“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”

La Inmaculada Concepción de Santa María Virgen
Desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque él me visitó con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia, como una esposa que se adorna con sus joyas.
Is 61, 10

Audios originales tomados de: panversia.com
Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis
Gn 3, 9-15.20
Después de que hombre y mujer comieron del fruto del árbol prohibido, 9 Dios el Señor llamó al hombre y le preguntó:
—¿Dónde estás?
10 El hombre contestó:
—Escuché que andabas por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí.
11 Entonces Dios le preguntó:
—¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? ¿Acaso has comido del fruto del árbol del que te dije que no comieras?
12 El hombre contestó:
—La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.
13 Entonces Dios el Señor le preguntó a la mujer:
—¿Por qué lo hiciste?
Y ella respondió:
—La serpiente me engañó, y por eso comí del fruto.
14 Entonces Dios el Señor dijo a la serpiente:
—Por esto que has hecho, maldita serás entre todos los demás animales. De hoy en adelante caminarás arrastrándote y comerás tierra. 15 Haré que tú y la mujer sean enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón…
20 El hombre llamó Eva a su mujer, pues ella fue la madre de todos los que viven
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo Responsorial
Sal 97
R/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. (o bien, El poderoso ha hecho obras grandes por mí)
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los Efesios
Efesios 1, 3-6. 11-12.
3 Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, 4 y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
5 El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
11 En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano –según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad– 12 a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
Lc 1, 26-38
“Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.”
En aquel tiempo, 26 el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
28 El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». 29 Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
30 Pero el Angel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. 31 Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; 32 él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».
34 María dijo al Angel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?».
35 El Angel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.36 También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, 37 porque no hay nada imposible para Dios».
38 María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho».Y el Angel se alejó.
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“María es tipo, figura y modelo de la humanidad redimida, ella es la realización plena y anticipada de toda la Iglesia.”
El versículo más importante para la fundamentación del dogma de la Inmaculada Concepción es Lc 1,28: «El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: ´¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo´». Esta salutación inicial del ángel se presenta en un contexto en que se invita a la hija de Sión, Jerusalén, a la alegría desde una perspectiva de futuro (cf. Sof 3,14-15; Zac 9,9; Joel 2,21). Una referencia explícita a la Hija de Sión, a quien Dios le manda alegrarse por las obras que realizará en ella. La “llena de Gracia” sería el nombre nuevo de María que nos da a conocer su vocación, su ser y su misión a los ojos de Dios. El mismo Verbo aparece en el Nuevo Testamento en Ef 1,6: «para alabanza de la gloria de su gracia, con la que nos agració en su Hijo muy querido». Para San Juan Crisóstomo, el uso de este verbo en Ef 1,6 significa que Dios nos ha trasformado por esta gracia maravillosa recuperando el matiz del efecto producido en la persona agraciada. En Ef 1,7 explicita en qué consistió esta gracia transformante de Dios para los cristianos: «En él tenemos por medio de su sangre la redención, el perdón de los delitos, según la riqueza de su gracia». Juan Pablo II, en Redemptoris Mater n° 7, trata el tema de la Inmaculada haciendo referencia a este himno de la carta a los Efesios. De este modo, vincula este dogma al misterio de la redención en Cristo común a todos los hombres: “El plan divino de salvación que nos ha sido revelado plenamente con la venida de Cristo es eterno…Abarca a todos los hombres, pero reserva un lugar particular a la ‘mujer’ que es la madre de aquel al cual el Padre ha confiado la obra de la salvación”. Se trata de la redención entendida como perdón de los pecados. En este sentido nos aproxima a la Gracia de la Inmaculada Concepción que el Magisterio la entiende como redención anticipada.
En el contexto del Adviento, esta Solemnidad de la Virgen, puede ayudarnos a pregustar los frutos del Nacimiento de Jesús, nuestro Salvador. Con la Encarnación del Verbo de Dios, quiere restaurar la humanidad caída, herida por el pecado. Y esta obra salvadora comienza ya con la Inmaculada Concepción de María, pues anticipando los méritos de Cristo, la preserva a Ella de todo pecado. María es desde su concepción la “toda Santa”, la “toda Hermosa”. Dios realiza anticipadamente en María lo que quiere realizar en todos los hombres. Así María es tipo, figura y modelo de la humanidad redimida, ella es la realización plena y anticipada de toda la Iglesia.
