En este día la Iglesia celebra fiesta solemne por todos aquellos difuntos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. Por eso es el día de «todos los santos». No se festeja solo en honor a los beatos o santos que están en la lista de los canonizados y por los que la Iglesia celebra en un día especial del año; se celebra también en honor a todos los que no están canonizados pero viven ya en la presencia de Dios.

Patriarcas que fuisteis la semilla
del árbol de la fe en siglos remotos,
al vencedor divino de la muerte,
rogad por nosotros.
Profetas que rasgásteis inspirados
del porvenir el velo misterioso,
al que sacó la luz de las tinieblas,
rogad por nosotros.

Almas cándidas, Santos Inocentes
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado,
rogad por nosotros.

Apóstoles que echasteis en el mundo
de la Iglesia el cimiento poderoso,
al que es de la verdad depositario
rogad por nosotros.

Mártires que ganásteis vuestra palma
en la arena del circo, en sangre rojo,
al que os dio fortaleza en los combates,
rogad por nosotros.

Vírgenes semejantes a azucenas
que el verano vistió de nieve y oro,
al que es fuente de vida y hermosura,
rogad por nosotros.

Monjes que de la vida en el combate
pedísteis paz al claustro silencioso,
al que es iris de calma en las tormentas,
rogad por nosotros.

Doctores cuyas palmas nos legaron
de virtud y saber rico tesoro,
al que es raudal de ciencia inextinguible,
rogad por nosotros.

Soldados del ejército de Cristo,
Santas y Santos todos,
rogad que perdone nuestras culpas
a Aquel que vive y reina entre vosotros.

Amén

Autor: Gustavo Adolfo Béquer

Oh Dios, te proclamamos
el único admirable y el solo Santo entre Todos los Santos.
Nos alegramos de celebrar en este día la solemnidad de Todos los Santos.
Ellos te ven cara a cara, gozan de tu belleza y gloria, y oran por nosotros, peregrinos hacia el Cielo.
Concédenos por esa multitud de intercesores caminar alegres y guiados por la fe, hacia la Jerusalén del Cielo, donde ellos con su ejemplo alimentan nuestra esperanza e interceden por nosotros.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
porque comenzaste a reinar
y llegó el tiempo de dar el galardón a tus siervos
y a todos los santos.
Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.
Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
Demos gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Admirable es tu nombre, Señor,
a tus Santos, Señor, les enseñaste el sendero de la vida;
ahora los sacias de gozo en tu presencia.
Alegrémonos en el Señor al celebrar este día
la solemnidad de Todos los Santos,
por la cual se alegran los ángeles y alaban al Hijo de Dios.
Señor, gloria y felicidad de todos los Santos,
Dios de la paz y el amor
otórganos tus bendiciones eternas,
y que por intercesión de todos los Santos
nos veamos libres de todo mal
y auxiliados en nuestras necesidades,
y, alentados por el ejemplo de su vida,
perseveremos constantes en servicio tuyo y de los hermanos,
para que un día podamos reunirnos con los santos
en la felicidad del Reino,
donde la Iglesia contempla con gozo a sus hijos
entre los moradores de la Jerusalén celeste.
Dios todopoderoso y eterno, escucha nuestras suplicas,
y concédenos, por esta multitud de intercesores,
la deseada abundancia de tu misericordia y tu perdón.


ORACION I
En verdad, es justo y necesario
glorificarte siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque hoy nos permites honrar a la Ciudad santa,
la Jerusalén celestial, que es nuestra madre,
donde una multitud de hermanos nuestros
ya te alaba eternamente.
Nosotros, avanzando en la fe,
nos encaminamos con entusiasmo hacia ella,
y nos alegramos al celebrar hoy la gloria
de los mejores hijos de la Iglesia;
en ellos encontramos al mismo tiempo
ejemplo y ayuda para nuestra fragilidad.
Por eso, unidos a ellos y a todos los ángeles,
te glorificamos unánimemente
y te alabamos con nuestras voces, cantando
Santo, Santo, Santo es el Señor
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Oh Dios, te proclamamos
el único admirable y el solo
Santo entre Todos los Santos.


HIMNO
(PEREGRINOS DEL REINO CELESTE)


Peregrinos del reino celeste,
hoy, con nuestras plegarias y cantos,
invocamos a todos los santos,
revestidos de cándida veste.
Estos son los que a Cristo siguieron,
y por Cristo la vida entregaron,
en su sangre de Dios se lavaron,
testimonio de amigos le dieron.
Sólo a Dios en la tierra buscaron,
y de todos hermanos se hicieron.
Porque a todos sus brazos se abrieron,
éstos son los que a Dios encontraron.
Desde el cielo, nos llega cercana
su presencia y su luz guiadora;
nos invitan, nos llaman ahora,
compañeros, nos llaman ahora,
compañeros seremos mañana.
Animosos, sigamos sus huellas,
nuestro barro será transformado
hasta verse con Cristo elevado
junto a Dios en su cielo de estrellas.


ORACION II


Oh Señor Dios nuestro,
nos alegramos de celebrar
en este día la solemnidad
de Todos los Santos.
Ellos te ven cara a cara,
gozan de tu belleza y gloria,
y oran por nosotros,
peregrinos hacia el Cielo.
Concédenos por esa multitud
de intercesores caminar
alegres y guiados por la fe,
hacia la Jerusalén del Cielo,
donde ellos con su ejemplo
alimentan nuestra esperanza
e interceden por nosotros.


HIMNO
(PLÉYADE SANTA Y NOBLE DE MÁRTIRES)


Pléyade santa y noble de mártires insignes,
testigos inmortales del Cristo victimado;
dichosos, pues sufristeis la cruz de vuestro Amado Señor,
que a su dolor vuestro dolor ha unido.
Bebisteis por su amor el cáliz de la sangre,
dichosos cirineos, camino del Calvario
seguisteis, no dejasteis a Jesús solitario,
llevasteis vuestra cruz junto a su cruz unida.
Rebosa ya el rosal de rosas escarlatas
y la luz del sol tiñe de rojo el alto cielo,
la muerte estupefacta contempla vuestro vuelo,
enjambre de profetas y justos perseguidos.
Vuestro valor intrépido deshaga cobardías
de cuantos en la vida persigue la injusticia;
siguiendo vuestras huellas, hagamos la milicia,
sirviendo con amor la paz de Jesucristo.


OREMOS


Dios todopoderoso y eterno, escucha nuestras suplicas,
y concédenos, por esta multitud de intercesores,
la deseada abundancia de tu misericordia y tu perdón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.