“¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo”

Conmemoración de todos los fieles difuntos.
Así como Jesús murió y resucitó, de la misma manera Dios llevará con Jesús a los que murieron con él. Y así como todos mueren en Adán, todos revivirán en Cristo.
1Tes 4, 14; 1Cor 15, 22

Audios originales tomados de: panversia.com
Primera Lectura
Lectura del segundo libro de los Macabeos
2 Mac 12, 43-45
43 En aquellos días, Judas, jefe de Israel, 43 después de haber recolectado entre sus hombres unas dos mil dracmas, las envió a Jerusalén para que se ofreciera un sacrificio por el pecado. El realizó este hermoso y noble gesto con el pensamiento puesto en la resurrección, 44 porque si no hubiera esperado que los caídos en la batalla iban a resucitar, habría sido inútil y superfluo orar por los difuntos. 45 Además, él tenía presente la magnífica recompensa que está reservada a los que mueren piadosamente, y este es un pensamiento santo y piadoso. Por eso, mandó ofrecer el sacrificio de expiación por los muertos, para que fueran librados de sus pecados.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo Responsorial
Sal 102
R/. El Señor es compasivo y misericordioso
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce de que estamos hechos,
se acuerda que somos barro. R/.Los días del hombre duran lo que la hierba,
florecen como la flor del campo,
que el viento la roza, y ya no existe,
su terreno no volverá a verla. R/.Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza
y recitan y cumplen sus mandatos. R/.
Segunda lectura
Lectura de la Primera Carta del apóstol San Pablo a los Corintios
1 Cor 15, 20-24a.25-28
Hermanos: 20 Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos. 21 Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección. 22 En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo, 23 cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida. 24a En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre.
25 Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. 26 El último enemigo que será vencido es la muerte, 27 ya que Dios todo lo sometió bajo sus pies. Pero cuando él diga: «Todo está sometido», será evidentemente a excepción de aquel que le ha sometido todas las cosas. 28 Y cuando el universo entero le sea sometido, el mismo Hijo se someterá también a aquel que le sometió todas las cosas, a fin de que Dios sea todo en todos.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
Lc 23, 44-46.50.52-53; 24, 1-6a
“ES NECESARIO QUE EL HIJO DEL HOMBRE SEA ENTREGADO EN MANOS DE LOS PECADORES, QUE SEA CRUCIFICADO Y QUE RESUCITE AL TERCER DÍA’”.
44 Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. 45 El velo del Templo se rasgó por el medio. 46 Jesús, con un grito, exclamó: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y diciendo esto, expiró.
50 Llegó entonces un miembro del Consejo, llamado José, hombre recto y justo, 52 fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. 53 Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro cavado en la roca, donde nadie había sido sepultado.
24:1 El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. 2 Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro 3 y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. 5 Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? 6 No está aquí, ha resucitado.
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“AL MISMO TIEMPO PUEDE ESTAR EN TODAS PARTES, EN CADA CORAZÓN, EN CADA PERSONA QUE LE ACOJA Y LE VIVA DESDE LO MÁS PROFUNDO DE SU SER Y QUIERA SER FELIZ”
“La tradición de rezar por los fieles difuntos se fue desarrollando poco a poco en los monasterios. Y a partir del siglo VII, comenzó a extenderse a toda la cristiandad. Cuando rezamos por nuestros seres queridos difuntos, lo hacemos siempre con fe en la Pascua de Resurrección. La muerte no tiene la última palabra, porque ha sido vencida por Jesucristo” (La Liturgia Cotidiana, 2/11/2021, pág. 25). Aprovechemos este tiempo de Gracia y oremos por nuestros hermanos difuntos, especialmente en este tiempo, teniendo en cuenta los requisitos para alcanzar indulgencias desde el 1 al 8 de noviembre por los fieles difuntos (Cf. Manual de Indulgencias -cuarta edición, 1999-, n. 29 “Concesiones”; y n. 20 “Normas sobre las Indulgencias”).
Los evangelistas no relatan cómo resucitó Jesús. Se centran los cuatro evangelistas en que se encontró la tumba vacía y que se anuncia la Resurrección por mensajeros celestiales, acontecido el “primer día de la semana” (es decir, el domingo). Las mujeres se van para ungir el cuerpo que está en la tumba, pero se encuentran con la sorpresa de que la piedra de dicho sepulcro está corrida, encontrándose ante dos hombres con vestiduras resplandecientes quienes les anuncian sobre la Resurrección de Jesús. La resurrección se entiende a partir de la vida de Jesús y su Palabra. Lo que está aconteciendo, encontrar la tumba vacía, no es lo más importante, sino el hecho de cumplirse todo lo que les dijo. La tumba pasaría a ser como un signo en medio del camino. Pues es necesario pasar por la muerte para llegar a la resurrección. Estos “dos hombres” que se aparecen y hablan, es la voz de Dios, para confirmarles que nada era mentira, que todo lo que se les dijo era verdad.
Las mujeres recordaron esas palabras de Jesús, llenas de vida, llenas de contenido de amor. Si bien aún no lo vieron aparecerse, sin embargo, existe toda una pedagogía, en donde se le prepara al discípulo para asimilar y comprender en plenitud el mensaje central: Jesús murió y resucitó. Es la plenitud de un camino iniciado por Dios desde la creación, y con fidelidades e infidelidades, obediencias y desobediencias, Dios fue educando a su pueblo para recibir al Mesías, quien nos trae la Vida. Las mujeres también, están en esa etapa educativa para comprender a lo que Dios les estaba mostrando y llamando: ser discípulas de la Pascua del Señor. Presentar el tema de la Resurrección es sostener nuestra esperanza en las promesas que se hizo desde siempre, pero particularmente en la experiencia de Jesús, que tenía que padecer, morir y resucitar. No es fácil creer todo lo que Él dijo, pero es necesario dar ese paso. Estas mujeres serán las primeras mensajeras de la Resurrección, pero irán a chocar como contra un muro ante la incredulidad de los Once y de los otros discípulos. Desde la Resurrección tiene sentido la liturgia que celebramos en conmemoración de todos los fieles difuntos. Esperamos que todos quienes están en el Purgatorio, lleguen a purificarse lo más rápidamente posible y puedan estar contemplando el rostro de Dios para siempre. Nos ofrecemos para orar por ellos en la Eucaristía, para que la Sangre del Cordero les pueda purificar totalmente y gocen de esa visión del rostro de Dios e intercedan por todos nosotros que aún peregrinamos hacia la patria celestial.
Nosotros creemos en la Resurrección, no en la reencarnación, como varias personas que están confundidas empiezan a manifestar. Es la respuesta del amor del Padre al amor y la absoluta obediencia de su Hijo; es el acontecimiento que sella el don de la salvación como vida que brota para siempre del amor de Dios. Por eso justamente, si Jesucristo no hubiera resucitado, vana es nuestra fe, dice san Pablo (cf. 1 Cor 15,17). ¿Por qué buscar entre los muertos al que está vivo? ¡Qué distinta sería la vida en nuestro entorno si se cree en que Cristo está vivo! Y al estar vivo, como ya no está limitado por las categorías espacio-temporales, entonces, podemos decir así: al mismo tiempo puede estar en todas partes, en cada corazón, en cada persona que le acoja y le viva desde lo más profundo de su ser y quiera ser feliz. El creyente sabe que Cristo está vivo y que para Él nada hay de imposible (cf. Lc 1,37).

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