Para nosotros, del Paraguay, tierra de María, nos inunda de alegría poder celebrar la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Ciertamente con los años se la ve como la reina de los seres humanos en la tierra, pero su realeza está llena de amor, de ternura, de humildad y sencillez; como madre de la misericordia intercede por la salvación de todos nosotros a pesar de nuestros pecados. Tanta historia de amor narrada con palabras y con la vida de incontables personas llenas del favor de Dios por medio de nuestra Madre. En el texto de hoy encontramos que existe una relación al Antiguo Testamento este nacimiento de Jesús, presentado como hijo de David e Hijo de Dios. María es saludada con que Dios la favoreció, la “llena de Gracia”.
El tema de hoy: “La Virgen María convoca a los laicos para encarnar la Palabra de Dios”. Como María, estamos llamados a caminar juntos hacia el discipulado misionero. Así como nosotros somos peregrinos hoy, ella peregrina con nosotros en todas las etapas del camino de la vida. Los padres de la Iglesia afirmaban que la desobediencia e infidelidad de Eva trajo perdición y muerte a la humanidad; María, con su respuesta de fe y obediencia, se convirtió en causa de salvación. A Ella Dios redime de raíz, por singular privilegio de Dios, preservada de la culpa original, preparándola para recibir al Hijo para su misión salvadora (cf. Is 7,14; LG 53).
María asocia su compasión a la pasión de su Hijo Jesús y éste, desde la cruz, llamará a su Madre con el apelativo de “mujer” evocando a la mujer del Génesis, como nueva madre de los vivientes. Con María sentimos el dolor de la cruz, de los pobres, de los desprotegidos, de los “sin tierra”, de ellos abandonados por las instituciones que debían impartir justicia y solidaridad, el dolor de ellos jóvenes sin oportunidades laborales, el de las familias sin apoyo, el pagar impuestos y sin acceder a la atención médica ni medicamentos adecuados, etc. Ella es el “signo grande” (Ap 12,1) del Pueblo de Dios y la “Estrella de la Evangelización” (EN 82).
Se nos invita a recibir a Cristo como María, con su sí; salir para compartir la alegría de haber conocido a Cristo en su vida; disponibles para servir como Ella lo hizo con su prima Isabel; hacerlo todo con alegría, por tener a Cristo en el corazón, pues con Cristo nace y renace la alegría (cf. EG 1); alabar como María, por las maravillas de la acción de Dios, quien la favoreció de modo extraordinario: “¡Grita de gozo, oh hija de Sión, y que se oigan tus aclamaciones, oh gente de Israel! ¡Regocíjate y que tu corazón esté de fiesta, hija de Jerusalén!” (Sof 3,14). María peregrina con nosotros ayer, hoy y siempre permeando nuestra vida de fe, hablando y escuchando en nuestro idioma guaraní; mostrándose en el arte de todo tipo; cantando con nosotros, con los guaraníes; enseñándonos el catecismo, etc.El “alégrate” es una felicitación por captar la mirada de Dios y su favor para acoger su Gracia. Incluso la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María fue expresión de este gran concepto. El “alégrate”, expresa la concreción de la felicidad, ya que en ella se realiza la plenitud de su Gracia, pues Dios ha obrado en María. Esa plenitud de su Gracia es porque Dios la ha favorecido librándola del pecado original y dado todas las virtudes y dones para agradar a Dios. Y tanto le conoce y agrada a Dios, que puede interceder por nosotros para que podamos recibir los favores divinos con mayor facilidad. Alégrate María, porque todo lo que ocurrió contigo es obra de Dios, un gran milagro de la vida para la humanidad entera, pues “no hay nada imposible para Dios”. María se siente traspasada por el Amor de Dios, y responde con humildad que es “servidora del Señor”, su esclava, quien está totalmente disponible para recibir y dar su Amor a la humanidad.
El nombre del niño es dado desde el cielo, porque la misión que cumplirá en el mundo viene de Dios, se llamará Jesús, es decir, el Señor Salva. María no llega a dudar como Zacarías, pero pregunta si cómo sucederá ser Madre ya que ella es Virgen. Ciertamente estaba ya comprometida en matrimonio con José, pero todavía no vivían juntos. Y cuando se le dice que el Espíritu Santo es quien descenderá sobre ella, se muestra dócil, dependiente y entregada totalmente, por ello se dice a sí misma: “servidora del Señor”. El sí de María será fundamental para la concreción de la obra de salvación.
Lo único que nos queda decir es gracias a Dios por el sí de María y por su confianza plena en la voluntad del Señor. María queda desconcertada ante los piropos que le dirigía el Ángel, pero es sobre todo por su suma humildad, quien se considerara indigna de tal merecimiento. Pero es esa humildad de María lo que sedujo el corazón de Dios para favorecerla con tanta alegría en concretar el Amor de Dios.
En el Ángelus del 8 de diciembre de 2019 expresó: “me gustaría destacar también la palabra con la que María se define a sí misma en su entrega a Dios: se profesa «esclava del Señor». El “sí” de María a Dios asume desde el principio la actitud de servicio, de atención a las necesidades de los demás. Así lo atestigua concretamente el hecho de la visita a Isabel, que siguió inmediatamente a la Anunciación. La disponibilidad a Dios se encuentra en la voluntad de asumir las necesidades del prójimo. Todo esto sin clamor y sin ostentación, sin buscar un puesto de honor, sin publicidad, porque la caridad y las obras de misericordia no necesitan ser exhibidas como un trofeo. Las obras de misericordia se hacen en silencio, en secreto, sin jactarse de hacerlas. También en nuestras comunidades estamos llamados a seguir el ejemplo de María, practicando el estilo de discreción y ocultación. Que la fiesta de nuestra Madre nos ayude a hacer de toda nuestra vida un “sí” a Dios, un “sí” lleno de adoración hacia Él y de gestos cotidianos de amor y de servicio”

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