“El Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados”

San Sabas
Escuchen, naciones, la palabra del Señor, anúncienla en las costas más lejanas. No teman: ahí está su Salvador.
Jer 31, 10; Is 35, 4

Audios originales tomados de: panversia.com
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Isaías
Is 35, 1-10
1 ¡Regocíjese el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! 2 ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
3 Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; 4 digan a los que están desalentados: “¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos”.
5 Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; 6 entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; 7 el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales; la morada donde se recostaban los chacales será un paraje de caña y papiros.
8 Allí habrá una senda y un camino que se llamará “Camino santo”. No lo recorrerá ningún impuro ni los necios vagarán por él;
9 no habrá allí ningún león ni penetrarán en él las fieras salvajes. Por allí caminarán los redimidos, 10 volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo Responsorial
Sal 84, 9abc y 10. 11-12. 13-14
R/. He aquí nuestro Dios; viene en persona y nos salvará
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está cerca de los que lo temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
Y sus pasos señalarán el camino. R/.
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
Lc 5, 17-26
“Hombre, tus pecados te son perdonados.”
17 Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar.
18 Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús. 19 Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, separando las tejas, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús.
20 Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo: «Hombre, tus pecados te son perdonados».
21 Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: «¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?». 22 Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: «¿Qué es lo que están pensando?
23 ¿Qué es más fácil decir: “Tus pecados están perdonados”, o “Levántate y camina”? 24 Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa».
25 Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios.
26 Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: «Hoy hemos visto cosas maravillosas».
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“Es el amigo que ofrece para todos los seres humanos su amistad, por ello, perdona sin pedir nada a cambio, es gratuito. Dios perdona en Jesús y lo sigue haciendo a través de su Iglesia hasta siempre”
Recibió el llamado específico, desde su estado de vida específico, a responder procurando que los hermanos alcancen la vida eterna. La máxima caridad que un creyente puede alcanzar es ser instrumento de salvación del hermano. Ya el papa Francisco nos había dicho que todo bautizado, por la misma unción sacramental, por la presencia del Espíritu Santo en su vida, tiene el envío de llevar esa Buena Noticia a los demás. Anhelamos que al ser miembro pleno del Cuerpo de Cristo, la Iglesia, oriente los asuntos temporales según Dios (cf. LG 31). Tiene derecho pleno de gozar de todos los dones que Dios comunica a través de su Iglesia y el deber de compartir con el mundo la alegría de la novedad permanente de Cristo.
Esta escena nos narra un hecho histórico con intención de mostrar la posibilidad y el sentido del perdón de los pecados dentro de la Iglesia. El pueblo confía en Jesús, sobre todo en su poder de hacer milagros (taumaturgo). Y sobre todo la disputa entre Jesús con los fariseos y doctores de la Ley sobre el perdón de los pecados. La respuesta fundamental en que el Hijo del hombre tiene el poder de perdonar los pecados. El pecado en el Antiguo Testamento se entiende dentro de la tradición sacerdotal, que ve la presencia de Dios como santidad ritual, el pecado será en términos de impureza. Eso explica que el perdón se remite necesariamente a una expiación ritual: A Dios se le ofrece un sacrificio para aplacar su ira, y comprenderlo de vuelta como amable, benévolo y cercano. En la tradición profético-deuteronómica, la presencia de Dios se comprende de forma de alianza, reflejada en el pueblo de modo de justicia interhumana. Así el pecado se dimensiona como opresión y violencia y el perdón está condicionado a la reconciliación de las personas entre sí practicando la justicia. En las dos tradiciones se da el perdón, pues Dios tiene piedad o cuando hay un sacrificio o cuando el hombre cambia de conducta.
Para la línea apocalíptica, el pecado es fuerza absoluta, entonces no hay perdón para los malos porque es inútil expiar por los perversos ya que es imposible conseguir que cambien, ahí la solución es el juicio de Dios para que se dé un orden nuevo para los justos. Notamos que las tres líneas, sacerdotal, profética y apocalíptica suponen que el pecado pervirtió la presencia de Dios sobre la tierra. Como conclusión, el único que puede borrar el pecado es Dios. En medio de esas tres perspectivas aparece lo que Cristo plantea, el perdón de Dios a los perdidos.
Nunca se ha dado, pero en este caso sí, Cristo está en lugar de Dios y proclama su perdón sobre los hombres. Los fariseos protestan, “se plaguean”: sin el intermedio de un sacrificio (contra el ritualismo), sin la conversión previa (contra la exigencia de los profetas) y en contra de todas las certezas de los apocalípticos, Jesús dice: “Tus pecados están perdonados”. Esto es fascinante: Dios no es la pureza ritual ni el juez exacto ni el Señor lejano que prepara la venganza de la historia, pues es el amigo que ofrece para todos los seres humanos su amistad, por ello, perdona sin pedir nada a cambio, es gratuito. Dios perdona en Jesús y lo sigue haciendo a través de su Iglesia hasta siempre.
Jesús así es el signo máximo: Cura al paralítico para que los hombres sepan que Él tiene el poder de perdonar. Toda su actitud de hacer milagros es una señal que garantiza que está perdonando y lo que dice lo hace. Aunque el milagro más grande es que la persona crea, que se convierta. En el caso del texto de hoy fue fundamental la intercesión de los hombres que hicieron posible que el paralítico llegara hasta Jesús. No importan los obstáculos que se presentaren, lo fundamental es que lleguen hasta Jesús, por más difícil que parezca, siempre donde hay amor desinteresado e incondicional y compromiso por el hermano necesitado, Jesús obrará maravillas. Hasta hoy día sabemos que existen tantos signos, milagros y conversiones maravillosas, que son motivos para alabar a Dios. Dios nunca ha perdido su poder de sanar, curar, liberar y convertir. Pero siempre enseñamos a la gente que ojalá si empiezan a venir detrás de los milagros para sus vidas, terminen caminando toda su vida detrás del Señor de los milagros. Eso es y será el milagro más grande que puede pasar en la vida de una persona. Enseñemos a los hermanos, miembros del Pueblo de Dios, a ser y sentirse discípulos misioneros del Señor para que nuestros pueblos en Él tengan vida.

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