso. 13 Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Tróade, en la casa de Carpo, y también los libros, sobre todo, los rollos de pergamino.
14 Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho daño: el Señor le pagará conforme a sus obras. 15 Ten cuidado de él, porque se ha opuesto encarnizadamente a nuestra enseñanza.
16 Cuando hice mi primera defensa, nadie me acompañó, sino que todos me abandonaron. ¡Ojalá que no les sea tenido en cuenta! 17 Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo Responsorial
Sal 144,10-11.12-13ab.17-18
R/. Tus santos, Señor, proclaman la gloria de tu reinado
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Lucas
Lc 10, 1-9
“La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos”.
En aquel tiempo, 1 el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir.
2 Y les dijo: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. 3 ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. 4 No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. 5 Al entrar en una casa, digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!». 6 Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. 7 Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. 8 En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; 9 curen a sus enfermos y digan a la gente: «El Reino de Dios está cerca de ustedes».
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“El que predica y está dedicado a la tarea del Reino ofreciendo gratuitamente todo su tiempo y su ser, recibirán hogar y comida por quienes lo escuchen.”
Ya anteriormente hemos visto que el seguimiento de Cristo no es todo color de rosas, es un tanto duro, quitándonos de nuestra seguridad o apego a la tierra (cosas del mundo) y nos va metiendo en un camino que hace dirigir al Calvario. No es tan simpático eso, y poco atractivo mirando desde ese punto de vista, aunque cuando se comprende que nos impulsa a una experiencia misionera, que será fructífera cuando se le tiene al Cristo total en el centro. Recordemos que el fundamento de toda misión sigue siendo los Doce en la Iglesia (cf. Lc 9,1-6), y junto a ellos, Jesús eligió a otros muchos para seguir misionando, porque la obra es muy grande y los trabajadores son muy pocos.
Por tanto, elige a otros setenta (y dos), número de plenitud, y es signo de todos los misioneros posteriores que anuncian el mensaje del Reino. A través de estos misioneros, Jesús llega a todas las fronteras de la historia. Lo que expresamos es que Jesús eligió a esos misioneros, setenta (y dos) en ese entonces, pero sigue eligiendo a tantos trabajadores para enviarlos mientras dure el tiempo de la Iglesia. No se enfoca el interés en la función jerárquica en este caso, sino en ese trabajo misionero que deben realizar para hacer llegar el Nombre de Cristo y el Mensaje de salvación.
Si bien, los discípulos de todos los tiempos son enviados por Jesús más allá de las fronteras de la historia, la frontera de este mundo ellos deben pasar y empezar a cosechar en el encuentro definitivo con el Padre, la meta final escatológica para quienes reciben la Buena Noticia del Amor de Dios. Reconocer que, aunque Jesús murió en Jerusalén en la Cruz, nunca estuvo solo (recordemos la escena de María, su madre y otras personas, como Juan el discípulo amado en ese momento) y toda la renovación misionera luego de su resurrección. Él mismo camina con los suyos, con sus discípulos amados de todas las épocas a recoger los frutos de conversión e ir construyendo su Reino. Fundamental entender que ese camino misionero es el mismo camino de Jesús hacia el Padre. Pero importante tener en cuenta algunos rasgos o características en la experiencia misionera de hoy: uno, el Reino llega, y no es la misión la que origina el Reino, sino que es el Reino el que suscita misioneros que lo anuncien y dispongan a abrazarlo; entonces, estamos convencidos de que Dios salva, es decir, el Reino está llegando. Si tuviésemos una afirmación fatalista o pesimista, estamos lejos de lo que dijo Jesús y de lo que la Iglesia enseña.
Dos, el Reino viene como paz (entendido como un estado de bienestar integral, en donde Dios es lo principal de ese estado de paz), por eso el misionero anuncia la paz en las casas y en las ciudades por donde vayan; sabemos que la paz no es precisamente la ausencia de guerras o asuntos bélicos, sino que consiste en la experiencia de la irrupción y la presencia de todos los bienes mesiánicos (incluyendo a Dios y la justicia), que dan y darán sentido a que todo lo cotidiano se una con lo eterno.
Tres, lo que el misionero comunica no es su palabra sino la Palabra de Dios (la de Jesús) asegurando de que será bien recibida, así reciben familias, pueblos enteros esa Buena Noticia para ser partes del Reino; el que predica y está dedicado a la tarea del Reino ofreciendo gratuitamente todo su tiempo y su ser, recibirá hogar y comida por quienes lo escuchen (Dios no le hará faltar nunca su Providencia). Dios, como Padre Providente, siempre facilita todo lo necesario para que las personas que le sirven vivan con dignidad.
Cuatro, siempre habrá posibilidad de enfrentamientos, pues son enviados como ovejas en medio de lobos y serán perseguidos como también lo hicieron con el Maestro, quien sufrió la muerte en Cruz, pero que alcanzó la Vida, la Resurrección. Y atención: los perseguidores terminarán mal delante de Dios (a no ser que se arrepientan y conviertan). Quien sea el servidor, o el misionero del Señor, sabe que está destinado a participar del mismo destino de su Maestro: Pasión-Muerte-Resurrección. Es inevitable la cruz y la muerte antes de alcanzar la vida.

