“Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz.”

Santa Adelaida
Tú estás cerca, Señor, y todos tus caminos son verdaderos. Yo sé, desde hace mucho tiempo, que tú estableciste para siempre tus mandatos.
Sal 118, 151-152

Audios originales tomados de: panversia.com
Primera Lectura
Lectura de la Profecía de Isaías
Is 56, 1-3a.6-8
Así habla el Señor: Observen el derecho y practiquen la justicia, porque muy pronto llegará mi salvación y ya está por revelarse mi justicia.
¡Feliz el hombre que cumple estos preceptos y el mortal que se mantiene firme en ellos, observando el sábado sin profanarlo y preservando su mano de toda mala acción!
Que no diga el extranjero que se ha unido al Señor: «El Señor me excluirá de su Pueblo»
Y a los hijos de una tierra extranjera que se han unido al Señor para servirlo, para amar el nombre del Señor y para ser sus servidores, a todos los que observen el sábado sin profanarlo y se mantengan firmes en mi alianza,
yo los conduciré hasta mi santa Montaña y los colmaré de alegría en mi Casa de oración;
sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar, porque mi Casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos.
Oráculo del Señor, que reúne a los desterrados de Israel: Todavía reuniré a otros junto a él, además de los que ya se han reunido.
P/ Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Salmo Responsorial
Sal 66
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben
Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confinas de la tierra. R/.
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según San Juan
Jn 5, 33-36
“el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo.”
En aquel tiempo Jesús dijo a los Judíos: ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad.
No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes.
Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo.
Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado.
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
“Ayudemos a que esa vida de Dios se comunique a las almas, seamos ese instrumento del que Dios se valga para llegar al corazón de las personas.””
Para entender el texto de hoy, referiremos otros, que vinculan al tema y la continuación del Evangelio de hoy hasta el versículo 47 inclusive. Cuando alguien da testimonio de sí mismo, puede considerarse como algo interesado, incluso no válido para un proceso judicial. El evangelista Juan nos presenta en 1,17-30, el testimonio de auto-revelación dado por Jesús a favor de sí mismo. Para que ese testimonio sea válido, se debe garantizar por una serie de otros testimonios, es lo que trataremos ahora. El testimonio que da Jesús a su favor es válido. Su testimonio no puede ser independiente del otro, del Padre (cf. Jn 5,32). Si Jesús es el enviado del Padre, quien lo refleja perfectamente, que no actúa por cuenta propia sino determinado únicamente por la voluntad del Padre, se sigue que en un único testimonio concluye la voz unánime de dos personas. En la ley judía esto significaba validez de un testimonio.
Además del testimonio del Padre, está el del Bautista (cf. Jn 1,7-8.19.32.34). Todo lo que Juan negaba de sí, lo afirmaba de Jesús: el Mesías, la Luz, el Profeta, el más fuerte, el preexistente, etc. Entonces ya es el segundo testimonio. Y luego están las mismas obras de Jesús, los signos, los milagros, que fueron hechos “para que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo tengan vida en su nombre” (Jn 20,30,31) ¿Cuál es lo central en las obras de Jesús? Sus obras atestiguan que ha sido enviado por el Padre, él no es una segunda autoridad de manera independiente del Padre (cf. Jn 5,17-30). También hay un testimonio que da directamente el Padre, que no es perceptible por un observador sin fe (cf. 1 Jn 5,9-10); de ahí que los judíos no pudieron acoger, por no tener fe en Jesús. El último testimonio lo ofrecen las Sagradas Escrituras, el Antiguo Testamento, con el último representante, Juan el Bautista. En varias partes encontraremos hablar del Mesías, el Salvador.
Los judíos estudiaban las Escrituras para garantizarse la vida eterna y las Sagradas Escrituras hablan de Jesús, a quien ellos rechazan. Es una contradicción. Por eso, Jesús luego de defenderse pasa a atacar, les saca en cara que sus aspiraciones son puramente humanas, es decir es antropocéntrico; se preocupan de la buena fama, de la estima, del honor y la gloria humana. La gloria que Jesús tiene no es humana, sino la que el Padre le da al ser enviado para traernos la salvación. La aspiración de Jesús es teocéntrica, por eso los judíos no se unen a esta situación y no lo recibieron. Podrían recibir a cualquier otro que viniese en su nombre, toda vez que se sitúen en el nivel de sus aspiraciones humanas. Es más, Jesús no necesita ser un acusador de los judíos, ya que Moisés cumplirá este rol, pues Moisés dio testimonio de Cristo.Entonces dan testimonio de Jesús: Juan el Bautista, el Padre Dios, las Sagradas Escrituras y las obras que Jesús mismo las realiza. Testimonios y testigos muy cualificados dan testimonio a favor de Jesús y no convencen a los judíos sobre la verdad de las afirmaciones de Jesús, entonces, la conclusión sería que no quieren escuchar el testimonio de Dios porque están cerrados a la fe, encerrándose en su orgullo. En este sentido será importante para nosotros dar testimonio a favor de Jesús, pero no porque Él necesite de nuestro testimonio, sino porque nosotros necesitamos vivir dentro del ámbito de la vida para alcanzar la salvación que ya está dada, pero que es necesario antes decirle sí con gestos y palabras.
Lo que Jesús dijo de los judíos que nunca escucharon la voz del Padre es muy triste y fuerte, además les dice que “su Palabra no habita en ustedes” (Jn 5,37), justamente porque se cerraron a que la Gracia obre en sus corazones. Jesús vino para que tengamos vida y vida en abundancia (cf. Jn 10,10), que sólo se logra tenerla cuando la Vida de Dios plenifica nuestra vida, es decir, esa vida eterna ya comienza “en nuestro aquí y ahora” en la medida en que vivamos en Gracia de Dios. Ojalá que ayudemos a que esa vida de Dios se comunique a las almas, seamos ese instrumento del que Dios se valga para llegar al corazón de las personas.
Nuestra vida cristiana debe dar testimonio claro de Jesús. Imaginémonos que la razón por la que vino Juan el Bautista al mundo fue dar testimonio de Jesús, nuestra razón debe ser dar ese testimonio haciendo que el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesús llegue a los corazones del mundo entero. Seamos los portadores de Jesús, mejor aún, seamos Cristo mismo en medio de las tinieblas de la incertidumbre y adversidades. Llevemos la vida de Cristo, iluminando cualquier situación que se nos presente en la historia.

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