TERCER DOMINGO DE ADVIENTO (GAUDETE)

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO (GAUDETE)
Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense, pues el Señor está cerca.
Flp 4, 4. 5
Audios originales tomados de: panversia.com
Primera Lectura
Lectura del libro del Profeta Isaías
1 ¡Regocíjese el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! 2 ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón.
Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
3 Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; 4 digan a los que están desalentados: “¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos”.
5 Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; 6 entonces el tullido saltará como un ciervo… 10 Volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo Responsorial
Sal 145
R/. Ven, Señor, a salvarnos
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R/.Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la Carta del apóstol Santiago
Santiago 5, 7-10
7 Tengan paciencia, hermanos, hasta que llegue el Señor. Miren cómo el sembrador espera el fruto precioso de la tierra, aguardando pacientemente hasta que caigan las lluvias del otoño y de la primavera.8 Tengan paciencia y anímense, porque la Venida del Señor está próxima.
9 Hermanos, no se quejen los unos de los otros, para no ser condenados. Miren que el Juez ya está a la puerta. 10 Tomen como ejemplo de fortaleza y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según San Mateo
Mt 11, 2-11
“Les aseguro que no ha nacido ningun hombre mas grande que juan el bautista; y sin embargo, el mas pequeño en el reino de los cielos es mas grande que el.”
En aquel tiempo, 2 Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle:
3 «¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?».
4 Jesús les respondió: «Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: 5 los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres.
6 ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de escándalo!».
7 Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: «¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? 8 ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes.
9 ¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta.
10 Él es aquel de quien está escrito: “Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino”.
11 Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“La conversión en Adviento implica purificar o rectificar el objeto de nuestra esperanza.”
“Dámaso fue Papa entre los años 366 y 384. Se distinguió por su celo apostólico, por combatir las distintas herejías que atentaban contra la fe de la Iglesia y por promover y difundir el culto a los mártires. Buscando que los fieles tuvieran una buena versión de la Biblia en la lengua común, el latín de aquel entonces, encargó a San Jerónimo la revisión y traducción de los evangelios a esa lengua. Promovió el culto a los mártires, haciendo grabar las lápidas de las antiguas catacumbas”
(La Liturgia Cotidiana, 11/12/2021, pág. 46).
Este domingo de Adviento se caracteriza por el tema de la alegría (gaudete). Alegría que brota de la cierta esperanza de la venida del Señor. El Señor está cerca, la Navidad está cerca, la salvación está cerca. Esta esperanza en su Venida engendra alegría, gozo en el corazón. “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera d ellos que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”
(EG 1).
Alegría y gozo presentes en la primera lectura, pues la próxima venida de Dios transformará la desgraciada situación del pueblo exiliado en cantos de gozo por el regreso a Jerusalén.
Esta alegría que genera la cercanía de Dios y, por tanto, cercanía de la salvación, puede convivir con una situación presente desfavorable, de injusticia y carencia. Que puede generar ansiedad o desaliento porque todavía no tiene lugar la salvación definitiva, plena. Es necesario en este “mientras tanto” cultivar la virtud de la paciencia o grandeza de alma, recomendada por Santiago, en segunda lectura. Hay que saber esperar sin desanimarse uno ni quejarse de los demás. Al contrario, hay que fortalecer y animar a los demás a seguir confiando, a seguir esperando. Esto es lo que han hecho los profetas que hablaron en nombre de Dios y que son presentados como modelos de esta paciencia o magnanimidad.
La alegría en el Evangelio, es porque Jesús ha venido a traer, en primer lugar, no el juicio de Dios, que sigue vigente pero pasa al fin de los tiempos, sino la misericordia y el perdón. San Pablo en su carta a los Romanos dice que esto es el Evangelio mismo, la Buena Noticia que trae Jesús, el mismo Jesús. Dios ha revelado no su cólera contra el pecador sino su justicia. Pero decir que se ha manifestado la justicia de Dios (cf. Rom 1) es decir que se ha manifestado la bondad de Dios, su amor, su misericordia. ¿Y la conversión que nos pedía Juan el Bautista el domingo anterior para acceder al Reino? Sigue siendo necesaria, pero ha adquirido un sentido nuevo. Primero está la obra de Dios (él toma la iniciativa), la salvación, y después la respuesta del hombre, con la conversión, y no del revés.
La conversión en Adviento implica purificar o rectificar el objeto de nuestra esperanza. La confusión de Juan Bautista surgió porque sus expectativas no coincidían con la manifestación de Dios en Jesús, no entraba en sus esquemas previos. Así, es necesario una conversión, un cambio de mentalidad para entender la lógica de Dios que es la del amor, que salva, cura u perdona primero; que se dona y se entrega totalmente esperando luego nuestra respuesta sincera. La conversión será la aceptación del amor de Dios, de su voluntad de salvarnos, renunciando a la ilusa pretensión de querer salvarnos a nosotrosmismos. Papa Francisco en el ángelus del 15 de diciembre de 2019:
“Esta descripción nos muestra que la salvación envuelve al hombre por completo y lo regenera. Pero este nuevo nacimiento, con la alegría que lo acompaña siempre presupone una muerte para nosotros y para el pecado que está en nosotros. De ahí el llamado a la conversión, que es la base de la predicación tanto del Bautista como de Jesús; y que puntualmente se trata de convertir la idea que tenemos de Dios… Al igual que Juan, nosotros también estamos llamados a reconocer el rostro que Dios ha elegido asumir en Jesucristo, humilde y misericordioso…el Niño que yace en el Pesebre tiene el rostro de nuestros hermanos y hermanas más necesitados, de los pobres que “son los privilegiados de este misterio y, a menudo, los que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros» (Carta a Admirabile signum, 6)”.
Lo contrario de esta verdad sería escandalizarse de Jesús, es cuando queremos encerrar a Dios y su obrar en nuestros esquemas mentales, lo cual es una forma muy sutil de idolatría. Sería encerrar al Dios vivo y verdadero en algunas ideas erróneas que tenemos sobre Dios. Y peor si el ser humano quiere ocupar el lugar de Dios. La opción sería entre sorprenderse o escandalizarse. Escandalizarse sería aquí encerrarse en la propia mentalidad, en la propia idea de Dios, en una moral del sólo mérito, sin aceptar que la salvación es regalo de Dios que nos ofrece por misericordia (cf. EG 112). Jesús declara feliz al que no se escandaliza de él, porque está abierto a Dios, lo deja ser el que “primerea”, el que nos sorprende una y otra vez con su ternura, con su delicado amor buscando incansablemente nuestro bien, no teniendo en cuenta el mal, llamando a todos a la conversión por amor. Es sorprenderse, aceptar y vivir en la pastoral esta pedagogía de Dios, quien con constante creatividad divina nos ama. No olvidar que “toda auténtica acción evangelizadora es siempre ‘nueva’” (EG 11).
El Papa Francisco aconsejó a los participantes en la 36 Congregación General de la Compañía de Jesús, el 24 de octubre de 2016: “Pedir insistentemente la consolación”. Les explica que, en las dos Exhortaciones Apostólicas, Evangelii gaudium y Amoris Laetitia, y en la Encíclica, Laudato si’, insistió en la alegría. Les decía, entre otras cosas, que “una buena noticia no se puede dar con cara triste. La alegría no es un plus decorativo, es índice claro de la gracia: indica que el amor está activo, operante, presente”.

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