“Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo.”

Dice el Señor: “Vengan a beber, ustedes, los que tienen sed; y los que no tengan dinero, vengan y beban con alegría”. Is 55, 1

EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN san Juan (5,1-3a.5-18)
“En seguida el hombre se sanó, tomó su camilla y empezó a caminar”
Se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo “Betsata”, que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, lisiados y paralíticos. Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: “¿Quieres sanarte?”. Él respondió: “Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes”. Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y camina”. En seguida el hombre se sanó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado, y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser sanado: “Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla”. Él les respondió: “El que me sanó me dijo: ‘Toma tu camilla y camina’”. Ellos le preguntaron: “¿Quién es ese hombre que te dijo: ‘Toma tu camilla y camina’?”. Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí. Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: “Has sido sanado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía”. El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había sanado. Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado. Él les respondió: “Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo”. Pero para los judíos esta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti Señor Jesús
MEDITACIÓN
“Él es el Agua que da Vida, es la fuente de Agua Viva. Es Él quien cura.”
Jesús está subiendo de nuevo a Jerusalén. En el Evangelio según san Juan varias veces Jesús está por Jerusalén, no así en los Sinópticos, en donde se dice que hizo un único viaje. Cuando había fiesta de peregrinación, seguramente Jesús subía a la capital religiosa y nacional del pueblo. Al noreste de Jerusalén estaba la piscina, es un dato preciso histórico. Popularmente se creía que el agua de dicha piscina tenía un poder milagroso curativo, que relacionaban con el movimiento de las aguas. Y se creía que el movimiento de esas aguas lo realizaba un ángel.
Se habla de un enfermo que resaltaba por encima de otros, pues hacía 38 años esperando su oportunidad. El evangelista Juan siempre quiere dar un mensaje simbólico con los números. No se puede aceptar que el mensaje sea que no haya esperanza. Lo más probable que en este caso se aluda a los 38 años de peregrinación del pueblo de Dios por el desierto, a los que se le añade 2 años que peregrinaron como castigo, como nos presenta el Dt 2,14, hasta que desapareciesen todas las personas de aquella generación. Por tanto, el paralítico de la piscina simbolizaría al pueblo de Israel, que, después de su larga peregrinación, encontraría a Jesús su Salvador, quien le introduce a la tierra prometida. Luego de 38 años de esperanza “desesperanzada” llegó el cumplimiento de la promesa. Esto tiene sentido, porque el paralítico, a pesar de todo, es decir, el pueblo de Israel, no llega a la fe, sino por iniciativa de Jesús y, luego de curado el paralítico, declara quién lo había hecho, generando que los enemigos de Jesús otra vez se vuelvan contra Él.
Notamos que Jesús toma la iniciativa, provocando en el enfermo el deseo de ser curado, lo que parece que esta iniciativa divina es el interés principal del narrador. Es un encuentro súper significativo entre el que cura y el que es curado. Luego Jesús le pide que no vuelva a pecar, no sea que le pase algo peor. Con esto no le dice que necesariamente la enfermedad es consecuencia del pecado (cf. Jn 9, curación del ciego de nacimiento); tal vez haga referencia al juicio de Dios. El pecado grave, si no se arrepiente y no se convierte, puede llevarle a la condenación. Luego se da un tema dramático porque la curación se realizó en día sábado. En ese día no se podía llevar nada de peso, a lo que el paralítico eludió la responsabilidad mencionando que quien lo curó le dijo que hiciera eso. Precisamente es lo que los judíos buscaban, encontrar a Jesús curando en sábado, pues eso estaba absolutamente prohibido. Es acusado de quebrantar el sábado y se encuentra en una vieja controversia judía. Pues en Gén 2,2-3 dice que Dios descansó el sábado, pero también, es Dios quien sostiene el universo, está siempre activo. Es lo difícil de discernir: ¿cómo compaginar su actividad incesante y su observancia del sábado?
No se podría referir de igual modo una obra en sábado sea a Dios como a los hombres.
Entonces, lo que dice Jesús es correcto, mi Padre no ha cesado de trabajar, por eso yo tampoco puedo dejar de trabajar. En el fondo, Jesús está diciendo, no se puede comparar cualquier acción de un médico, con la acción que Yo estoy haciendo al curar a este paralítico (se saca como conclusión su divinidad). Si el evangelista había dicho que “el Verbo se hizo carne” (Jn 1,14), ya nos indica el concepto cristológico de fondo. Al ser Jesús Dios, cualquier palabra que diga, es acción a la vez, porque al decir algo, sucede en la realidad, su Palabra es viva y eficaz.
El paralítico esperaba la ayuda de alguien para meterse en las aguas sanadoras. Tantos años seguía esperando y nunca se daba la oportunidad de entrar a la piscina. Cuando se da el encuentro con Jesús, quien toma la iniciativa, ya no necesita entrar al agua para curarse, pues Él es el Agua que da Vida, es la fuente de Agua Viva. Es Él quien cura de la parálisis y logra limpiarnos de nuestros pecados, nos ayuda a caminar a pesar de las adversidades de nuestro tiempo.

SÍGUENOS Y AYÚDANOS A CRECER
TE RECOMENDAMOS
Tu donativo es vital para mantener unpasoaldia
