“Felices los ojos que ven lo que ustedes ven”

San Saturnino Obispo y mártir
Vendrá el Señor, mi Dios, y todos los santos con él, y brillará en aquel día una gran luz.
Zac 14, 5. 7

Audios originales tomados de: panversia.com
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Isaías
Is 11, 1-10
Aquel día, 1 saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces. 2 Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor 3 –y lo inspirará el temor del Señor–. El no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir: 4 juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado. 5 La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas.
6 El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá, 7 la vaca y la osa vivirán en compañía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey. 8 El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado. 9 No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar.
10 Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo Responsorial
Sal 121, 1-2.4-5.6-7.8-9
R/. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
Lc 10, 21-24
“Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.”
21 En cierto momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. 22 Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
23 Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! 24 ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!».
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“TANTA ALEGRÍA GENERA EN EL SEÑOR VER A SUS HIJOS QUE CON SENCILLEZ Y HUMILDAD PROGRESAN EN CONOCER CADA DÍA MÁS A DIOS Y SU MENSAJE.”
En el segundo día del novenario, reflexionaremos: “La misión de la familia en la Iglesia y en el mundo”. Nosotros creemos que nuestra familia es imagen de Dios que, en su misterio más íntimo no es una soledad, sino una familia. En la comunión de amor de las tres Personas divinas, nuestras familias tienen su origen, su modelo perfecto, su motivación más bella y su último destino (DA 434). “El amor es el tema más importante, para los hombres y para Dios. Para Él, porque la única fuerza capaz de conquistar el corazón de los hombres es la ternura; y para nosotros, porque en el amor expresamos la fidelidad a nuestros seres queridos y nuestra búsqueda de la trascendencia” (prólogo, Amorislaetitia).
La misión de la familia se orienta a ser una comunidad de vida y de amor (cf. GS 48), y como recibe la misión de cuidar, revelar y comunicar ese amor recibido, reflejando vivamente por la participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo Jesús por la Iglesia su Esposa, tiene en sí esa Gracia para aportar mucho bien a la sociedad. En ese sentido, nos preguntamos si los adultos somos modelos de vida para las jóvenes generaciones por el testimonio y los consejos sanos y prudentes. El poder civil de nuestros tiempos, ¿reconoce adecuadamente la naturaleza del matrimonio y de la familia, la protege y la fomenta como Dios nos enseña y la Iglesia promueve ser fiel?
¿Nuestras leyes de nuestro país previenen con iniciativas favorables para las personas que carecen de tener todo ese bien de una familia? ¿Se les proporciona ayudas específicas y adecuadas a esas personas? Como estamos en un mundo donde contamos con tantos investigadores y científicos, ojalá que tanto los biólogos, médicos, sociólogos, psicólogos, antropólogos, los del mundo de la tecnología y del mundo de internet, puedan ofrecer prestando un gran servicio al bien del matrimonio y de la familia, procurando su sano desarrollo y su inserción en favorecer la vida de la sociedad. Que se unan no para argumentar en contra de la vida y de la familia, sino favoreciéndola en donde se compartan alimentos y condiciones de vida dignas para todos los seres humanos del planeta.
En este texto se aclara el contenido de la misión que los discípulos de Jesús deben llevar a cabo. Es que pasaron cosas tan profundas y maravillosas con personas muy sencillas y humildes, personas pequeñas a los ojos del mundo. Se nos invita a tener presente que: 1) La misión cristiana, y toda la obra de amor de Jesús entre los hombres, se interpretó desde la caída de Satán (cf. Lc 10,18). Este tema está en el marco de un mito apocalíptico judío, en donde se le presenta al diablo sobre el cielo, aunque sea diferente su lugar y su función con los de Dios, pero entendían que Satán puso su trono en las esferas superiores y desde ahí sigue dominando el paso de los seres humanos sobre el mundo. ¿Qué conclusión sacamos de esto? Que la prédica de Jesús y de su Iglesia presentan a Satán derrotado, destronado, cae sobre el mundo perdiendo su poder sobre los hombres; tal vez podemos ver Ap 12 en donde se lo ve derrotado en la totalidad de la historia; por tanto, la misión cristiana es el acontecimiento cósmico donde se juega el destino de la Presencia de Dios y la derrota del malo. 2) En este contexto se mueve la función de los misioneros quienes son capaces de vencer el mal del mundo. ¿Por qué se les proclama dichosos los bienaventurados? Porque experimentan la plenitud mesiánica que los viejos profetas y reyes de Israel habían anhelado (cf. Lc 10,23-24); pero lo más maravilloso es el encuentro con Dios porque sus nombres pertenecen al reino de los cielos (cf. 10,20). ¿Puede haber algo más profundo que la victoria de los misioneros de Jesús sobre las fuerzas de Satán? Es lo más impresionante. El hombre no es un esclavo de los elementos cósmicos, ni está sometido a los poderes irracionales del mal, ni puede darse por vencido ante la miseria de los otros seres humanos o del mundo. Se interpreta que los enviados de Jesús recibieron el poder de superar la maldición de nuestra tierra, lo que nos lleva a entender con certeza que la victoria está de su lado.
3) De ahí que, se descubre la grandeza de los seres humanos; los sabios suponen que la vida está de su lado, pues creen que son tan fuertes, y por ello rechazan a Jesús y lo que él les ofrece; al final quedan solos. ¿Y los pequeños? Los pequeños están abiertos al misterio de salvación y acogen la Verdad de Jesucristo (cf. 10,21). Pero sólo la humildad (hacerse pequeño) del discípulo hace que descubra al Señor en su día a día. “Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes” (1 Pe 5,5).
4) Jesús alaba al Padre por el don que ha regalado a los pequeños y sencillos (cf. Lc 10,21) que descubren la unión en que los dos están tan ligados (cf. 10,22). Jesús, el Hijo, vino a darnos a conocer al Padre, pero sólo pueden llegar a ello los pequeños, los que tienen un corazón humilde, los que se sienten limitados y necesitados de la Gracia para profundizar en ese conocimiento; no así quienes se creen capaces de llegar a conocer a Dios sólo por sus propios esfuerzos y méritos. En este caso, conocerse es como “estar unido a”, o “estar unidos”. El Padre y Jesús son un misterio de unidad y entrega, al que penetran quienes reciben a Cristo. Tanta alegría genera en el Señor ver a sus hijos que con sencillez y humildad progresan en conocer cada día más a Dios y su Mensaje, como resultado de una entrega total y confiada a su Amor.
Luego de la misión, los setenta (y dos) regresaron muy felices, con tanto gozo porque han visto las maravillas del poder de Dios. La alegría compartida, produce más alegría aún. Compartieron esa alegría luego de evangelizar. Jesús expresó con el gozo del Espíritu porque el Padre ocultó a los sabios y, sin embargo, le dio a conocer a los pequeños, a los humildes, a los que confían en el Señor, más allá de sus fuerzas. Era tanto todo lo que estaban viviendo porque le pusieron al Señor al centro de sus vidas, que desde ese momento sus nombres están escritos en el libro de la Vida. La misión así, es la expansión del amor en donde están unidos el Padre y el Hijo. En ese amor, revelado a los pequeños y humildes para los grandes de este mundo, encontramos el fundamento de la derrota de las fuerzas destructoras de la historia.

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